23. Un recuerdo en el alma

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— ¿Hace cuánto no lo ves?
— Hace casi dos años, exactamente.

El moreno hablaba con su actual pareja, Peter, que conducía un coche por las calles de, no diremos el nombre pero, algún lugar de Europa.

— ¿No habéis tenido, comunicación, ni nada?
— No. No hasta la semana pasada, que fue cuando me dijo de venir aquí.
— ¿Y cómo es que pasó tanto tiempo?

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El moreno escuchó el timbre. Hacía un mes que el juez había dado un veredicto.
Habían metido en la cárcel a aquellos que traficaron con drogas. Se cerró el caso como asesinato al cantante Harry Styles. La discográfica Shellins estaba arruinada.
Abrió y vio al castaño. Se le veía aún bastante mal.

— Hola, Lou, ¿pasó algo?
— No puedo más con esto, Mike.
— ¿Qué?

Le hizo pasar. Se sentaron en la mesa del comedor.

— Mi carrera, no...no estoy listo para continuar. Necesito algo de tiempo para mí, para sanar un poco. Presenta esto a la discográfica, por favor.

Le tendió un papel. En él presentaba un comunicado sobre su decisión. El mánager asintió.

— Yo te apoyo, Lou, no te preocupes.
— El tiempo me vendrá bien para irme, lejos. Me llevaré a Oliver y me enfocaré en él.
— Me parece bien. Ganaste la custodia completa y, sé que recibirá una buena educación. Pues, espero que disfrutes de ese tiempo y puedas sanar. Cualquier cosa, escríbeme, ¿vale?

El ojiazul negó lentamente y se levantó.
El menor repitió la acción. Se dirigieron a la puerta.

— No, Mike... necesito estar solo...te escribiré cuando me sienta mejor.
— ¿Y eso cuánto tiempo es...?
— No lo sé, amigo...
— Bien, lo respeto. Aquí estaré cuando estés mejor.

El cantante sonrió con tristeza y lo abrazó. El contrario correspondió la muestra de cariño.

— Eres un buen amigo, Mike. Gracias por haberme ayudado todo este tiempo. De no haber sido por ti, tal vez yo...no hubiera sido tan fuerte.
— Hey, para nada. Eres fuerte tú solo. Todos lo somos. Está bien tener un apoyo en caso de faltar fuerza, pero todos somos fuertes solos.

El castaño se separó del abrazo y tomó las mejillas del moreno. Depositó un beso en una de ellas y sonrió. Susurró un "gracias" y se fue.

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— Y a partir de ese día, no volví a verlo.
— Wow, vosotros sois muy buenos amigos.
— Si, amor. Lamento no haberte hablado de él. No quería recordarlo y, sentirme triste por echarle de menos.
— Tranquilo. Lo entiendo.
— Gracias, Peter.

La conversación terminó, ya que el hombre aparcó frente a una casa, rodeada de prado. Habían varias casitas repartidas por la zona. No eran muchas. Se respiraba paz y calma. Ambos miraron el edificio. Se acercaron y tocaron el timbre. Un hombre de ojos azules abrió, formando una sonrisa en cuanto vio al que aún era su mánager.

— ¡Mike!
— ¡Lou! ¡Qué bueno verte!

Se abrazaron con alegría. Se echaban mucho de menos. Permanecieron unos minutos así, riendo por los nervios del reencuentro. Después, el castaño miró al otro hombre.

— Tú debes de ser Peter, el hombre que conquistó el corazón de mi querido Mike.
— El mismo. Mucho gusto.

Ambos rieron y se saludaron. El ojiazul les hizo pasar. Miró hacia el salón con una sonrisa.

— Oliver, mi amor, mira quién está aquí.

Un pequeño de casi cinco años apareció desde el salón. Sonrió y dio un saltito de alegría. El moreno sonrió.

— Hola mi pequeñín.

Cargó al niño dándole un abrazo. Él le llamaba tito Mike.

— ¿Queréis algo de beber? ¿Peter?
— Mmm, un café estaría bien.
— Bien. ¿Mike?
— Otro café para mí.

El castaño asintió y fue a preparar las tazas. El mánager jugaba con el pequeño Oliver. Minutos después, el ojiazul sirvió las bebidas.

