16 | JUNTOS

234 35 1
                                    

Cuando se detuvieron al final del túnel, Daxton estaba aterrorizado. Los Perdedores, en la búsqueda de Bill, cruzaron la rendija y se encontraron con una pila de juguetes que alguna vez le pertenecieron a los niños desaparecidos. Y luego la vieron.

Al principio, los ojos de Daxton no procesaron lo que tenía en frente cuando se posaron en Beverly Marsh. Su pelo rojo se asemejaba a las llamas, ya que sobresalían como si alguien hubiera frotado un globo en las hebras para crear electricidad; su piel era de un pálido fantasmal y sus ojos eran blancos, como si estuviera en un trance. Pero eso no era todo. Los pies de Beverly no estaban en el suelo, sino que colgaban en el aire.

—Mierda —jadeó Richie—. ¿Cómo está suspendida en el aire?

Eddie tragó saliva, alejándose para detenerse solo cuando su linterna iluminó algo más—. ¿Chicos? —murmuró—. ¿Esos son...?

Las palabras desviaron la mirada de Daxton de la parte superior de Beverly y permitieron que se encontrara con lo que nadie quería ver.

—Los niños desaparecidos —dijo Stan—. Flotando.

Alrededor de la montaña de juguetes había cientos de niños a la deriva en el mismo trance que Beverly. Algunos de ellos se estaban pudriendo, dejándolos tan irreconocibles que Daxton nunca sería capaz de saber cuánto tiempo habían estado allí.

Se apresuraron a pararse debajo de la figura de Beverly y se turnaron para saltar e intentar alcanzar sus piernas suspendidas. Ben fue el más frenético, asustado, y Daxton y Mike, siendo los más altos, lo agarraron para que pudiera acercarse a Beverly. Los dedos de Ben comenzaron a rozar sus zapatos, y Daxton le dió un último empujón para que finalmente la agarrara.

Una vez que sus piernas estuvieron lo suficientemente cerca de ellos, Daxton soltó a Ben para que él también pudiera agarrar su extremidad y darle un suave tirón. Ben colocó sus manos sobre el hombro de Beverly y la mantuvo abajo para que no pudiera flotar fuera de su alcance otra vez.

—¿Bev? —preguntó Ben, sacudiéndola suavemente. Beverly no mostraba signos de estar despierta—. ¿Beverly? ¿Por qué no despierta? ¿Qué le pasa?

—Ben —dijo Charlie—. Nosotros no...

—¡No! —gritó Ben, interrumpiéndolo—. Beverly, por favor, ¡vamos!

Ben le levantó la cabeza antes de pasarle los brazos por los hombros para abrazarla con fuerza. La barbilla de Beverly estaba sobre su hombro pero no hacía nada; era como un fantasma, inmóvil en un mundo que continuaba girando de todos modos.

Daxton sintió que se le formaba un nudo en la garganta que no podía tragar. Empezó a creer que tal vez no podían hacer nada para salvar a la chica más valiente que había conocido, pero luego vio cómo Ben se tiraba hacia adelante y besaba a Beverly como si nunca tuviera otra oportunidad. Los otros chicos hicieron un ruido de sorpresa, y Ben se apartó.

Beverly dejó escapar un suspiro pesado, sus ojos volvieron al azul normal a medida que se agrandaban. Ben le devolvió la mirada y sus ojos se iluminaron cuando ella susurró—: "Rescoldo de enero".

—"Allí arde también mi corazón" —respondió Ben en voz baja, con una sonrisa extendiéndose por sus mejillas.

—Cielos —exclamó Richie entre risas, lanzando sus brazos sobre los hombros de Beverly y Ben.

Daxton se rió cuando Mike y Charlie lo agarraron y no tuvo más remedio que unirse al grupo aliviado. Se sentía más como en casa que en cualquier otro lugar en el que había estado. Eddie fue el primero en soltarse y alejarse unos pasos. 

Los labios de Beverly sostenían una sonrisa tensa, pero se desvaneció cuando miró a su alrededor—. ¿Dónde está Bill? —preguntó.

Nadie sabía qué decir. No al principio. Pero luego escucharon una voz tranquila que venía del otro lado de la interminable montaña de trofeos.

DEAD BOY | Richie TozierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora