—¿Conrad te está follando?
No hay palabras para lo mucho que deseo ser tragada por la tierra en este momento. Me hundo en mi silla de escritorio y me ahueco la cara con las manos. Estoy segura de que nuestra compañera que está usando nuestra impresora nos ha girado a ver.
—Eres una idiota —susurro.
—Basta, no seas tonta —se acerca a mí, recostada al escritorio y me alienta moviendo sus manos—. Dame más detalles, por favor. Te lo suplico.
Estiro el cuello para cerciorarme de que no hay nadie más oyendo y suspiro.
—Sí, estamos follando.
—Esos no son detalles, Anya. ¿Cuándo fue? ¿Cómo? ¿Es tan bueno como lo imagino? Porque en serio le tengo fe. Y lo más importante, ¿Cómo la tiene? Porque hay tipos que…
—Ya entendí —la interrumpo. No necesito escuchar su retahíla de descripciones sobre penes que ha tenido en su boca o, bueno, dentro de ella—. Fue aquella vez, en el motel. ¡Y no te había contado porque me olvidé!
Los ojos verdes de Carrie me perforan. Se siente traicionada, pero es que bueno, en mi defensa, surgieron muchas cosas como para contarle, aunque no quita el hecho de que ha transcurrido una semana ya de eso.
Sí, una semana.
—Sólo te voy a perdonar si me cuentas todos los detalles.
—¿No basta si te digo que es tan bueno como lo imaginas? —suena esperanzada. No es que no quiera hablar del tema. Hablaría de Conrad en la cama todo el día, pero Carrie es… intensa.
—Un poco. ¿Es de los que folla o hace el amor? —eso último lo dice como si fuera realmente malo— Marshall los varia. Unos días me trata como a una perra y en otros como si fuera mi primera vez. Sigo prefiriendo cuando me trata como a una perra, pero el pobre se siente mal después, así que…
No puedo evitar reírme. Lo cuenta con tanta naturalidad, casi como si estuviéramos hablando de algo mucho más casual en lugar de como son los tipos con los que tenemos sexo, en la cama.
—Definitivamente es de los que folla —le digo. Carrie abre la boca exageradamente antes de abanicarse con la mano.
—Jesucristo, Anya —exclama—. ¿Y ya han hablado?
—No —dudo—. Quiero decir, en la primera oportunidad fue a buscarme para decirme que está loco por mí y bueno, poco después le dije casi lo mismo. No sé dónde nos pone eso, pero tampoco quiero pensarlo demasiado.
Carrie asiente. —Haces bien.
En términos de Carrie Nichols, eso está perfecto, pero realmente las cosas cuando no son completamente claras no terminan muy bien. Aún así, me siento bien en donde estamos. Es una zona segura independientemente de no haber tenido esa conversación donde nos ponemos una etiqueta porque ambos sabemos qué sentimos por el otro.
Y definitivamente, si llegásemos a esa conversación, espero que no sea pronto. Necesito estar completamente segura de que no siento nada por Ambrose antes de estar por completo con él. Es lo que me gustaría que la otra persona hiciera por mí, si las cosas fueran diferentes.
Mi teléfono timbra y lo tomo.
Coco: ¿Hacemos algo esta noche?
Yo: Depende.
Coco: ¿De qué?
Yo: Comida, lugar, hora…
Estoy molestándolo, pero aún así me sigue la corriente, aunque no sepa que estoy mordiéndome el labio para no sonreír.
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Todas esas cosas que nunca me atreví a decir
RomanceAnya, una joven planeadora de bodas, se niega a ayudar en la boda de su hermana, quien está por casarse con Ambrose, el hombre que ella ama en secreto. Luego de que no tenga más remedio que aceptar, se verá obligada a planearlo todo mano a mano junt...