Capítulo 29

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Pa: Sé que estás en el trabajo ahora, ¿pero podrías dejarlo un segundo y echarme una mano? No tengo idea de qué hacer con tu hermana.

No siento para nada extraño lo último de ese mensaje. Papá nunca supo qué hacer con Sophie, no es ninguna novedad, ella nunca tuvo límites. Nunca supo lo que eran los obstáculos o las reglas, pero absolutamente nada de eso justifica los actos insensibles que ha tenido hasta ahora. Ni aunque papá fuese ausente y flojo, nada justifica las acciones de mi hermana.

Una parte de mí quiere escribirle un mensaje diciéndole que sea un padre estricto, que no quiero ver a mi hermana ni mucho menos tomar el papel que a él le corresponde como padre en este momento. Pero la otra parte, la menos firme, no me deja darle la espalda. Esto no le afecta sólo a Ambrose o a Sophie. Nos afectó a todos los que somos cercanos y sin duda mi padre está lo suficientemente decepcionado como para desanimarse y no saber exactamente qué hacer con ella. No lo culpo, pero a veces pienso que debió ser menos alcahueta.

Yo: ¿Está contigo?

Es absurdo preguntarlo. No tiene a donde más ir.

Pa: Se ha traído sus maletas a la casa, pero no va a quedarse.

Eso hace que mi espalda se ponga erguida. ¿No va a quedarse en casa de papá?  

Yo: Salgo para allá.

Ambrose no ha venido a la agencia hoy ni tampoco ha dejado un aviso a su secretaria. Simplemente no sabemos nada y eso me preocupa. Mi hermana se ha ido con sus maletas a casa de papá, y Ambrose no se presenta; eso quiere decir que lo ha hecho. Me pregunto cómo se dio, que sucedió después.

Eso me da el valor suficiente para tomar mi teléfono y escribir el siguiente mensaje. Ver todos los checks en azul me hacen sentir como una perdedora, porque Conrad ha leído todos mis mensajes pidiéndole que me escuche y que no fue mi intención herirlo y simplemente los ha ignorado todo.

A veces pienso que está exagerando. Pero una parte de mí sabe que si yo estuviera en su lugar también actuaría de la misma manera.

Yo: Sé que seguimos mal, ¿pero sabes algo de tu hermano? Sophie se ha ido a casa de mi padre con las maletas.

Mi corazón trepa hasta mi garganta antes de bajar de golpe a mi estómago cuando miro que está escribiéndome. Espero que conteste uno de los tantos mensajes anteriores, pero su respuesta es directa y concisa.

Coco: No sé absolutamente nada.

No es normal lo mucho que me duele su mensaje.

Escribo un mensaje completamente alejado al tema, preguntándole si va a dejar de ignorarme. Han transcurrido oficialmente tres días desde la última vez que hablamos y sólo porque estamos alejados, tres días se sienten como tres malditos meses y no un par de horas. Pero cuando voy a mitad del mensaje, lo borro y desactivo los datos.

Todavía no he arrancado la mierda desde la base.

—¿Podrías cubrirme?

Carrie me mira con confusión. —¿Cubrirte? ¿Por qué?

—Tengo que ir a casa de papá, es una emergencia.

Aún no le he contado la verdad. No sabe que la boda se ha cancelado, así como tampoco sabe lo que ha hecho mi hermana con Tanner y, por obvias razones, sigue sin entender porque es que lo mío con Conrad se ha ido al caño tan de repente. Pero Carrie no ha hecho preguntas. Supongo que sane que hay algo muy gordo detrás de mis motivos para no haberle contado ya.

—¿Tiene que ver con tu hermanita, el adonis y nuestro jefe que no ha venido a  trabajar? —hace un mohín— No hay que ser muy inteligente para notarlo, ¿qué ocurre?

Todas esas cosas que nunca me atreví a decirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora