1. Un narciso al sol

186 20 131
                                    

El mundo se sentía parado, congelado. La trágica muerte del joven cantante había dejado vacío en los corazones de millones de personas, sin exagerar. La gente realmente lo amaba demasiado, y quién no lo haría.

No se hablaba de otra cosa en las noticias, periódicos, revistas, todo en general. El castaño no veía la televisión desde entonces, no veía nada. No quería. Desde hace una semana, lo único que hacía era darle vueltas a su cabeza, llena de preguntas, de sed de venganza, de justicia.

El funeral era esa misma tarde. Se vestía sin ánimos mientras se miraba al espejo. Se ponía aquel traje que tenía pensado llevar en aquella cena donde le iba a pedir matrimonio, donde iba a sellar su amor con su solecito, para siempre.
Tomó el anillo de las iniciales 'LS' con ambas manos. Lo acariciaba con delicadeza, mirando éste con una mezcla de dolor y melancolía.

— A él le hubiera encantado el anillo...

El ojiazul alzó la vista y observó al ojimiel en la puerta. Vestía un traje negro con corbata azul.

— Me hubiera gustado verlo en su dedo...

El moreno se acercó a su amigo y acarició su hombro.

Mike estaba siendo un gran apoyo para el ojiazul. Estaba para él en todo, le ayudaba a distraerse, lo que hace un buen amigo.
Tenían una buena amistad, más allá de su relación de mánager y cantante.

— ¿Qué flores elegiste para el ramo?
— No elegí ramo. Le pondré un narciso.

Narcisos, los favoritos del castaño. De alguna forma, quería dejar parte de su alma junto a la tumba donde descansaría su amado.

— Son preciosos.
— Lo son.

Dijo eso último con tristeza. El ojimiel abrazó al contrario, el cual fue correspondido.

— Vas a salir de esta hermano, vas a poder. Siempre me tendrás a mi.
— Gracias, Mike...en verdad, gracias.

Los familiares del rizado se encontraban en la iglesia. La madre era la que más afectada estaba. La hermana de Harry, Chelsea, la animaba con tristeza.

El castaño entró y observó el ambiente. Metió sus manos en los bolsillos y comenzó a caminar lento, con la mirada centrada en el suelo. Llegó hasta Danna, la madre del ojiverde, y carraspeó suave.

— Lo siento mucho, señora Styles...yo...la acompaño en el sentimiento.

***************************************

— Bebé, tranquilo, no estés nervioso.
— ¿Se nota mucho?

El menor soltó una risa. Había invitado a su madre a comer. Le presentaría a su novio.

— Le he hablado muy bien de ti. Ella te quiere mucho.
— Esa es la típica frase de las películas y luego resulta de que la suegra odia a su yerno.

Sonó el timbre y el rizado fue a abrir. Una mujer de ojos verdes y cabello rizado y largo se encontraba tras la puerta. Sonrió al ver a su hijo y se abrazaron.

— Hola mamá, me alegro de verte.
— Oh cariño, estás precioso hoy, yo también me alegro de verte.

Le hizo pasar. Junto a la mesa, un tímido joven de ojos azules estaba en posición estática.

— Mamá, él es Louis. Bebé, ella es Danna, mi madre.

Los presentados se miraron a la vez. La mujer sonrió y se acercó al mayor.

— Encantada de conocerte, Louis. Mi hijo no deja de hablarme de ti, de buena forma, está claro.
— Encantado de conocerla, señora Styles.

Ambos se abrazaron. Desde el primer momento, hubo mucho cariño, y eso ponía feliz al menor.

***************************************

— L-lou...hola cariño...g-gracias, ¿p-por qué no te sientas aquí...?
— No quisiera molestar...
— Oh no, por Dios, por favor, toma asiento a mi lado

El castaño asintió y se sentó con Danna.

— M-mi hijo te amaba...
— Lo sé...
— Y sé que tú a él también...
— Lo amaré toda mi vida...
— ¿Sabes? Me alegra saber que vivió más feliz porque estaba a tu lado...

