20. Un juicio

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Pasó un mes desde que las pruebas fueron entregadas a la policía. Se había realizado una gran investigación durante aquel tiempo, que fue suficiente como para llevar a los juzgados a varios hombres.
La mañana siguiente era el primer día de juicio. El cantante y su mánager pasaban la noche en casa del último
El ojiazul se miró al espejo mientras se acomodaba un suéter. Soltó un suspiro y sintió una voz en su espalda.

— ¿Qué ocurre?

El ojimiel miraba con preocupación al mayor. Había sido el único que no le había dejado solo, que siempre había estado a su lado.

— Estoy... nervioso.
— Tienen las de perder, todo saldrá bien.
— Eso quiero creer, pero...todo esto, no cambiará nada...no traerá de vuelta a Harry.
— Sé que él descansará en paz cuando todos ellos acaben en prisión.
— Si, supongo...
— Vamos, ven a la habitación.

El moreno tomó la mano del contrario y le llevó a su cuarto. En este mes, Mike había hecho lo posible por distraer a su amigo del dolor e intentar hacerle claros sus sentimientos.
Cuando entraron a la habitación, el castaño soltó la mano del ojimiel. En la mesita, habían encendidas varias velas, velas de fresa. Aquello hizo molestar y extrañar al cantante.

— Mike, ¿qué es todo esto?
— Unas velitas, para ambientar...
— ¿Ambientar? ¿El qué?

El mánager acercó al mayor hacia él y juntó sus labios lentamente. La emoción del momento le hizo olvidarse de todas las posibles malas consecuencias que traería esta acción. El beso no fue correspondido, sino que el ojiazul fue abrazando de la cintura al menor, separándolo lentamente.

— Mike...no...
— Lou, yo...llevo enamorado de ti desde hace un tiempo y...no te lo dije porque no veía el momento adecuado.
— ¿Y la noche antes del juicio por asesinato de Harry te parece adecuado?

El ojimiel pensó unos segundos y dejó de abrazar el cuello del contrario, avergonzado.

— Mierda, yo...
— Y además, ¿por qué las putas velas de fresa?
— ¿Qué?
— ¿Lo hiciste a propósito?
— ¿Qué? Noo
— Hmm, pues te has pasado.
— No pensé que...
— No puedes hacerme esto, joder.

Se separó al completo del avergonzado chico de ojos miel. Negó varias veces, dispuesto a salir del cuarto, pero una mano tomó su brazo.

— Hey, Lou, espera, siéntate...
— ¿Para qué? ¿Para que me vuelvas a besar como si esto fuera un cuento feliz?
— ¡No! Quiero, disculparme...
— Bien.

Ambos se sentaron en la cama. El moreno jugaba con sus manos, algo nervioso y arrepentido.

— Perdóname...en serio. No pensé con claridad y...me dejé llevar.

El ojiazul soltó un largo suspiro. Pasó las manos por su cara. Permaneció así, sin hablar, durante al menos treinta segundos. Tras incorporarse, miró al contrario.

— Escúchame, Mike. Tú eres una persona maravillosa, de verdad, en todos los sentidos. Eres como un hermano para mí...solo eso...no estoy, listo para una relación, y tampoco quiero arruinar nuestra amistad...lo siento mucho, no puedo ser el hombre que cumpla tus expectativas...ni con el que puedas iniciar una relación. Necesito mucho tiempo para sanar la pérdida de Harry...no creo poder, en bastante tiempo...¿entiendes?

El ojiazul fue lo más sincero que pudo, utilizando las palabras adecuadas para no lastimar a su compañero.
El ojimiel asintió lentamente.

— Si, lo entiendo...dios, en serio lo siento...solo pensé en mi y no pensé en como te ibas a sentir. Tienes razón, nuestra amistad es muy bonita y... seguiré a tu lado ayudándote.
— Yo también estaré para ti...muchas gracias, Mike.

Proyecto Arcoiris (Parte 2 de La Entrevista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora