3. Historias del pasado: Archer

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Un océano de emociones se acumuló en mi pecho: alegría, por haber vuelto a casa a salvo; tristeza, por no haber podido salvar a Tim; ira, porque mi padre me había mentido todos estos años, pero también curiosidad por su historia. Tenía un millón de preguntas, pero no sabía por dónde empezar, y cuando él recupero el aliento, se percató de esto.

Me dedicó una de las miradas comprensivas que yo conocía desde muy temprana edad, pero viéndolo dentro del traje me generó una sensación de extrañeza, más que de familiaridad.

Finalmente él tomó la delantera y empezó a hablar:

—Daniel, sé que las preguntas te deben estar matando, pero déjame explicarte... —silencio. Mi padre se quedó esperando que dijera algo, pero eso nunca sucedió, así que prosiguió hablando— antes de que Cíclope tomara la tierra, yo... yo era uno de los Guardianes.

Justo cuando empezaba a creer que la noche no tendría más sorpresas, mi padre tiró esa bomba. No pude evitar mirar alrededor para verificar que no había nadie escuchando o algún merodeador cerca, aun sabiendo que el sótano no tenía ni ventanas, ni otro lugar por donde alguien pudiera estar escuchando la conversación.

Nuevamente el silencio llenó el frio sótano. Mi padre me sostenía la mirada, pero yo no podía hacerlo... había crecido creyendo que los enmascarados clandestinos eran terroristas, y que los Guardianes eran los peores de todos. Se imaginaran que descubrir que mi padre pertenecía a ellos me hacía dudar de todo lo que sabía.

—Necesito que me escuches, muy atentamente... No somos lo que te hicieron creer todos estos años, sé que tenías tus dudas sobre Cíclope, y el régimen en general, por eso decidí revelarte mi identidad y... la verdad, toda la verdad.

De repente empezó a contarme una nueva historia, diferente a la que venía escuchando desde que nací, una historia que abriría mis ojos y cambiaría mi mundo para siempre...



"Mi historia comienza cuando yo tenía 15 años. A esa edad era solamente un niño normal, que vivía en los suburbios de la ciudad, yendo a la escuela, ayudando a mi padre y a mi madre a mantener la pequeña carpintería que teníamos.

Mis padres... tus abuelos, siempre jugaban a una lotería, no como la de Cíclope, esta era de verdad. La gente solía sentarse horas frente al televisor sólo para mirar los números pasar, deseando con todas tus fuerzas que fueran los tuyos, y un día, nos tocó la suerte de ganarnos un viaje para recorrer algunas partes de África.

Así dejaba por primera vez el continente. Mi familia no era adinerada y a pesar de que no pasábamos hambre, nunca habíamos tenido lo suficiente como para salir de vacaciones, así que supongo que mi alegría ante esta posibilidad hacia feliz a mis padres... mirando hacia tras hubiera preferido quedarme con mis padres y no ganar ese estúpido viaje...

Cuando llegamos al aeropuerto de Ciudad del Cabo, nos recibió un traductor local y nos informó que él sería nuestro guía por los quince días que íbamos a pasar viajando por África y que nos estaríamos uniendo a un grupo de gente que había contratado sus servicios.

Rápidamente cargamos nuestras valijas en un coche alquilado por el mismo guía y partimos hacia las afueras de la ciudad donde un colectivo nos esperaba para partir.

Dentro del transporte había algunas parejas y algún que otro pasajero solitario. Yo era el único niño en el viaje, pero lo que más me llamó la atención en el momento fue un hombre de traje y corbata que iba sentado al fondo. El sujeto desentonaba totalmente con la gente que iba de pantalones cortos y remeras, señalando todo y riendo, emocionados. Aquel tipo permanecía silencioso, ocupado en sus propios pensamientos.

Mundo de héroes: El inicio de Los VigilantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora