15 "Sea of stars"

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Perdí la cuenta de las horas sobre el avión en la número 10, ya no pude seguir contando.

Parezco una momia con esta mascarilla blanca en el rostro. Lizzie ha insistido y ¿quién soy yo para negarme?

Absolutamente nadie. Si me pide que le compre este jet privado, voy a comprárselo.

—¿Vemos nemo? —preguntó y comencé a carcajear. Es la tercera vez que vamos a verla.

—¡Es la tercera vez, Lizzie! —la regañé y carcajeó otra vez.

—Es muy buena, nadaremos, nadaremos, en el mar el mar el mar, qué hay que hacer nadar nadar— comenzó a cantar sonriendo.

Adoro su voz. Es realmente dulce. Podría escucharla cantar todos los días a toda hora. Según ella, sólo es buena en el valet, pero estoy segura si se viera a través de mis ojos sería distinto.

Es buena con los niños, cantando, cocinando, bailando, aunque no es de creer, es buena bailando, muy buena.

—¿Por qué no sacas un álbum? Digo, podrías escribir tus canciones— murmure y negó riendo. No es una mala idea.

—No, ¿cantar? no, la verdad no me llama la atención— contestó y asentí. Puede que no le guste, está bien.

—La que debe cantar eres tú, todo el mundo ruega para que saques alguna canción— me dijo rápidamente.

Reí.

—No, no quiero... meterme en ese mundo la verdad. Suficiente con mi carrera— respondí sonriendo. Ella continuó pintando mis uñas.

—Lo dices ¿por las drogas, el alcohol, las mujeres o toda la mafia que hay detrás? —preguntó concentrada.

Yo lo decía por escribir las letras, pero si, esas son más razones para no hacerlo.

—Si, en parte por eso. Obvio no todos caen, pero no lo sé, no me veo teniendo una discográfica y así— terminé de decir.

Ella asintió sonriendo.

O sea, no es que no me guste la música. Desde pequeña me ha llamado la atención, mi abuela solía cantar antes de que yo durmiera, por eso en primaria comencé a ir a todas las clases de canto que se hacían.

No podía permitirme tomar clases particulares de canto o música porque... simplemente no podíamos. Pagábamos las pastillas de Hunter por su enfermedad en ese tiempo, hoy se ha curado, ha valido la pena.

Mi abuela era la mujer más bella y amorosa de este mundo, nunca he conocido a alguien cómo ella. Solíamos... solíamos pedirle unos dólares o centavos para ir a comprarle su té de frutilla que era muy costoso en ese tiempo, ahorrábamos en la semana.

Ella nos daba todo, por lo cuál todos los viernes con Hunter le pedíamos unos dólares y le comprábamos tres, nunca me voy a olvidar del aroma de la tienda de don Michael.

La hacíamos feliz con tan poco, doy mi vida para que estuviera en estos momentos con nosotros. Mi dulce Dorothy.

Gracias a mi abuela soy todo esto y tengo todo lo que tengo. Todo es por ella.

Me dió en vida absolutamente todo lo que pudo, y con su muerte lo que no pudo.

—Linda, estás... ¿estás bien? —me preguntó Lizzie. Alce mi mirada y sonreí.

—Estas llorando, Scarly, ven aquí— abrió sus brazos. Me levanté de mi asiento y me senté sobre sus piernas para abrazarla.

Lo que no ves - ScarzzieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora