— ¿De qué querías hablar?
El moreno miraba a su amigo cantante dar vueltas por la casa. Dio un sorbo a su café esperando a que hablara.
— ¿Recuerdas lo que te dije cuándo encontré a Harry?
— Mmmm
— Que estoy seguro de que no se suicidó.
— Lou...hermano, yo entiendo que cuesta creer que no haría algo así...
— Mike
— Pero debes asumir el dolor de que él...
— Mike
— Terminó con su vida, por cuenta propia...
— ¡No digas eso! ¡No se suicidó!Golpeó muy fuerte la mesa del comedor. Respiraba agitado de la rabia. ¿Era tan difícil de entender? El ojimiel pegó un salto cuando sonó el puño del ojiazul contra la madera de roble.
Rápidamente, vio como había reaccionado y agachó su cabeza.— Lo siento...yo...
— Hey, tranquilo. Lo entiendo. ¿Por qué crees que él no lo hizo?
— La carta... — sacó de su bolsillo aquella última nota del rizado — él no la escribió.
— ¿Cómo estás tan se-
— Él no habría firmado como “Harry”, si iba para mí la nota. Hubo un tiempo en el que, por evitar ser descubiertos por nuestras discográficas...nos escribíamos cartas.El castaño desapareció unos segundos de la vista del mánager. Minutos después, apareció con varios papeles. Los puso sobre la mesita de la sala. Se sentó junto al ojimiel.
— Mira. En todas siempre firmaba como ‘Solecito’. Estoy seguro de que mi niño no escribió la última carta.
— Dios, ¿eres consciente de lo que estás pensando?
— Alguien lo mató, Mike. Joder...
— Entonces debemos decirle a la policía, ¿no?
— ¿Qué? No, no, no. Mike, debemos resolver esto por nuestra cuenta. Cuanta menos gente lo sepa, de momento, mejor.
— Está bien...¿qué hacemos?
— Debemos investigar.
— Pero ya limpiaron la casa de Harry. Tenemos todo desde cero.El ojiazul sacó unas llaves del bolsillo.
— Esta noche, iremos a su casa. Debe haber algo que nos ayude.
El moreno asintió.
Esa noche, llegaron ambos a TriBeCa. Habían ido a pie, para evitar cualquier sospecha.
Lou abrió la puerta del apartamento y entraron con cuidado. Subieron al ascensor y llegaron a la casa. Al entrar, un frío le recorrió el cuerpo al ojiazul. Ya no se sentía aquel calor familiar, aquella calma, comodidad. Ahora, se sentía vacío, triste.
Entraron a la que era la habitación del rizado. Todo estaba en su sitio, tal y como se quedó la última vez que estuvieron.
Comenzaron a abrir cajones, armarios, con tal de encontrar cualquier cosa que pudiera servirles como pista.— Oye Lou, ¿qué buscamos, exactamente?
— No lo sé, cosas raras.
— ¿Y qué haremos si encontramos algo?El castaño iba ha hablar cuando escuchó un ruido. Sonó el ascensor. Alguien lo había llamado para subir.
— Mierda, escóndete, Mike.
El moreno, rápidamente, se metió bajo la cama. El cantante se dirigió al baño, escondiéndose en la ducha.
La puerta principal fue abierta.
— ¿Cómo puedes ser tan imbécil, Richard?
— Relájate. Solo es cogerlo y ya, Patrick.Dos hombres discutían bajito mientras se dirigían a la cocina.
— No sé para qué venimos. Total, ella ya pagó para que no se registrara la casa.
El ojiazul escuchaba extrañado. ¿Ella? ¿Quién había pagado para que no viniera nadie aquí? ¿Qué buscaban?
— Bueno, pero siempre puede venir algún imbécil.
— Ajá, cállate y coge ya el frasquito.Lou iba a salir de la ducha cuando escuchó que se acercaban al baño.
— Me estoy meando, espérame abajo.
— No me jodas, Patrick. Mea en un árbol fuera.
— ¿Y pasar frío? No, gracias. Solo será un segundo.Uno de los hombres salió del apartamento. El otro, el tal Patrick, entró al baño. Iba con pasamontañas, por lo que no se le podía reconocer. Comenzó ha hacer sus cosas mientras silbaba.
