Diez años después...

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—Papi, ¿mamá es un ángel? —preguntó una niña con cabello oscuro como la noche.
—Claro que lo es —respondió James a la curiosidad de la chiquilla.
—¿Y puede volar?
—No. No es el tipo de ángel que conocemos. Pero sí lo es a su manera —lo miré tiernamente.
—¿Y Jackson y yo podemos ser ángeles?
—Claro que sí. Ya lo son, pequeñines.
—Quiero ser como tú, mami —Jackson me señaló con su dedito y se abalanzó hacia mí para que pudiera sujetarlo.
—Eres perfecto así, tal y como eres —toqué su nariz cariñosamente.
—¿Puedes cantarnos algo, mami? —pidió Sophie, mi hija más pequeña.
—Claro.
Agarré mi guitarra, la que me acompañó en el largo viaje de cumplir mis sueños. Los cuatro nos encontrábamos en una de las góndolas de Venecia. Cantamos todos juntos I won't give up. Esa canción que significó tanto para mí a lo largo de mi vida.
Solo me quedaba una cosa por hacer.
—James, toma. Esto es para ti —se lo entregué envuelto.
—¿Qué es? —preguntó rompiendo el envoltorio de sonrisas con el que lo forré. Me encogí de hombros.
Se topó con un libro rosa pastel titulado El viaje de mi vida. Era el diario que tanto había escrito durante mi aventura, contando cada cosa que me había pasado.

Este libro que tienes en tus manos es mi historia. El que le entregué a James diez años después del incidente en el hospital para que supiera lo mucho que significó para mí en esos momentos.
Sobreviví. Después de todo, de luchar con garras y corazón, sigo aquí.
Fue gracias a papá. Cuando dije que mi oscuridad tenía estrellas, hablaba de él. Lo vi. Me sostuvo de la mano todo ese tiempo en el que pensé que me estaba yendo de este mundo. Gracias a su sonrisa tan brillante y su voz reconfortante, pude volver.
Los nuevos tratamientos a los que me sometí en París hicieron que pudiera resistir los tres días que transcurrieron hasta que Ronald llamó, con la noticia de que se había conseguido unos pulmones nuevos para mí.
Los médicos no encontraron explicación desde la ciencia sobre cómo había sobrevivido esos días, pero yo sí. Fueron mis amigos y mi familia, el amor que lograron transmitirme para darme la fuerza necesaria para salir adelante. Fue papá, que desde donde sea que esté sigue surfeando las olas de la vida junto a mí; Kate, que continúa sonriéndome. Puedo oír aún sus chistes, dándome alegría para vivir. James, quien nunca perdió la fe en que lo lograría; mamá, que apoyó todas mis locuras, más allá de sus miedos; Rose y sus consejos, que me hicieron ver el universo de una manera distinta; Harry, el que me enseñó con su arte todos los colores que puede tener la vida, a pesar de sus grises; Lee, que aunque la alejé de mí en un principio, siguió acompañándome en este arduo camino, y Alex, que me enseñó que hay que vivir alocadamente, reír, disfrutar, sentir intensamente las emociones, y que dejarse llevar y dejar de pensar es la mejor manera para poder divertirse.
Durante la larga recuperación de la operación en la que sustituyeron mis pulmones dañados por unos que sí me servirían, James, repentinamente, me propuso matrimonio. Por supuesto que acepté, y luego de salir del hospital, nos mudamos juntos a Venecia, a esa ciudad tan mágica en la que siempre soñé vivir.
Trajimos al mundo a Jackson y a Sophie, formando nuestra familia, lo que jamás pensé que podría ser posible para mí.



El cáncer me arrebató muchas cosas, pero también me abrió las puertas hacia mis sueños. Me dio una segunda oportunidad para vivir la vida que tanto he querido conseguir. El tiempo no es infinito, se te escapa de las manos sin que logres darte cuenta. Por eso hay que hacer que nuestro paso efímero por la tierra valga totalmente la pena, persiguiendo el sonido de nuestro sueño, luchando para conseguirlo y guardando el recuerdo de los que amamos para llevarlos por siempre en nuestro corazón.
Y luego lo entendí. No se trata de enamorarse de tu mejor amigo, ni de un guapo desconocido en un avión. Se trata de enamorarte de la vida, para disfrutarla, amarla y, lo más importante, vivirla. Ver su belleza, fundirse en ella y hacer una tregua. Te traerá incertidumbre, tormentas de arena donde cerrarás los ojos y confiarás a ciegas que vas por el buen camino. También, a su tiempo, te traerá amor, confianza y salud.
Porque la vida es una locura, un remolino de emociones. Súbete a su tren y no te detengas hasta llegar a tu parada deseada.

FIN.

El sonido de un sueño (¡Disponible en físico!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora