18. Los subterráneos

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Cuando me desperté, escupí un poco de tierra y tras hacer un poco de esfuerzo pude quitármela toda de encima. La explosión había causado un derrumbe que hizo colapsar el túnel, deteniendo a los soldados, pero al mismo tiempo dejándome separado de mis amigos. Grandes rocas cubrían el camino y supongo que tuve suerte de que ninguna me aplastara, aunque no había forma de que volviera con ellos. Estaba totalmente solo, abandonado. No tenía idea de cuánto tiempo había estado desmayado, podrían haber sido minutos, o incluso un día entero, pero no había manera de saberlo con seguridad.

Me senté en la oscuridad, totalmente rendido. No solo habíamos fallado en nuestro objetivo, sino que también me había separado de mi equipo y no tenía manera de saber cómo llegar a ellos, hasta que de repente empecé a escuchar un sonido leve, casi imperceptible, pero gracias a mis sentidos aumentados pude captarlo. Inmediatamente comencé a tantear el suelo, y tras concentrarme unos minutos pude rastrear con exactitud de donde venía el sonido. No cabía duda, era el comunicador de Joel que se me debía de haber caído en el derrumbe. Me lo coloqué y la preocupada voz de mi padre llenó el silencio.

—Daniel... Oh, gracias, ¿estas... estas bien? —sonaba terriblemente agitado.

—Si... solo me duele un poco la cabeza... pero debe de ser por el golpe, ¿dónde están?

—No nos podíamos comunicar contigo, así que decidimos avanzar... estamos haciendo una pausa, por eso intenté hablar contigo nuevamente... escúchame bien, no estamos solos. —Mi padre hizo una larga pausa que hizo sonar su afirmación aún más aterradora—. Tienes que empezar a moverte de inmediato, pero no hagas mucho ruido.

—Está bien... ¿Cómo se supone que los voy a encontrar?

—Estos túneles conducían a una base alternativa de Edward... el problema es que no los había usado nadie desde que Cíclope tomo la tierra, o eso creímos... Siguiendo el camino tendrías que poder encontrar el otro...

Un ruido extraño, como el de un animal, llegó a mis oídos, y de repente la conversación tuvo una especie de interferencia y se cortó inmediatamente, dejándome una vez más solo y aterrado ¿Qué podría producir semejante sonido? Ciertamente nada que yo conociera. Iba a tener que moverme con cuidado.

La oscuridad del túnel era absoluta, y por los primeros cien metros no pude evitar tropezarme cada diez pasos. En un momento decidí que tenía que intentar sacar provecho de mis poderes, así que me concentré y comencé a prestar más atención. Me detuve, cerré los ojos y tomé una gran bocana del viciado aire que había en aquel túnel y cuando abrí los ojos la oscuridad seguía ahí, pero de alguna manera era distinta. Con todos mis sentidos podía llegar a construirme una buena imagen del aspecto que el camino debía tener. El eco de mis pasos me permitía saber si algún cuerpo se encontraba cerca, una leve brisa me permitía conocer el contorno del lugar, y mi olfato podía percibir heces de rata y un leve olor a putrefacción. Continué caminando, por lo que yo creo que fueron horas, el camino nunca cambiaba y empezaba a sentirme aburrido, hasta que un fuerte y familiar sonido me hizo agazaparme en el suelo, era el ruido de un Merodeador. El sonido provenía de algunos metros detrás de mí, claramente los militares habían logrado entrar a los túneles. Moverse despacio ya no era una opción.

Me levanté del suelo y comencé a avanzar a toda velocidad, cada tanto dirigía la mirada hacia atrás y podía ver los rayos de luz de las linternas cortando la oscuridad. No podía moverme más rápido sin develar mi posición de inmediato, y si me tomaban por la espalda estaría acabado de forma que, aprovechando que el túnel se había hecho más ancho, decidí ocultarme en una pequeña "cueva", dejando a los militares pasar de largo para tenderles una emboscada.

Mundo de héroes: El inicio de Los VigilantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora