15. A la luz de la luna

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— Mike, estoy nervioso.
— Lou, tranquilo.
— ¿Crees que sabe mis intenciones?
— Lou
— Tal vez me diga que no
— Lou, hace dos minutos que le escribiste un mensaje para ir a cenar. Dale tiempo al muchacho.
— Está bien, está bien. Estoy nervioso, eso es todo.

El moreno soltó una risa. Un ratito después, el rizado respondió.

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Hoy, 23 de agosto, 18:21

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Solecito <3

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Lou: Hola amor, te apetece que cenemos esta noche? Me gustaría llevarte a un lugar muy bonito. [18:14] ✓✓

Harry: holaaa, siii, a qué hora? [18:21] ✓✓

Lou: A las 9 paso por ti. Ponte guapo, más de lo que vas siempre ;) [18:22] ✓✓

Harry: jajaja, va :) [18:22] ✓✓

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— A las nueve voy a recogerle. ¡Qué nervios!
— Vete a duchar, idiota, o no te dará tiempo, que tú tardas mil años.

El ojiazul soltó una carcajada y corrió rápidamente a ducharse. Duró cuarenta minutos en el baño, estuvo una hora probándose ropa y veinte minutos para peinarse y terminar de arreglarse. Miró la hora: las ocho y media. Salió de la habitación ya vestido. Iba con ropa oscura, pero elegante.

— ¿Qué tal me veo?
— Estás, espectacular. Harry va a quedar impresionado. No se te suele ver muy arreglado.
— Lo sé, lo sé. Él irá mejor que yo. Él siempre viste tan bien. ¿Seguro que me veo bien?
— Completamente.
— Gracias. Ya me voy
— ¿Tienes el anillo?
— ¡No¡

Corrió de nuevo a la habitación. Su amigo reía. Un par de minutos después, volvió a aparecer con la cajita.

— Ahora si.
— Perfecto. Disfruta la noche y, verás como dice que si.

El ojiazul asintió nervioso. Salió de casa y subió a su coche. Soltó un suspiro y agarró el volante. Arrancó el coche y se dirigió a la casa de Harry.
Cuando llegó, llamó y, un chico rizado bien vestido, le abrió la puerta. El mayor quedó boquiabierto, provocando una dulce risa nerviosa del menor.

— Solecito... estás...
— ¿Tan guapo como tú?
— Mucho más.
— Que tonto eres. Los dos nos vemos increíbles.
— Sigo diciendo que tú más.
— ¡Cállate Tomlinson!

Se abrazaron y dieron un beso en los labios. El castaño le dio una vuelta.

— Mírate, te ves tan...dios...tan bonito.
— Ya, bebé...me sonrojas.
— Vente mi amor. Hoy la vamos a pasar muy bien.
— ¿Ah sí? Confío en ti.

Le subió al coche y subió igual. Comenzó a conducir por las iluminadas calles de Nueva York. El ojiverde miraba por la ventanilla.

Proyecto Arcoiris (Parte 2 de La Entrevista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora