La única ventaja que ha tenido ser una desdichada los últimos días, es que la semana se me ha ido volando. No me pregunten porqué, pero así se siente y así lo fue. Es fin de semana, y tan sólo siento que ayer estaba hablando con Ambrose un lunes por la mañana sobre ser su wedding planner. Esto es un verdadero asco.
Tomo la oreja del vaso y lo quito del hervidor antes de que el agua se caliente demasiado. Chorreo el café y me quedo mirando el proceso, como si realmente me importara no perderme ningún detalle. Últimamente he pasado los días así; presto demasiada atención a cosas que nunca en mi vida productiva con algo más importante que hacer lo haría, me pierdo en mis pensamientos y pierdo la noción del tiempo y de lo que hago en sí. Quizá sea por eso que la semana parece haberse ido volando.
Durante todos estos días, no he hablado con mi hermana. Puede que esté entusiasmada por la boda, pero no hemos hablado de ello ni una sola vez desde que Ambrose me pidió ser la planeadora. Supongo que no tienen prisa, de otro modo mi hermana estaría en mi apartamento hablando sin parar de cuanto desea el vestido más caro y la decoración más sencilla, pero elegante que se me pueda ocurrir. No estoy para nada ansiosa de pasar tiempo con Sophie planeando su boda perfecta, pero se siente como cuando algo muy malo va a ocurrir y sabes que no puedes hacer nada para detenerlo. Sólo queda esperar a que suceda.
Así se siente. Es exactamente lo mismo.
Le doy un sorbo a mi café y mi día mejora un cinco por ciento al quedar satisfecha con el sabor. No suelo echarle demasiada azúcar, pero tampoco me gusta el horrible sabor amargo del café sin él. Reviso en mi despensa en busca de alguna galleta, pero sólo encuentro un pack de galletas de avena todavía sin abrir. Abro las tres bolsas que me han costado casi nada en el supermercado y vierto los pequeños paquetes individuales en el contenedor transparente de tapa morada donde suelo guardar todos los snacks. Finalmente sólo dejo un paquete afuera y me lo llevo conmigo junto al café a la sala.
Mis días libres suelen ser mucho más productivos que esto. O voy a correr o voy al gym o planeo el esquema de ayuda para planear bodas y encargarme de alguna que tenga pendiente. Pero hoy no tengo ganas de correr ni de ir al gym ni mucho menos tengo alguna boda pendiente, excepto la de mi hermana y la de Vera, que se casa en dos semanas y ya los últimos preparativos los he acabado.
Mi agenda está libre, y eso, en otras circunstancias, me habría encantado porque supondría tiempo libre para mí. Ahora se siente como una maldición, porque de otro modo no estaría aquí, de pie en el umbral de mi apartamento, con mi hermana sonriendo de oreja a oreja con un paquete de no sé qué en las manos. ¿Donas, tal vez?
Sabe que odio las donas. Excepto las de Krispy Kreme.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a darte una sorpresa.
—Qué bonito —me fuerzo a sonreír. No, no es bonito, pero mi hermana es tan inocente que no detecta la ironía en mi voz—. Pasa. Estaba desayunando.
Cierro la puerta y pego mi frente a la puerta un segundo antes de recuperar la compostura y seguirla hasta adentro.
—¿Quieres café?
La mueca de asco en su rostro me lo dice todo, y me arrepiento de haberle ofrecido cualquier cosa en primer lugar.
—No tomo café, Ann. Eleva el colesterol, provoca gastritis y produce insomnio. Ya te lo había dicho.
—Eso es porque sólo buscaste las desventajas de tomar café en internet —tomo uno de los cojines y me dejo caer en el sofá con la taza de café en mi mano—. Ayuda a estar más concentrado y previene enfermedades como cánceres y el Parkinson, por ejemplo —le doy un trago y después agrego—. Además, tú no tienes colesterol ni mucho menos gastritis.

ESTÁS LEYENDO
Todas esas cosas que nunca me atreví a decir
RomanceAnya, una joven planeadora de bodas, se niega a ayudar en la boda de su hermana, quien está por casarse con Ambrose, el hombre que ella ama en secreto. Luego de que no tenga más remedio que aceptar, se verá obligada a planearlo todo mano a mano junt...