Capítulo 6

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El efecto de una camera lenta se vivía pocas veces, se necesitaban situaciones muy especiales y de cierta forma impactante o extremas para que el cerebro percibiera el tiempo de manera diferente. El tiempo, por supuesto que transcurre igual que siempre, pero este fenómeno es real. La ciencia no sabe aún con exactitud el motivo por el cual se produce este fenómeno que muy pocos experimentan. Sin embargo, ellos, dos hombres que desde muy temprana edad estuvieron expuestos a situaciones extremas, lo habían vivido muchas veces, pero muy pocas como en ese momento.

El reloj interno del cerebro basado en el ritmo, ese que procesa la información del entorno, de repente absorbió demasiada información, ralentizándolo. Con una sincronización nivel Liquidador y Desquiciado que solo ellos eran capaces de lograr, ensancharon sus ojos en antelación de lo que muy en el fondo sintieron que ocurrirían y no podían evitar.

Absolutamente concentrados en esa escena, en ellos, pudieron detectar los movimientos mucho más rápidos que cualquier observador casual. Sus instintos más desarrollados que en cualquier entrenamiento alguna vez recibido. Las pupilas se agitaron de un lado a otro, uno se aferraba y el otro aunque también deseaba aferrarse, procuraba liberarse. Debía salvar a su convicto, no dejarían de estar juntos, pero tampoco lo arrastraría a un destino fatídico.

Sintieron el momento exacto en que sus manos se liberaron, cuando sus pieles se corrían, como sus dedos desesperados intentaban no romper el contacto sin éxito. Taehyung dibujó una sonrisa en su rostro, no sabía lo que ocurriría, pero quería que lo último que viese su hombre fuera justamente esa sonrisa que tanto amaba. El pelinegro, a diferencia de él, no pudo elevar siquiera sus comisuras. Sus labios trémulos se abrieron, pero todo lo que escapó fue una exhalación brusca acompañada de un gritó mientras veía el cuerpo de Taehyung caer.

Ni siquiera le dio tiempo avisarle que cambiara la posición de su cuerpo para que protegiera su cabeza del impacto. Taehyung, sabía que cuando se caía de esas alturas lo mejor siempre sería caer de pie, así se tenía menor riesgo de padecer en el momento. Las fracturas también podrían ser menores y la profundidad podría ser rápidamente combatida sin ahogarse intentando girarse para nadar a la superficie.

Sin embargo, no quiso girarse, todo lo que buscaba era grabar hasta el último segundo de su vida la imagen del rostro de ese hombre que llegó a su vida para reorganizarla del modo más caótico y hermoso. Cayó de espalda, el aire que lo golpeaba por la velocidad de su caída, hasta el momento del impacto que no pudo registrar, todo lo que contempló fue Jungkook.

- N-No, no... - Musitó el pelinegro temblando, empujando sin querer a su madre para correr y descender. - T-Tae...

- ¡Hijo! - La mujer gritó revisando los alrededores, corriendo a una velocidad menor detrás del pelinegro que estaba completamente cegado.

Jungkook hizo su camino desde la cima del puente hasta el caudaloso río. Sin pensarlo demasiado, avanzó hasta donde había visto caer a Taehyung para adentrarse en aquella fría agua. Se sumergió por completo, era más profundo de lo que imaginó, pero había varias rocas que pudieron ser fatales. Nadaba abriendo sus ojos en esa agua turbia donde no se podía distinguir del todo lo que lo rodeaba.

Se pudo escuchar el sonido de otro cuerpo adentrándose en aquel río. Herida, sin preocuparle el poder coger algún tipo de infección, la madre de Jungkook también inició la búsqueda de su yerno.

Su hijo salió en busca de aire, esperando ver que el castaño también saliera a la superficie, deseaba divisar su cuerpo, pero este seguía sin aparecer. Una vez más, se zambulló en el Khawr Dubayy con un esperar que lo desesperaba. Esperaba tanto ver a Taehyung, dar con su cuerpo que al no logrando comenzaba a perder el aplomo que solía caracterizarlo aun en las peores situaciones.

Liquidator vs DesquiciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora