17. Primer encuentro

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Desperté en la misma camilla en la que recibí mis poderes, y por un segundo temí que todo hubiera sido un sueño. Los entrenamientos, el incendio, Savage, los rehenes, la batalla de Liberty, Faceless, el beso de Felicity, su desaparición... todos parecían eventos lejanos y difusos en mi mente. Sin embargo la voz de mi padre me hizo volver a la realidad.

—Dan... Daniel... ¿Estas bien? —sus palabras parecían venir desde el fondo de un pozo muy profundo, pero a los pocos segundos se fueron normalizando.

—Si... Papá... ¿Felicity? —pregunté, al recordar que un grupo de enemigos la había metido en un tanque y se la habían llevado.

Mi padre solo respondió negando con la cabeza. Fue el peor despertar de mi vida. De inmediato me senté en la camilla y comencé a arrancarme todos los cables que salían de mi cuerpo hacía las maquinas que median mis pulsaciones y niveles de oxígeno en sangre. La fuerte mano de mi padre me obligó a detenerme.

—Tranquilo, apenas saliste vivo de S-Lee, tienes que recuperarte antes de volver a la calle.

—Estoy bien —dije intentando zafarme, pero era mentira, me sentía débil y mareado, ni siquiera estaba seguro de poder pararme, pero tenía que intentarlo... por ella.

—Tu padre tiene razón, Daniel. —El Doctor Wells se acercó y comenzó a mirar las pantallas mientras me hablaba—. Si no te hubiéramos dado el FX9, no podrías haber sobrevivido a ese segundo disparo, tienes que relajarte... Jax y Kevin están siguiendo el tanque que se llevó a Felicity, todo va a estar bien.

"Todo va a estar bien"... la mentira más grande que una persona le podía decir a otra en este mundo. Solo hacía falta salir a la calle para comprobarlo. De un segundo al otro podías tener la sucia bota de un policía en tu rostro, por el simple motivo de que a ese bastardo no le gustaba tu cara. En ese tipo de mundo nada podía estar bien, en ningún momento.

A pesar de las recomendaciones de mi padre y Howard, logré ponerme de pie con cierto esfuerzo. Emma y Malcom se encontraban entrenando con Edward para matar el tiempo, me imaginé que debían de hacer algo para mantenerse ocupados, de otra manera se iban a volver locos. Sin embargo yo no estaba de humor para estar sentado en la base haciendo nada, así que de inmediato comencé a ponerme el traje y a prepararme para salir nuevamente, ignorando las palabras de mi padre y mi propia debilidad.

Miré el reloj de la pared y suspiré aliviado al descubrir que solo había dormido unas pocas horas. Eso era bueno, significaba que todavía había alguna esperanza de que el rastro del tanque no se hubiera enfriado. Use todas mis energías para caminar hasta la puerta y cuando me encontraba por abrirla, Kevin y Jax se me adelantaron y se quedaron parados frente a mí. En sus caras podía ver todo el cansancio y la decepción. No hacía falta que dijeran que habían fallado. Jax me dedico una larga mirada y luego bajo la cabeza.

—Hicimos todo lo que pudimos, Dan, pero perdimos el tanque, tenía demasiados refuerzos...

Kevin iba a decir algo, pero antes de que pudiera hacerlo me di vuelta camine hacía la mesa del centro de la habitación. Traté de calmarme, pero me era imposible. En un acto de dolor y desesperación di vuelta la mesa de un solo golpe. Los que se encontraban entrenando, aparecieron de repente y se me quedaron mirando. Sin embargo nadie dijo nada, tal vez era que entendían mi situación... o tal vez simplemente estaban aterrados de mi reacción, de cualquier manera el silencio se apoderó de la sala.

Estaba a punto de caer de rodillas en el suelo cuando una nueva imagen de la noche anterior me vino a la cabeza: la flecha que había disparado contra el tanque.

Mundo de héroes: El inicio de Los VigilantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora