Lo que no ves - Scarzzie

36 "I can't pretend"

Scarlett.

Me levanté de volada, el timbre de casa no dejaba de sonar, joder qué molesto.

—¡Un momento! — grité mientras tomaba una bolsa y comenzaba a guardar todas las botellas de alcohol que estaban vacías, la escondí y corri prácticamente a abrir la puerta.

—Hola— pronunció MaryKate, Rose entró corriendo junto a su primo Madoxx, ni siquiera me saludó y subieron a su cuarto, siempre hace eso.

Intenté sonreír mientras ella pasaba.

—Tienes una cara... — murmuró y asentí comenzando a recogerme el cabello, lo tengo un desastre.

—¿Y tu por qué crees? — respondí un poco enojada, pero no con ella. Ya sabe de quién estoy hablando.

—Si, no te culpo. Hace un rato me llamó y nos lo dijo cómo si nada, mamá me pidió que viniera por ti, sé que los sábados toman té, pero hoy quiere que vayas a almorzar— habló MaryKate y asentí.

Adoro a Jarnett, a pensar qué con Lizzie nos habíamos tomado un tiempo, su familia sigue siendo la mía también.

—Me voy a duchar, y salimos ¿okey? — dije y ella asintió sentándose en el sofá, puse a cargar mi teléfono y fui derecho a la ducha, no quiero que Rose me vea así.

Me vestí y cepillé mi cabello. Fui al cuarto de Rose y ambos estaban viendo una película en el iPad. Saludé a cada uno, cambié a Rose y fuimos en el auto de MaryKate hasta casa de Jarnett.

También estaba Ashley, con Eliza, mi niña, cada vez está más grande. Por suerte, dejo de llamarme mamá, al menos ahora.

Nos sentamos a almorzar, Rose ya come sola, evidentemente. Mientras, hablábamos de los proyectos de Ashley de ahora en adelante, hablamos de mí. En ningún momento tocaron el tema de Elizabeth, y se los agradezco.

Ayude a lavar los platos como siempre, Jarnett fue a retirar unas cosas con MaryKate y los niños, me dejaba solamente a mí y Ashley con Eliza.

—¿Cómo te sientes?— le pregunté mientras nos sentábamos en el patio, bajo la sombra mientras yo cebaba los mates. Ella sonrió de lado.

—No lo sé muy bien, me siento agradecida. Pero hace un mes de cumplió el año de Greg, es un dolor irreparable— murmuró ella y sentí mucha pena, Greg no se lo merecía.

Ellos no se lo merecían, sin embargo, así pasan estos accidentes de mierda.

—Yo sé que soy fuerte por Eliza, mi niña, no pienso dejarla sola, pero al mismo tiempo siento que no voy a superar nunca lo de Greg— terminó de decir y tomó un mate.

Suspiré y miré el césped un poco húmedo por la lluvia que cayó ayer.

—No quiero preguntar cómo te sientes tú, se nota en la mirada— habló y asentí apenas.

—¿Qué dice exactamente mi mirada? — consulté.

—Qué estás triste, cansada, lloras mucho, estás sufriendo demasiado— terminó de decir y me abrazó rápidamente.

Las lágrimas volvieron a escaparse de mis ojos cuando ella comenzó a acariciar mi cabello.

—Disculpa a Lizzie de mi parte, de verdad, ni siquiera habla conmigo ya... no sé qué le pasa— murmuró ella y asentí secándome las lágrimas.

Volvió a su lugar y tomó mi mano.

—Tranquila, ya va a pasar, va a pasar, sólo tienen que hablar— exclamó y negué.

—No quiero verla— confesé y asintió.

Intentamos no hablar de nuestro dolor y concentrarnos en la naturaleza, a Lizzie le encanta la naturaleza, es que todo me recuerda a ella.