El cantante escuchaba asqueado. Minutos después, Patrick salió de allí.El ojimiel se acercó a dónde estaba su amigo.— ¿Lou, qué pasó?
— Maldito cerdo, no se lavó las manos después de mear.
— ¿Quiénes eran?
— No lo sé. Al parecer, esos tipos dijeron que una mujer pagó porque nadie revisara la casa. Dijeron también algo de un frasquito, que se llevaron.
— ¿Qué? Dios, ¿y si, en este frasco, estaba el veneno?
— Joder, vamos.Ambos salieron del baño. Se acercaron a la cocina. Ninguno había dado la luz. No tendría gracia que les pillaran desde fuera, con la luz en la casa de un muerto.
El ojiazul se agachó con cuidado y encendió la linterna de su teléfono. Con un dedo, tapó un poco esta, para que no se viera tanto. Pasaba la luz por el suelo, hasta que vio un pelo.
— Mike, Mike. Tengo un pelo. Rápido, trae del baño las pinzas.
El ojimiel fue a donde le mandó su amigo. Se las dio y el castaño agarró el pelo con estas.
— ¿Harry tenía bolsitas zip?
— En el segundo cajón.Sacó una bolsita y metieron el pelo dentro. Se miraron y salieron del apartamento. Volvieron a la casa del cantante.
— ¡Tenemos una prueba!
— Pero debemos llevarlo a que lo examinen y digan de quién es, y eso implica involucrar a más gente.
— No, de eso nada, Lou. Tengo un amigo que trabaja en un laboratorio de fertilidad y paternidad. Puede decirnos de quién es el pelo.
— ¿Si?
— Si. Yo me encargo de esto. Le escribiré, y en estos días, tendremos al dueño de ese cabello.El cantante asintió y le dio la bolsita. Mike se fue, dejando a Lou solo.
Miró el reloj, las 4 de la mañana. No podía pegar ojo. Salió al balcón con un cigarrillo. Lo prendió y comenzó a fumar. Miraba las estrellas pensativo...***************************************
— ¡Aquí estás! ¿Qué te dije yo de fumar? No te hace bien a tus pulmones, bebé.
— Oh, solecito. Solo es uno. Hoy fue un día estresante.Había tenido una entrevista, donde le preguntaron por la ruptura con Ellie. Era un caos. Recibía mucho odio de parte de mucha gente, llamándole de todo.
El rizado se acercó y abrazó por detrás a su novio.— Debes ignorar a todos aquellos que no aportan nada positivo a tu vida...
— Entonces estaría sin discográfica.
— Ay bebé...ellos saldrían perdiendo, realmente. Tener a Louis Tomlinson en tu marca es lo mejor que te puede pasar.El ojiazul sonrió y negó para mirar a su amado. Besó sus labios y apagó el cigarro.
— Siempre consigues evitar que fume, maldito niño rizado.
— No quiero que te dañes la salud.
— Vaya, ¿así que alguien quiere aguantarme mucho tiempo?El ojiverde soltó una risa y abrazó del cuello al mayor. El contrario tomó su cintura con suavidad, riendo de igual manera.
— La verdad es que si...quiero tenerte aquí más tiempo, y fumando solo consigues disminuirlo.
— Mmmm, lo pensaré...eso de dejarlo.
— Así me gusta...***************************************
Miró el cigarrillo y lo apagó. Tapó su cara soltando un suspiro. Miró de nuevo las estrellas y sonrió con los ojos cristalizados.
— Te encantaba salir a este balcón...te encantaba tomar aire fresco en las noches. Aún recuerdo como tus rizos se movían lentamente. Mi solecito...
Entró de nuevo a la habitación, y trató de dormir, aunque fueran unas horas.
Él estaba seguro de que le habían arrebatado a su amado e iba a hacer lo que hiciera falta para hacer justicia...Siempre me han gustado las novelas detectivescas, de investigación, de misterio. Siempre que tengáis dudas, ya sabéis que podéis dejarme comentarios y yo os contesto encantada.
Os quiero, bonito día :D
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Proyecto Arcoiris (Parte 2 de La Entrevista)
Fanfiction¿Fue un accidente? ¿Fue intencionado? ¿Quién está detrás del proyecto arcoiris? Avanza por el lado oculto de la industria, adentrándote en los secretos de aquellos que no quieren que salga a la luz...