No me lo esperaba, la verdad no me esperaba que en realidad. Katana se había acercado a mí con tal rapidez, que me había costado demasiado el percatarme que en realidad ahora era ella la que casi se devoraba mis labios.
Fue cuestión de tiempo para que yo pudiera reaccionar y colocar mis manos sobre su cintura para atraerla más a mí.
Si tenía que decir algo acerca del momento que estábamos viviendo, era que ella besaba demasiado bien. Sus labios eran gruesos y suaves. Demasiado de lo que a mí me gustaría admitir. Encajaban tan bien con los míos, que me dejaba sin aliento.
Tiempo después, no estaba seguro qué tanto, ella se separó de mí, solo un poco. Lo sufuciente para recordarme que tenía que respirar.
Sus ojos felinos se veían ligeramente brillosos, no porque estos fueran claros, es más, eran los más negros que he visto en toda mi vida. Me pregunté qué era lo que estaba pensando, para que me mirase con esa intensidad. Yo no podía hablar, solo podía pensar en la manera en que mis labios aún estaba la sensación de los labios de la chica.
―¿Te sientes más cómodo? ―preguntó, su voz ronca, unas octavas más bajas de lo normal. Pero de cierta manera sentía que era un susurro suave.
Yo era consciente qué tan cabrón podía ser. De verdad es que a veces me sorprendía mi propio comportamiento. Así que solo me acerqué a ella y sonreí.
―No, la verdad es que no. Ensayemos un poco más.
Katana se sorprendió un poco por mi comportamiento. No la culpo, si soy honesto, si bien nos hemos conocido por muchos años, es cierto que no hemos pasado todo el tiempo juntos y no le ha tocado ver la manera en que he cambiado en el aspecto de las chicas. Aún recuerdo cuando estábamos en el instituto y me sentía incómodo alrededor de chicas. Eso fue antes de mi primer salida con Jimin hyung en mi cumpleaños número dieciocho.
Ni corto ni perezoso, uní mis labios con los de Katana una vez más.
No recordaba por la noche anterior cuando nos acostamos, que sus labios fueran tan suaves y carnosos. Era una sensación nueva para mí de la que podría decir que me encontraría siendo adicto. Ahora estando sobrio, podía decir que sus besos eran más embriagantes que cualquier licor.
En algún momento, entre los besos, ella se encontraba sentada en la mesa conmigo entre sus piernas, cuando escuchamos la manera en que un móvil sonaba a la lejanía. O así es como yo lo sentía de lo concentrado y embriagado que estaba de ella.
―Jungkook ―dijo entre besos, yo la ignoré y seguí con lo mío ―. Jungkook, es tu móvil.
Finalmente, ella me apartó por los hombros. Cuando abrí los ojos, me di cuenta que sus mejillas se encontraban rojizas, sus labios mucho más hinchados y rojos. Estaban entreabiertos, dándome a entender que tenía el aliento entrecortado.
Carraspeé al tiempo que me alejaba de ella y sacaba mi móvil de mi bolsillo. El nombre de Namjoon hyung apareció en la pantalla.
―Hyung ―dije con voz ronca. Carraspeé otra vez, ahora cubriendo mi boca con el puño de mi mano.
―Ey, ya he terminado el trabajo que tengo aquí. ¿Sigues en el edificio? ―su voz se escuchaba cansada, seguro que pasó todo este tiempo encerrado en el estudio ―. Yoongi hyung hace un tiempo que se fue.
Katana movía sus piernas de un lado a otro, su mirada estaba en un punto fijo lejos de mí. Era notorio que se encontraba un poco incómoda. Besé castamente sus labios, sin saber por qué, para atraerla a la realidad. Cuando sintió mi tacto, parpadeó un par de veces y entornó sus ojos con los míos.

ESTÁS LEYENDO
Lonely hearts club | ʲᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏ
RomanceEn donde dos idols se enfrentan a la situación más complicada de toda su carrera: enamorarse.