Eso último rompió por completo al ojiazul. Apretó sus ojos levemente mientras asentía con dolor.

Empezó el funeral. Sonaba una pequeña melodía en el organillo de la iglesia. Los presentes tomaban asiento, aquellos que llegaban de último momento.

Todo transcurrió con mucho dolor. Varias personas hablaron, hasta que nombraron a Lou.

— Bueno, me...hubiera gustado, dar un discurso, pero en otro contexto...en una boda, tal vez...porque yo, iba a pedirle a Harry que fuera mi esposo, en verdad... quería pasar el resto de mi vida junto a él... — tomó aire lentamente, le estaba costando hablar — Harry desprendía luz propia, era capaz de alegrarte un día con cualquier cosa, en cualquier momento, en cualquier lugar... él sonreía y me hacía sonreír a mi...como olvidar esos hoyuelos que se le formaban en su carita... — sonrió con tristeza, ya que una imagen mental se hizo presente en su cabeza — la mayor parte de nuestra relación la vivimos escondidos, s-sin poder vernos muy seguido...y aprendí algo de él...muchas cosas aprendí, más bien...

Danna observaba al ojiazul con una sonrisa triste. Sostenía un pañuelo en su mano, cerca de la cara en caso de ser usado.

— Él me enseñó lo que es amar de verdad...lo que es equivocarse y saber asumir las cosas...el que no te afecte lo que la gente dice de ti...pero supongo que todo aquel que te enseña, es el que más necesita aprender...el que más sonríe a la luz, es el que más llora a la oscuridad, el que más baila es el que más lamenta...y no pude verlo en él...no pude ver lo que sufría, no pude escuchar sus gritos...no pude...salvarlo...

Las lágrimas salían. Tomó un pañuelo y limpió sus mejillas y ojos.

— Harry, solecito...después de tanto tiempo trabajando...ahora debes descansar...te amo...

Un rato después, era el entierro. El castaño observaba en silencio. Acariciaba su anillo puesto en su dedo. Desvió su vista hacia otro lado cuando empezaron a meter el ataúd en el agujero cavado previamente. Tarareaba en bajo aquella canción que jamás salió, aquella canción que era suya.

***************************************

El ojiazul estaba solo. Todos se habían ido hace rato. Tomó el narciso y miró la lápida.

— A-amor...traje un narciso para ti...p-para que no te sientas solo a-aqui...te doy parte de mi...

Lo colocó cuidadosamente y observó unos segundos como quedaba.

***************************************

— Bebé, te traje una cosita. ¿Puedes venir un segundo?

El ojiazul salió de la cocina y se dirigió a la habitación. Se encontró con un joven sonriente y un gran ramo de narcisos.
El mayor sonrió de sorpresa.

— ¿Para mi?
— Para ti.
— Oh, solecito, ¡son mis favoritas!
— Lo sé, por eso los traje.
— Nunca te dije cuáles son.
— Tal vez haya estado investigando.

El castaño comenzó a reír, soltando una sonora carcajada. Se acercó a su novio y besó sus labios. Tomó el ramo y sonrió.

— ¿Te han gustado?
— Si, mucho, pero, ¿sabes que es lo que más me gusta?
— ¿Qué?
— Que tú me las has regalado.

Se dieron un beso y se abrazaron. Pusieron las flores en agua y lo colocaron en una buena zona.

— Siempre que vea narcisos, sentiré que estás a mi lado...
— Siempre lo estaré, amor.

***************************************

Salió de sus pensamientos y se quitó las lágrimas con la manga del traje. Sonrió con tristeza.

— Descansa en paz...solecito.




Bueno, aquí estrenando el primer capítulo. Prometo hacerlos más largos esta vez, porque siento que se os hacen cortos. La verdad es que, me lo he imaginado todo y me duele al alma :c.
Si tenéis dudas o cositas así, dejadme un comentario.
Os quiero, bonito día :D

Proyecto Arcoiris (Parte 2 de La Entrevista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora