15. El asesino y el beso

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Tras el gran combate, que más tarde recibió el nombre de "La Batalla de Liberty", descubrimos algo: no estábamos solos. No solo los ciudadanos de Liberty comenzaron a organizarse y a ayudarnos a mantener a las tropas de Cíclope fuera, sino que también recibíamos todos los días más y más personas que escapaban de los barrios del dictador, quienes venían en busca de refugio y una vida mejor. Mi padre y yo incluso consideramos trasladarnos hasta este lugar, pero decidimos que lo mejor iba a ser esperar un poco, ya que no queríamos que descubran nuestras verdaderas identidades.

Otras grandes noticias nos llegaban desde otras partes del mundo, sobre barrios que habían visto a Liberty levantarse en contra del dictador que gobernaba la tierra, y habían empezado a seguir su ejemplo, aunque sin el éxito esperado, pero era algo. Parecía que por fin estábamos fracturando el estado totalitario de Cíclope. Sin embargo se trataba de información suelta que Joel lograba recoger de oscuras partes del Internet y que no tenía manera de comprobar, así que no dejamos eso se nos subiera a la cabeza.

Por algunas semanas ayudamos a la gente a organizarse para mantener Liberty a salvo. Por suerte había gente que en su vida anterior habían sido bomberos, enfermeros e incluso policías y contribuyeron a formar una especie de milicia para que defendiera el lugar. Una vez que esto estuvo bien asentado decidimos que lo mejor iba a ser que nos separáramos, ya que si nos manteníamos todos juntos, los ataques de Cíclope iban a estar centrados en un solo lugar, mientras que si actuábamos en varios barrios, las tropas iban a verse obligadas a dispersarse.

Sin embargo nuestra base de operaciones continúo estando en Liberty, y Kevin se quedó junto a su hermano, solo en caso de que Cíclope enviara alguna persona con poderes a atacar el lugar. A mí me asignaron el barrio Kane-B, un lugar muy oscuro y corrupto, que se encontraba entre una de las zonas más urbanizadas de El Núcleo. Felicity fue a parar a la zona conocida como S-Lee, Jax a Wall-8, Emma a DW/10, y Malcom a SH-Doyle. A pesar de que nos encontrábamos divididos, acordamos que a la menor dificultad nos íbamos a contactar entre nosotros y el Vigilante más cercano iba a acudir a ayudar.

Todavía recuerdo la expresión de sorpresa que tenía Sam en su magullada cara cuando escuchó por las noticias, que el terrorista conocido como Archer, había dejado atados a un poste de luz, patas para arriba, a un pelotón entero de soldados en Kane-B.

—Ese es el hijo de puta que me golpeo en ese barrio de mierda, pensé que solamente actuaban en Libe... en ese agujero de perdición. —Sam había quedado realmente afectado tras el combate, tanto física, como psicológicamente.

Tras haberle dado una paliza la noche anterior lo fui a visitar a su casa para comprobar que estuviera bien, y sí que lo estaba. Cuando entre a su habitación lo encontré haciendo ejercicio sin parar, con toda su cara roja e hinchada, ni siquiera me saludó, y no me contó lo que le había pasado hasta después de un tiempo, por supuesto que yo ya lo sabía. Con el tiempo Sam fue ganando musculatura, se notaba que se estaba esforzando el doble en los entrenamientos. Su padre, por otra parte, tras recibir mi flechazo estuvo algunos días en el hospital y le ordenaron que hiciera reposo por un tiempo. Esperé nunca más tener que volver a enfrentarme a mi amigo, ya que, a pesar de que había sido lo correcto, me sentía un poco culpable por haberlo golpeado con tanta fuerza.

Las noches iban pasando y yo me estaba acostumbrando cada vez más y más al sucio aire de Kane-B. Este era un barrio al que yo nunca había ido con mi identidad de Daniel Front, ya que se trataba de una zona bastante siniestra. Dentro de este lugar se encontraban la mayoría de las "casas de diversión" de las tropas de Cíclope, lugares donde, tras haber servido al dictador, podían ir y relajarse viendo mujeres, bebiendo alcohol y maltratando a la gente. Las pobres muchachas que trabajaban en esos apestosos antros, no eran otras que las que los carceleros decidían que eran muy hermosas como para estar encerradas como prisioneras políticas, así que las ponían a disposición de los mismos bastardos que las habían puesto tras las rejas y torturado. De solo pensarlo me entraban ganas de vomitar.

Mundo de héroes: El inicio de Los VigilantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora