19. Hijo de distinta sangre

64 12 60
                                    

La noche parecía no tener fin. El ojiazul daba más y más vueltas, sin encontrar paz aún. Sentía que estaba haciendo lo correcto y, a la vez, se sentía una basura. Su mente estaba dividida en dos.
Su amigo era consciente de las miles de vueltas que daba el cantante, provocándole que despertara.
Frotó leve sus ojos y observó al castaño.

— Lou...¿qué hora es?
— Las tres de la mañana.
— Por dios, duerme algo, por favor.
— No puedo, Mike.

El moreno encendió la pequeña lámpara de la mesita de noche. Se sentó en la cama e indicó a Lou que se sentara.
El mayor obedeció y se sentó. Nadie hablaba, solo había silencio, hasta que el mánager decidió hablar.

— Crees que le estás fallando, ¿verdad?

El ojiazul soltó un suspiro y asintió mirando la cama.

— Hey, mírame.
— ...
— Lou, mírame.
— ¿Mmm...?
— Escúchame. Estás haciendo bien las cosas. Te metiste en muchos problemas por resolver el caso. Todo va a salir bien.
— ¿Y si las pruebas no son suficientes para demostrar que lo asesinaron? Yo denuncié que lo mataron, pero no hay pruebas exactas de que fuera nadie.

Sintieron de nuevo que volvían al principio de la historia.
Lou se preguntaba una y otra vez, cómo es que pudo haber sido todo...

***************************************

— ¿Si?
— Soy Bruno.
— Ah, pasa, pasa.

El hombre entró a la oficina de Sarah. Ella, estaba reunida con Robert Klint, el dueño de la discográfica de Harry, con Sheldon Collins, Gonzalo Zurich y varias personas importantes.

— ¿Qué sucede? — la voz ronca de Mark apuntó hacia el mánager del rizado.
— Tenemos un problema.

Todos miraron a Bruno, que tomó asiento junto a ellos.

— Habla.
— Debemos parar de traficar.

La mujer negó y se levantó, pero la voz del jefe la hizo sentarse de nuevo.

— ¿Ahora? Imposible.
— Harry sabe lo de la droga.
— ¡¿Qué?! ¿Cómo coñ-
— Le descubrí en el almacén, viendo los micrófonos.

Mark golpeó con fuerza la mesa con su puño, provocando un salto en todos los presentes.

— ¡¿Y me lo dices ahora?! ¡¿Hace cuanto lo sabes?!
— Hace casi una semana.
— ¡Maldito imbécil, debiste decírmelo! ¡¿Dónde está Richard?! ¡Traedme a Richard!

Un hombre salió a buscarle. Bruno tragó saliva.

— L-lo siento, jefe.
— Y tanto que lo sientes. Ahora, deberás tú ejecutar el Proyecto Arcoiris.
— ¿Q-qué? No, no. Usted sabe que nunca estuve de acuerdo.
— No me importa en lo que estés de acuerdo. Mañana, quiero a Harry fuera de nuestros planes. Ya te sabes todos los protocolos, por mucho que lo evites.

Todo aquello vino desde hace tiempo, mucho tiempo. Cuando Harry y Louis empezaron a salir, los jefes estuvieron al tanto. Tanto Sheldon como Mark, temían por la perdida económica, por lo que pusieron en marcha el famoso Proyecto Arcoiris. Aquel protocolo fue el motivo de los stunts, de causar rumores falsos para la prensa, entre otros. Bruno jamás estuvo de acuerdo con aquello. A raíz de eso, amenazó con contarlo todo a los medios. Mark le ofreció rápidamente sacarse dinero en negro, de forma eficiente. Él aceptó, ya que, al fin y al cabo, si era un interesado con tener ganancias. El jefe le presentó a Gonzalo Zurich, encargado del tráfico de drogas a través de equipo electrónico. Firmó con Mark para distribuir la droga a través de los equipos de música que adquiria la discográfica, llegando a Richard, el dueño de micrófonos que usaba Harry.
Rápidamente, Bruno se involucró a fondo con ellos, siendo, en parte, encargado de guardar silencio y hacer inventario. Ganaba una parte de los beneficios.

Proyecto Arcoiris (Parte 2 de La Entrevista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora