Una de las cosas aprendidas cuando se unió a los Cocodrilos y comenzó a andar con Jungkook, fue que no se podía confiar en nadie. Incluso antes de comenzar a descubrir todos los engaños de su agencia, Taehyung comenzó a entenderlo, a interiorizarlo. Sin embargo, también descubrió una extraña lealtad, en donde los delincuentes eran más amigos y leales que aquellos de cuellos blancos que juraban acompañarlo hasta el final, aquellos encargados de mantener en orden al país.
Era gracioso, pero los asquerosos delincuentes que tanto señalaban podían llegar a tener más códigos y conductas entrañables que aquellos que los encerraban. Se lo había repetido miles de veces antes, pero cada vez que se encontraba en una situación similar, volvía a recordar las palabras de Jungkook y las suyas propias. Tuvo que aprenderlo de la peor manera, todavía seguía sobreviviendo a los estragos que todos los engaños de la agencia tuvieron lugar en su vida.
No lo iba a maquillar, sabía que no todos eran iguales, pero confirmaba que no existía un blanco y un negro absoluto, ni siquiera un gris intermedio. Esa era tal vez la razón por la cual estaba controlando todos sus instintos para no acabar con una vida que había salvado la suya tantas veces. Necesitaba conocer todos los lados de la moneda antes de lanzarla al aire.
Desviando por segundos su mirada de los ojos de Jimin a su brazo, llevó una de sus manos a la zona cicatrizada y apretó, haciéndole sentir dolor al rubio que gritó. Porque parecía estar sanado, pero todavía dolía terriblemente en esa zona, como si se hubiera quedado sensibilizada y, frente a cualquier impacto o presión, mascullaba de dolor antes de sentir como se le adormecía por completo durante minutos.
— Younghee me comentó de tu famoso chip, llevabas uno como el mío, pero eras simplemente un agente que colaboraba estrechamente con la policía. No tenías el rango suficiente para llevar uno así.
Mencionaba Taehyung, exponiendo las cosas pensadas la noche anterior. Se reiteraba a sí mismo que esa era la única razón por la cual no mató a Jimin inmediatamente y todavía tenía dudas. Cuando fue a aquella reunión con Bogum, la misma en donde se reunió con su padre y el resto de sus aliados, Taehyung había podido echar un vistazo a la habitación casi secreta que allí había. Gracias a los besos de Bogum, él pudo ver una fotografía en donde aparecían Hyunjin, Bogum, su padre y otro joven al que no se le veía el rostro, pues estaba volteado y Hyunjin reía intentando hacerlo mirar hacia la cámara.
— Sin embargo, eres el hermano del director general del Servicio Nacional de Inteligencia de este país y también de Hyunjin. Tú, el nieto de uno de los pasados presidentes, eres hijo de Park Seojin, eres muchas cosas, Park Jimin, pero de igual forma recibiste un chip con el cual te podían matar casi al instante si lo hubiesen colocado en una zona más vital.
Los ojos de Jimin, por alguna extraña razón, se estaban cristalizando. Quizás porque estaba irrevocablemente enamorado de Namjoon, nunca amó a alguien de ese modo, pero también quiso a Taehyung durante muchos años. Fue su primer amor y hombre, su primera vez y almacenó un sentimiento que no era simplemente platónico. Logró aceptarlo como un amigo, verlo como un amigo, mismo si a veces se perdía en sus sonrisas o sentía algo lindo en el pecho mientras lo observaba. Tal vez, porque cuando de verdad lo creyó muerto, sintió un vacío que no sabía cómo sería capaz de llenar y que, de no ser por Namjoon, no hubiera tenido la fuerza suficiente para levantarse y seguir. Lloraba porque odiaba el hecho de ser contemplado de esa forma por Taehyung, con tanto odio y dolor.
— H-Hablaré, Taehyung, te lo contaré todo. — Logró decir, pero el pelirrojo seguía cortando su suministro de aire y estaba comenzando a ver borroso. — T-Tae...
Taehyung vio como sus ojos se cerraban y su cuerpo se desplomaba. Lo contempló en el suelo, mas todo lo que hizo fue relamer sus labios, peinar su cabello con los dedos y arrastrar una silla para sentarse a esperar hasta que volviera a dar en sí.
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Liquidator vs Desquiciado
ActionDespués de dos años de haber estado retirados, la leyenda viviente "El Liquidador" y el ex agente de la CIA "El Desquiciado" se ven obligados a regresar a ese mundo del que se quisieron salir. Fueron atacados mientras vivían en Madagascar y, aunque...