Capítulo 5

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Es viernes.

Puede que en otras circunstancias pensar en el viernes me habría emocionado, en especial por ser un fin de semana largo, pero no es la cuestión. He estado sentada frente a mi ordenador por más de dos horas y mañana, que es sábado, tendré que irme temprano a la mansión de los Doyle frente a la playa con mi equipo de confianza para decorarla y que esté lista para el domingo. Lo único que me consuela es que he sido pagada por adelantado, y ha sido un pago tan generoso que incluso podría retirarme y sólo vivir de las bodas.

Muchas veces lo he pensado. Soy buena en lo que hago, amo ver como las parejas quedan satisfechas y en especial disfruto ver a la novia feliz, porque es su día, pero no me veo lejos de la agencia. Estudié duro para conseguir el puesto que tengo ahora, y tengo un jefe increíblemente flexible que me deja acomodarme acorde a mis necesidades, que no me reclama si tengo que faltar al trabajo por encargarme de los proveedores o la decoración de alguna ceremonia. Y tengo una mejor amiga que no le importa adelantarme el trabajo si el suyo ya está hecho.

En conclusión, me gusta la vida ajetreada que llevo. Uso doce horas al día para trabajar, seis son para mí y duermo cinco horas diarias, seis si no escucho la alarma. No es mucho, tomando en cuenta que es la cantidad de horas -mínimas, casi inaceptables- en las que se considera que debe durar el sueño, pero me conformo con eso, porque es suficiente para estar descansada y estar en mi apartamento, quizás ver algo en la televisión, salir a correr y pasar tiempo con mis amigos.

Sea como sea, esto me gusta. Puede que no me entusiasme tanto estar aquí sentada organizando la fiesta de compromiso de mi hermana, pero dejando eso de lado, me gusta. Estoy satisfecha con la vida que me he construido.

—Entonces eso es todo, Ralph. El domingo antes de medio día. Muchas gracias.

Cuelgo la llamada y me meto en la ventana abierta directamente a Pinterest.

Ralph es uno de mis proveedores de confianza. No importa cuan ocupado esté, siempre tiene tiempo para mí. Ya los últimos arreglos están resueltos, pero no me viene mal revisar la lista para verificarlo.

✔Proveedores.

✔Mobiliario.

✔Minibar.

✔Decoración.

✔Catering.

✔Bebidas.

❌Música.

✔Pastelería.

✔Rincón de deseos.

Me muerdo el labio inferior por lo mal que me va ver esa equis en la lista. Ambrose me dijo que podría simplemente poner música clásica en los altavoces de la mansión, pero yo he propuesto llamar a unos músicos para que la toquen en vivo. Sin embargo, no he obtenido todavía el sí. Dijeron que me llamarían, pero simplemente no ha sucedido.

—¿Bueno?

—¿Ya los buscaste?

Escucho cláxones y mucho ruido de fondo, así que asumo que Sophie ha de estar atorada en el centro de la ciudad. Se supone que llegaría hace menos de veinte minutos, pero parece estar caminando, así que puedo asegurar que no ha encontrado un taxi y debe de estar en camino.

No me extrañaría para nada que Ambrose le regale el último modelo a mi hermana. Al final, tiene dinero, mi hermana no tiene coche y será su esposa. Más bien es raro que no lo haya hecho todavía.

—Estoy en eso.

Pongo la llamada en altavoz y me meto en Pinterest. Sophie me ha pedido que busque ideas para vestidos de damas de honor. No me pregunten porqué ha decidido que quiere que eso sea lo primero en tachar de la lista, pero por su forma tan estricta de pedírmelo, supongo que quiere comenzar por lo menos importante.

Todas esas cosas que nunca me atreví a decirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora