Capítulo 34: Intruso

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Unos pequeños gruñidos para nada disimulados salían de la garganta del menor mientras caminaba en círculos frente a la puerta del departamento

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Unos pequeños gruñidos para nada disimulados salían de la garganta del menor mientras caminaba en círculos frente a la puerta del departamento. Llevaba alrededor de unos 15 minutos de estar así.

-Bueno pequeño omega puedo saber que te inquieta tanto?- pronuncio el mayor irguiéndose sobre el sofá para llegar a su lado y colocar con delicadeza sus manos en su cadera. Escuchando como respuesta nuevamente un gruñido haciéndole sacar una carcajada al peli gris. -Anda amor dime- ordenó ocultando su cara entre su cuello dejando besitos en la zona.

-No lo sé... mi omega está inquieto- respondió al fin, inclinando más su cuello para brindarle espacio, manteniendo todavía su cuerpo en dirección a la puerta como si estuviera en espera de que algún animal salvaje abriera la puerta y saltará sobre ellos.

-Vamos a calmarlo entonces- murmuró con ternura repartiendo besitos entre sus regordetas mejillas. Y dichas palabras lo hicieron eliminar esa cara de irritación e incomodidad remplazándola por una de completa alegría.

Que así como rápido llegó, también se esfumó.

Sus fosas se llenaron de un olor desagradable y empalagoso el cual venía del otro lado de la puerta. Algodón de azúcar y miel, pero eso no era todo... Él, reconocía dicho aroma. Pertenecía a una de las muchas omegas que andaban detrás de su hermoso alfa. Y teniendo la mente nublada del coraje se dirigió a la habitación seguido del mayor quien tan concentrado estaba en su aroma que no había notado que las feromonas al otro lado de la puerta. Y justo cuando llego recostó con cariño en la cama al mayor quien yacía invadido por un omega que se ponía a horcadas sobre sus piernas, con ambas manitas en el pecho contrario para acercar tímidamente sus labios a la masculina mandíbula repartiendo besos húmedos a lo largo de esta. Las fuertes manos del mayor se encontraban sobre el suéter azul cielo que llevaba, justo en su cintura, podía sentir las caricias que eran repartidas sobre ellas a pesar de la gruesa tela de algodón.

Y después sintió como la distancia era eliminada hasta quedar ambas bocas unidas. Un beso fuerte y demandante el que lo hizo sentir ese tan conocido cosquilleo por su cuerpo. Ya era costumbre este sentimiento, Su temperatura y nervios parecía elevarse por cualquier mínima caricia que recibía del mayor. Sentir la calidez de como su lengua era envuelta por la contraria y creaban así un chasquido obsceno lo hacía delirar de placer. Sentía de igual manera como su animal interior movía la cola lado a lado de forma cómplice. Y al pasar los minutos intercambiaron posiciones hallándose ahora el menor bajo el cuerpo del peli gris. Sus mejillas se teñían de un fuerte carmín al hallarse en dicha posición, la cual lo hacía mostrar aún más su lado de sumisión, jadeando furiosamente al sentir como pequeños chupetes eran dejados en su cuello y rápidamente la habitación tomó ambos aromas convirtiéndolos en un maravilloso afrodisíaco.

Y recogió los deditos de sus pies al sentir como sus piernas eran abiertas hasta dejar el suficiente espacio para el cuerpo contrario y sentir como las manos de su alfa se trasladaban bajo la tela de su suéter alzando ligeramente este para dejar el plano vientre al descubierto completamente a su merced. Moviendo su nariz al contorno de esta dejando besos por toda la zona. Abrió ligeramente la boca y lamió con cariño justo debajo de su ombligo y dicho acto hizo que las piernas que se encontraran a cada lado de su cadera se apretaran más a esta.

-Alfa- jadeo bajo, pero no obtuvo la atención del contrario, es más este seguía acariciando con cariño su zona baja -Alfa- volvió a llamar.

-Que pasa bebé- respondió en un tono de voz grueso debido a la excitación. Pero el menor no respondió nada, él llevo sus manos a sus propios pantalones y bajó de estos hasta estar a la mitad de sus muslos y no pudo seguir avanzando.

-tengo calor- respondió librándose finalmente de su suéter. Su cuello parecía adornado con ese hermoso brillo debido a la sudoración y sus hermosos botoncitos rosas destacaban en la hermosa piel nívea.

Una ola de feromonas sé levando al no hallar prendas de por medio, y sus sentidos se activaron aún más queriendo complacer a su omega, si irguió sobre la cama hasta dejar nuevamente espacio libre entre las piernas de su omega, y coloco ambas piernas sobre su propio pecho hasta quedar los talones un poco más abajo que sobre sus hombros y dirigió sus manos al buzo liberándolo finalmente de esta dejándolo ahora solo en ropa interior. Y justo cuando lo hizo volvió a abrir las piernas de su omega y se inclinó sobre su cuerpo haciéndolo enrojecer furiosamente al hallarse en ropa interior.

Continuo dando besos en la zona enterrando con pasión su nariz sobre la cálida piel de vientre, trasladando sus besos nuevamente a su cuello y bajando a su marcada clavícula. Y hubo algo en específico que lo hizo jadear.

Un beso en cada uno de sus pezones. Su alfa nunca había tocado esa zona, y al sentir la suavidad de sus labios impactar contra sus pequeños pezones le hizo sentir un escalofrío satisfactorio.

En ningún momento la boca de su alfa se apartó de su cuello de no ser para trasladarse a otra zona. Y el calor corporal al pasar los minutos seguía aumentando. Sin pena alguna movió sus manos bajo la camiseta del peli gris y a pasos torpes lo libró de esta dejando a la vista el trabajado torso, se podía observar a la perfección el volumen de los fuertes músculos, las pequeñas gotas perladas de sudor hacían relucir deliciosamente su hermoso tono canela y rápidamente una mirada socarrona se posó el su rostro al observar el motivo de su anterior irritación. El cómo la puerta de la habitación se encontraba semi abierta y la omega portadora de dicho aroma tuvo el descaro de internarse en su casa, y como si fuera poco ingresara a la habitación.

Y a pesar que ellos solo se estaban dando besos y uno que otro cariño, el ángulo que daba desde la puerta daba mucho que pensar. El mayor sin camisa inclinado sobre el cuerpo del menor quien tenía sus piernas desnudas a cada extremo de su cadera y su torso al descubierto.

Y él gimió fuerte.

Apenas para molestarla.

Para hacerle ver el que Kim Namjoon ya tenía omega.

Para hacerle ver el que Kim Namjoon ya tenía omega

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Nuevo capítulo espero que les esté gustando. En el próximo capítulo se explicará el por qué el comportamiento de Namjoon.

De paso quiero agradecer a las personitas que me leen desde México, Guatemala, Costa rica, Colombia, Bolivia y Perú, me animan a seguir escribiendo. 💞

Muchas gracias por el 1K de lecturas y por sus votitos. 🫶🏻

Alfa Kim | NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora