Capítulo 37

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Experiencias de esas que hundían los pensamientos, se ahogaban en el temor, paralizaban el cuerpo, Kim Taehyung había experimentado muchas. Diariamente, eso volvía a su cabeza, aunque no recordara todo, la sensación de vacío almacenada en su interior no se aplacaba fácilmente.

Tal vez porque estuvo mucho tiempo navegando sin velas o dirección alguna durante esos meses en los cuales su mente estuvo manipulada, pero entre todos sus recuerdos, solamente pudo encontrar dos ocasiones en los que sintió un miedo tan paralizante y encallado en lo más profundo de su estómago como ese experimentado al apretar el gatillo. El primero, aquella vez en donde por su frecuencia de radio policial, pudo escuchar el aviso que lo llevó al encuentro del cadáver de Kim Yoori. El segundo, el instante en el cual la mano del Liquidador se resbaló de la suya cuando intentaba subirlo al helicóptero.

Al parecer, la muerte de las personas que amaban causaban ese despreciable sentimiento llamado miedo, ese que paralizaba, desconcertaba y confundía a las personas. Justo como en ese momento, Taehyung intentaba concentrarse, recapitulando a gran velocidad los sucesos que acababan de ocurrir.

Lo más probable era que todo se tratara de una simple prueba por parte de Bogum, de la agencia o de los fundadores de los Diamantes. Esos sujetos existieron desde antes de que él se hiciera cargo de la organización. Todos tenían motivos válidos para querer a Jungkook fuera de circulación, lo mismo ocurría con su persona. Si en el pasado muchos quisieron matarlos, en el presente nada era diferente.

Kim Taehyung o el Desquiciado que incluso como agente quisieron silenciar, gobernar y suspender en más de una ocasión por razones inverosímiles. Jeon Jungkook o el Liquidador, alguien que nació al igual que él, con un objetivo pintado en su espalda. Una persona convertida en monstruo que neutralizaba no solamente a los abiertamente delincuentes, sino también a los que se guardaban en su propio armario llevando traje y corbata, pronunciándose públicamente mientras, con una sonrisa, recibían un premio de excelencia y un maletín cargado de dinero o su equivalente, poder.

Ese hombre que tenía los conocimientos que durante años desconoció y él, eran amenazas para las identidades gubernamentales, los líderes de diferentes organizaciones y un sin número de personas que pedían sus cabezas. Seguían buscando que se eliminaran mutuamente y por eso continuaban utilizándolos, poniéndolos a prueba.

En ese preciso instante, Taehyung lo único que deseaba era taladrar la cabeza de Bogum mientras veía sus sesos comenzar a salpicarlo y caer al suelo.

— Mister D. — Escuchar ese nombre justamente en ese instante ponía a Taehyung de los nervios. Quizás no era el nombre en sí, se trataba de quien lo estaba llamando, ese era el problema. — Los hombres del Liquidador extremaron seguridad, ahora mismo están blindándose ellos y sus alrededores, tenemos que salir de aquí inmediatamente.

— ¿Qué plan tan jodidamente mal estructurado fue ese? Es del jodido Liquidador de quien estamos hablando, me hiciste trabajar apresuradamente en algo que pudo haber planeado y ejecutado mejor.

— Era necesario. — Fue todo lo que dijo Bogum controlando su teléfono. — Retirada. — En su sitio, Taehyung permaneció mirándolo sin siquiera moverse un centímetro. — ¡D!

En contra de sus pensamientos, suprimiendo todo instinto asesino que le exigía desquiciarse a un punto pocas veces experimentado, Kim Taehyung inhaló profundamente, dejando poco después salir todo el aire posible de la manera más lenta posible. Su mano continuaba presionando el arma que llevaba en su espalda mientras caminaba, nada cambió hasta que estuvo frente al automóvil que lo esperaba.

Sus sentidos se estaban volviendo a centrar en algo que no fuera el estado de Jungkook, su propia vida. Una minuciosa y veloz barrida de su vista alrededor le hizo llevar ambas manos a su arnés, sacando tanto la pistola que había estado llevando a su espalda como una pequeña granada a la cual no le quitó el seguro. Había divisado por el reflejo de las ventanas del auto que se encontró rodeado, francotiradores en todos los tejados, hombres vestidos de civiles caminando por las calles, algunos con su intercomunicador estúpidamente visible.

Liquidator vs DesquiciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora