La mayoría de las historias, al comienzo, son bastante normales, la gente es feliz y todo se encuentra en orden. Este no es el caso.
Todos los días me levantaba a las 6 de la mañana para prepararme para el "colegio" (que en realidad es una base de adoctrinamiento), desayunaba la comida que nos entrega el gobierno junto a mi padre, Alex, mi madre, Stella y mi hermana, la pequeña Ana. Tras ponerme el uniforme y peinarme pulcramente, salía caminando hacia el colegio.
Vivía y estudiaba en uno de los tantos barrios "liberados" de El Núcleo, el cual lleva el nombre de AC-LP. La gente de este tipo de lugares trabaja directamente para el gobierno de Cíclope, los locales "independientes" se encontraban en las zonas más pobres de la ciudad, a las cuales se llegaba cruzando el muro protegido por militares que cercaban las zonas "liberadas". A demás de tener un control militar las 24 horas del día, toda la ciudad era vigilada a través de los "merodeadores", unos robots voladores altamente armados, y equipados con cámaras que transmitían directamente al palacio de Cíclope, el cual se encontraba en el centro de la ciudad.
De camino al colegio siempre me cruzaba con Sam Levin, uno de los pocos amigos que tengo. Su padre tenía cierta importancia en el barrio, ya que es quien coordina a las fuerzas militares dentro del mismo.
—Buenos días, Daniel —la conversación siempre empezaba igual, él se acercaba con una gran sonrisa en su rostro y me decía esa misma frase, todas las mañanas.
—Buenos días, Sam —respondía de mala gana, igual que siempre, no es que me caiga mal, es que en la mañana no era del todo amigable.
—¿Te preparaste para la evaluación de Historia?
—Sí, no es muy complicado, es la misma historia que nos vienen enseñando desde que entramos al colegio, ¿no? —su cara cambió, era obvio que había encontrado mi comentario un poco fuera de lugar.
—Como digas —respondió fríamente.
Instruido por su padre desde pequeño, Sam era un seguidor fiel al régimen. Su mayor sueño era terminar el colegio y enlistarse en el ejército. Su más grande anhelo era que lo convocaran a proteger El Palacio.
Tras esa breve conversación estuvimos en silencio por un rato, pensé que el comentario realmente había molestado mucho a Sam, hasta que me empezó a contarme del día anterior cuando su padre lo llevó a visitar la base del ejército dentro del barrio y hasta incluso le dejó disparar una Stryker, las armas que se tenían guardadas en caso de que algún héroe decidiera aparecer. Su mirada se iluminaba cada vez que habla de su padre y su trabajo. Debido a que su madre había muerto hacía ya muchos años, él era quien había criado a mi amigo, de manera que tenían un vínculo bastante especial.
Luego de algunas cuadras más, en las cuales no cerró la boca por un segundo y yo trate de contenerme para no callarlo, llegamos al colegio, un edificio gris y siniestro, donde una larga fila de estudiantes vestidos exactamente igual a nosotros esperaba para llegar a la entrada y realizar lo que yo llamaba, para mis adentros, la "danza oficial".
Como todas las mañanas, llegamos y nos pusimos en fila a esperar nuestro turno; al llegar a la entrada, un militar con cara de pocos amigos nos gritaba un poco, nos llevaba contra la pared, nos obligaba a poner las manos contra la nunca y a abrir las piernas, mientras su compañero revisaba nuestras pertenencias personales. La danza terminaba cuando nos devolvían nuestras mochilas y hacíamos el saludo militar.
Inmediatamente después de eso formábamos filas y cantábamos el himno a Cíclope y luego teníamos que ir hacia nuestros respectivos salones.
Dentro del mío ya casi todos habían llegado, incluso Tim, otro de mis amigos, quien tenía la mala costumbre de entrar al salón justo sobre la hora, evitando por los pelos que los soldados que vigilaban los pasillos lo encontraran fuera en un horario de clase y lo molieran a golpes.
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Mundo de héroes: El inicio de Los Vigilantes
Science FictionHace 20 años los héroes que defendían el planeta perdían la batalla contra el temible enemigo conocido como Cíclope. Muchos de ellos murieron, otros tantos eligieron unirse al bando ganador y unos pocos decidieron esconder sus poderes y habilidades...