Con la imagen de Ella en la cabeza me costaba prestarle atención a lo que mi padre me decía en el sótano de la casa, así que, si bien sabía que me estaba contando de la Insurgencia, no tengo idea de qué me dijo precisamente, hasta que finalmente me dio un leve golpe en la frente y desperté de mis ensoñaciones.
—¿Entendiste lo que te acabo de explicar, Daniel? —No hacía falta que lo preguntara, sabía que no lo había hecho, pero me quería hacer quedar en ridículo y funcionó.
Mi padre lanzó un suspiro y por primera vez en años pude ver la gran frustración que cargaba sin que yo lo supiera, de repente parecía cien años más viejo, como si su cuerpo estuviera a punto de desplomarse y sentí pena por él. No me había puesto a pensar en lo mucho que debió sufrir todos estos años bajo el régimen de Cíclope.
—Si no te vas a tomar esto en serio Daniel, es mejor que no te involucres —Se levantó de la silla con furia y se dirigió a las escaleras.
—¡Papá! Perdón, estoy un poco distraído... deberías entender que todo esto es demasiado nuevo para mí y me está costando digerirlo... Por favor, prometo estar más atento...
Mi padre se detuvo en el primer peldaño de la escalera y tomó aire, tras unos breves segundos se dio vuelta y volvió a sentarse a la mesa.
—Está bien, lo siento Dan, pero también deberías entender que esto no es un juego y que de nosotros depende el futuro, no solo de esta ciudad, de todo el mundo. —Me dedicó una intensa mirada que me hizo sentir toda la presión de su declaración, y yo simplemente asentí con la cabeza—. Muy bien, me voy a poner en contacto con los demás... y la próxima vez que se reúna la Insurgencia me vas a acompañar.
No pude evitar que una sonrisa se formara en mi rostro, había dado el primer paso hacia algo que había querido hacer desde hace tiempo, pero que no había tenido el valor de reconocer. Quería liberarme de Cíclope, quería ayudar al que lo necesitara... quería un mundo mejor.
—Muy bien, hijo, tienes que entender que esto viene desde hace meses, y la mayoría de los reclutas llevan en el programa algún tiempo, durante el cual recibieron entrenamiento, así que necesito empezar contigo antes de que te unas a los demás ¿Esta bien? —Nuevamente asentí—. Perfecto... entonces es hora de comenzar.
Durante las dos horas que siguieron a esa conversación mi padre me estuvo dando sermones sobre cómo luchar, y enseñándome algunas nociones básicas de combate cuerpo a cuerpo. Me sorprendió todo lo que sabía, y cómo lo había ocultado todos estos años. Para el final del día ya podía dar uno o dos golpes decentes, pero me di cuenta de que en una verdadera pelea me harían trizas. Supongo que fue algo bueno que mi padre evitara que me enfrentara a esos soldados en la casa de Tim. Cuando terminamos el entrenamiento mi padre me felicitó y se calzó el traje de Archer, y también agarró su equipo. Supuestamente tenía que ir a entregar las buenas noticias a los demás.
Tras comer y ducharme fui a la cama, y creí que no iba a poder dormirme debido a la emoción. Todavía tenía una gran sonrisa en mi rostro, pero ya llevaba casi dos días despiertos así que caí rendido en un plácido y reparador sueño.
Al otro día me desperté fresco, preparado y deseoso de seguir entrenando, pero tenía que atender a la escuela. Así que me preparé y regresé a la rutina de todos los días. Caminaba por la calle mirando todo con nuevos ojos, por momentos me preocupaba que alguien me mirara a la cara y se diera cuenta, como si llevara un cartel gigante en la frente que rezaba "Formo parte de una organización terrorista secreta, que planea derrocar a Cíclope". Sin embargo cuando me cruzaba con alguien no bajaba la mirada, en cierta forma estaba orgulloso de en lo que había convertido y quería que todo el mundo lo supiera, pero bajo el régimen nadie sospechaba que una sonrisa significaba que ibas a rebelarte... por lo general sonreír significaba que se había terminado, que ya no ibas a luchar en contra del sistema y que lo aceptabas totalmente: la sonrisa era sinónimo de derrota, de rendirse. Pero esa no era mi sonrisa, mi sonrisa era una señal de libertad, era una sonrisa de sentirse liviano por haber dejado atrás el peso que era el miedo. Era una sonrisa de lucha, de valentía.
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Mundo de héroes: El inicio de Los Vigilantes
Science FictionHace 20 años los héroes que defendían el planeta perdían la batalla contra el temible enemigo conocido como Cíclope. Muchos de ellos murieron, otros tantos eligieron unirse al bando ganador y unos pocos decidieron esconder sus poderes y habilidades...