La palabra motel suena espantosa, pero una vez estamos dentro no puedo quejarme de absolutamente nada. Tenemos un garaje privado. Ni siquiera nos hemos tenido que apear del auto y me ha parecido genial. Quiero decir, si alguien quisiera venir a este sitio y no quisiera ser descubierto es genial porque los empleados ni siquiera llegan a verte la cara.
Me he replanteado la idea de enfrentar mi miedo con tal de no entrar aquí, porque vamos, nadie viene aquí a tomar el té o a ver películas. Lo cual, pensándolo bien, es una pena. El lugar es increíble, y la habitación es una auténtica pasada. Estoy de pie todavía en la entrada inspeccionando todo, a diferencia de Conrad que ha entrado directamente sin siquiera mirar a su alrededor. Es como si no le impresionara.
¿Quizás no es su primera vez en un motel?
La habitación es enorme. Tiene jacuzzi, una cama matrimonial, luces en las esquinas de las paredes de color fucsia y huele muy bien. ¿Pero qué me dicen del horrible sillón tántrico color negro frente a la cama? ¿Y la hamaca a un lado? Mata completamente la comodidad que sentí al principio, porque sólo me recuerda que este sitio en general es donde la gente viene a tener sexo.
Dios mío.
—Podríamos usarlo —la voz de Conrad me llega desde el otro lado de la habitación. Ha encendido la pantalla colgada en la pared. Lo primero que aparecen son las noticias, donde hablan de la onda tropical, pero no le prestamos atención.
Dejo mis cosas en la cama y digo con la voz más seria que puedo:
—Ni lo sueñes. No habrá revolcón.
Conrad chasquea la lengua.
—Tenía esperanzas de que el lugar creara cierta tensión e inspiración en ti.
Lo miro. Tengo una estúpida sonrisa en los labios, y antes de que la malinterprete decido rodar los ojos y sentarme en la cama a revisar mi celular, de espaldas a él. Tienen internet aquí, así que me conecto. Me encuentro con mensajes de Carrie
Carrie♡: Estaba en el baño. ¿Necesitas que te rescate otra vez?
Yo: Mi auto se averió, pero hemos podido pasar a un taller. Sin embargo, hay una onda tropical por esta zona y no conduzco con tormentas.
Presto atención a los movimientos de Conrad. Sigue pasando los canales. Tengo que disimular que no he visto la película porno que ha dejado al menos unos cinco segundos antes de pasar el siguiente canal.
Esto es horrible.
Carrie♡: ¿Entonces qué has hecho?
Yo: Me quedaré en un motel.
Yo: con Conrad.
Veo los puntitos en el chat de que está escribiendo, y por primera vez no quiero ver lo que me va a decir.
Carrie♡: Tienes que estar jodidamente bromeando.
Me meto a la cámara para tomarle una foto al sofá que tengo en frente. El ángulo también incluye a Conrad, pero no se da cuenta. Está revisando su celular ahora mismo.
Carrie♡: Demonios, Anya. Ya me dieron ganas de ir a uno.
Carrie♡: Le diré a Marshall que me lleve. Ese al menos se ve decente.
Me río. Es verdad.
No sé si ha ido a otros moteles, pero en mi caso es la primera vez en uno y no sé si los moteles en general sean todos decentes, pero para ser mi primera ocasión, la experiencia visualmente no ha sido tan mala.
Carrie♡: Esperaré todos los detalles de cómo es ese semental en la cama.
Con ese último mensaje me salgo de la conversación y la archivo. No necesito escuchar nada que tenga que ver con sexo ahora mismo, ni mucho menos tener imágenes bochornosas en mi cabeza. Me siento demasiado cómoda sin importar donde estoy sentada ahora como para que eso se arruine. Al menos Conrad no está haciendo comentarios obscenos. Eso es bueno.
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Todas esas cosas que nunca me atreví a decir
RomansAnya, una joven planeadora de bodas, se niega a ayudar en la boda de su hermana, quien está por casarse con Ambrose, el hombre que ella ama en secreto. Luego de que no tenga más remedio que aceptar, se verá obligada a planearlo todo mano a mano junt...