— Ponme al día, Lou. Hacía tanto que no nos veíamos.
— Pues mira. Me siento mejor que nunca. Aquí encontré la paz que necesitaba...este pueblecito es increíble.
— Está en un lugar precioso.
— Si. He llevado a Oliver a conocer lugares, a convivir con la naturaleza. Está muy feliz.
— Ser padre se te da muy bien.

El cantante soltó una risa dulce y acarició el cabello de su hijo.

— Enfocarme en mi niño me ha ayudado a quitar el dolor... Sé que Harry está orgulloso de mí allí donde esté... sé que él quería que tuviéramos un hijo...
— Lo estás haciendo bien.
— Gracias. ¿Y tú? Cuéntame cómo ha sido tu tiempo.
— Pues, he estado trabajando en otros sectores en lo que tú te recuperabas. Conocí a Peter y, todo ha sido mágico desde entonces.
— Vayaaa, estás muy enamorado ehhh
— Cállate — soltó una risa — si, la verdad.

Y así fue la tarde, llena de anécdotas para ponerse al dia. Muchas risas y recuerdos. Mike y Louis se encontraban en un pequeño porche, mirando el atardecer.

— ¿Sabes, Mike? Quiero volver a hacer música.
— ¿Si?
— Hmm. He estado este tiempo escribiendo algunas cosas y...quisiera que lo leyeras.
— Está bien. Déjame ver.

El castaño le tendió un pequeño cuaderno. Había un par de letras de nuevas canciones terminadas. Había otras que estaban a medias.

— Esto es...wow, increíble. La metáfora de la vida y la muerte le da un toque, dios.
— ¿En serio te gusta?
— ¡Mucho! Estoy deseando que vuelvas a los escenarios, Lou. Tus fans te echan muchísimo de menos.
— Ay...mis chicos...yo también los echo de menos...
— Estoy seguro de que tu regreso será muy esperado.
— Lo haré. Vamos ha hacerlo.

Ambos sonrieron y pasaron la noche viendo películas todos juntos. Pasó una semana. Salieron de la casa. El castaño con unas maletas. Peter las metía en el maletero. El cantante cargó a su hijo.

— Oliver, cielo, ¿vas a ayudar a papá con la música?
— S-sii papi
— Bien. Te apuntaré a la escuela en cuanto lleguemos a la ciudad.

Le subió al vehículo y sonrió. Todos subieron y comenzó el viaje.

Tras viaje en coche y avión, llegaron a Nueva York. El castaño entró con su hijo a su casa. El moreno entró detrás.

— Mike, ¿podrías cuidar de Oliver una hora? Debo ir a un lugar.
— Si, yo me quedo con él.
— Gracias.

Salió de allí y subió a su coche. Condujo hasta el cementerio. Hacía mucho que no visitaba al rizado. Entró y llegó hasta su lápida. Esta vez, colocó un ramo de narcisos sobre ella.

— Hola, mi amor. Aquí estoy, de nuevo. Sé que no te he visitado en mucho tiempo, pero estuve en la casita donde pasamos aquellas vacaciones en Europa...¿lo recuerdas? Jamás voy a olvidarte, eso está claro pero, ahora no dejo que tu pérdida me impida seguir adelante. Además, yo sé que...no querrías que estuviera mal. Estoy muy bien. Tengo la custodia de Oliver y, le estoy enseñando a ser una buena persona, tal y como tú lo eras. Gracias por cada cosita que aprendí de ti, amor. Él se acuerda de ti, te recuerda con mucha felicidad.

Sonrió, pero esta vez sin dolor. Si salieron algunas lágrimas, pero no le dolía, ya no. Acarició la lápida y se levantó.

— Bien. Retomaré la música y, cuando esté en el escenario, pediré siempre que apunten las luces hacia el cielo. Te amaré por siempre. Siempre en mi corazón. Te amo, solecito.

Y se fue de allí, con una gran sonrisa en su rostro y una profunda paz en su corazón. Aquel prado cálido que desprendían los ojos de su amado, inundaban su pecho y mente, dejándole el recuerdo eterno del verdadero amor...

~ FIN ~

Y BUENO, PUES YA ESTÁ, TERMINÉ. Dios, la verdad es que me encantó escribir esto. Lamento los que llorasteis por esta historia. Muchísimas gracias a todos por el apoyo. Decidme si os ha gustado y, como dije anteriormente, tengo otra novela en mente. Por si os gustaría que la subiera.
Gracias y hasta la próxima <3

Proyecto Arcoiris (Parte 2 de La Entrevista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora