17. Un pendrive

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— Mike, deberías decirle lo que sientes.
— ¿Estás loco? Me mandaría a la mierda.
— ¿Cómo lo sabes?
— Porque es muy pronto.

El ojimiel hablaba con su hermano, Michael, sobre su vida sentimental.

— No puedes ocultar tus sentimientos por tu propio cantante.
— Michael, no es el momento. Él es alguien muy especial, pero apenas ha pasado un mes desde que perdió a Harry.
— No va a vivir toda la vida aferrado a él. Deberá pasar página.
— ¡Pero no tan pronto!

El timbre sonó, cortando la conversación entre los dos hermanos. El moreno fue a abrir y vio al castaño.

— ¿Lou? Hola, pensaba que estabas con la señora Styles.
— ¡Es que encontré algo muy importante! ¿Estás...ocupado?
— Oh, no, no. Vino mi hermano de visita, pero puedes pasar.

El ojiazul entró y saludó a Michael. Éste miró a su hermano, que le hizo señas de que se fuera.

— Bueno, yo, debo irme, Mike.

Se acercó al oído del ojimiel y susurró.

— Díselo...

Se fue de allí. El moreno se sentó con su amigo, esperando la gran noticia.

— Encontré esto.

Le dio el diario. El mánager tomó éste y comenzó a leer la primera página. Abrió la boca muy sorprendido, y miró al contrario.

— Es...es...
— Lo es.
— Oh, ¡por Dios! ¿Cuántas páginas hay?
— Con esa, tan solo tres. Una por día.
— Tenía pensado contarte...
— Si. Él estaba, investigando todo. Dios, todo esto duele mucho...
— Hey, tranquilo. Terminaremos lo que empezó...¿leíste más?
— No. La primera página, para mí fue demasiado duro. Su letra...todo.
— Entiendo, pero debemos hacer un esfuerzo, por él.

El castaño asintió y su amigo pasó la página. Comenzaron a leer.

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Querido Lou

Hoy es 22 de agosto. George también sabe lo de la droga. Me dijo que no es la primera vez que lo hacen. Al parecer, uno de los jefes de la discográfica hace este tipo de negocios cada año. Su nombre es Gonzalo Zurich. Él lo sabe, porque a través de aparatos de fotografía, también solían transportarla. Todo esto es una mierda. Tenemos el micro y un testigo fiable. Voy a intentar descubrir más sobre Gonzalo. Hoy tengo una reunión con Bruno y demás, para hablar sobre el nuevo álbum. Aprovecharé para sacar información.
No sabes lo mucho que me duele estar contigo en casa y no poder contarte nada. Me siento sucio, una mierda, por callarme todo, pero sé que cuando leas esto, me ayudarás a hacer justicia.

Te ama, tu solecito.

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— Lou...
— George lo sabe y yo le he alejado de nosotros.
— Podemos, volver a hablarle y...explicarle.
— Si, es lo que debemos hacer.
— Sobre lo de ese tal Gonzalo...por su apellido, me cuadra que se trate de las iniciales de la ficha que nos dio Jeff, el tal “Gzz”.
— Si, tienes razón.
— Antes de leer la última página, me gustaría reunirnos con él.

El moreno asintió y vio como su amigo llamaba a George. Un poco después, respondió.

— ¿Si?
— Hola, George. Soy Louis.
— Vaya, ¿ahora quieres hablar?
— Escucha...lo siento mucho. Estoy con la cabeza llena de mucha mierda, y apenas puedo pensar y fiarme bien de nadie...

Se escuchó un resoplido al otro lado de la línea.

— Si, Louis...entiendo, está bien.
— Encontré el diario de Harry...y dice que tú sabes sobre la droga...¿por qué hablaste conmigo durante este tiempo como si apenas supieras del tema?
— Porque le prometí a tu novio que no contaría nada. Me dijo que él te daría el diario. Cuando supe que estaba muerto yo, pensé que lo mejor era que te enteraras de todo por tu cuenta. Créeme que solo sé lo mismo que tú, ahora.
— Oye...¿te parece bien que nos veamos? Nos eres muy de ayuda y, debemos actuar cuanto antes.
— Sin problema.
— Bien, gracias, George, en serio.
— No hay de que...una última cosa antes de colgar.
— ¿Sí?
— ¿Leíste todo?
— No, aún nos falta una hoja.
— Bien. Léela y voy para allá.

Proyecto Arcoiris (Parte 2 de La Entrevista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora