𝕵𝖚𝖓𝖌𝖐𝖔𝖔𝖐 ; 32

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Estaba muy nervioso, acojonado. Creo que nunca lo había estado en mi vida. No lo había hecho desde que me corté el tobillo en una presentación y creí que no podría aparecer en el concierto. 

Para cuando llegamos al estudio de Kat y la puerta se cerró, no pude evitar hacer otra cosa que no sea atraerla para abrazarla. La había visto ahí, si bien intentaba esconder sus emociones de su jefe, no podía hacerlo de mí. 

―¿Estás bien? 

Katana no había salido de su casa desde que se había lastimado, le habían dicho que se mantuviera en reposo absoluto debido al dolor que le generaba la operación. Que tener un metal en la pierna no era algo fácil. Ella siempre se quejaba del dolor. 

―Estaré bien, puedo tomar unas cuantas pastillas ―le restó importancia mientras se rendía al abrazo. Estaba tan tensa. 

―No me refería a la pierna, precisamente, Kat...

Mi novia salió del espacio que hacía mi pecho para verme a los ojos. Ella era una persona poco expresiva, la mayor parte del tiempo, siempre tiene una mirada seria, sin muchas emociones. A no ser que se sienta completamente relajada es que puedes ver su verdadero yo. Me había costado mucho tiempo poder verlo y, ahora que lo tenía, se me había resvaldado de entre las manos. 

―Sabíamos que pasaría en algún momento ―se limitó a decir, al tiempo que se alejaba de mí y se dejaba caer en su silla. 

―Ya, pero, no por eso significa que nosotros le pondremos fin, ¿verdad? ―resongué. Sentí cómo se me revolvió el estómago de solo ver su mirada ―. Kat, el hecho de que terminemos para el público, no significa que tengamos que hacerlo de verdad. 

El dolor en su mirada, me dio una respuesta, así que me alejé de ella. Mi culo cayó sobre el sofá que tenía a un lado de ella. 

―Si no terminamos las cosas y de algún modo se sueltan rumores, le irá mal a la empresa y a nuestras imágenes. No quiero que las cosas se salgan de control, Kook.

Ella miró hacia lo que había en sus ordenador, como si fuera mucho más importante que la conversación que teníamos. Eso me molestó demasiado. ¿Cómo es que pensaba que su trabajo fuera mucho más importante que nuestra relación que se estaba desmoronando? 

―Por favor, Kat, no me hables como si estuviéramos hablando de un puto demo ―me quejé, ella ni se inmutó por mí hablando más alto de lo normal ―. ¿Acaso no te importa? 

―Claro que me importa, ¿por qué crees que acepté? ¿Te hubiera gustado que la carrera de una chica se...? 

―No hablo de la carrera de esa idiota. Si fue una acosadora, me importa una mierda lo que le pase, los rumores de acoso no son solo rumores, Katana ―chasqueó la lengua ―. Aquí no es como en Japón. Aquí de verdad es que salen a la luz si es que fueron ciertos y hay evidencia ―me relamí los labios con ansiedad ―. Lo que a mí me molesta, es que tú prefieras que usen nuestra, nuestra, Kat, relación para que salven el culo de una chica que lo más seguro es que terminarán por mandarla a hiatus. Ella ni te conoce, ¿sacrificarás algo tan personal por ella? 

Ella continuó con la mirada en la pantalla, no se movía, pero tenía la mirada fija en ella. La vi tragar casi disimuladamente. 

―No lo hago solo por ella, Jungkook, lo hago por la carrera de todos. ¿Acaso olvidas cómo es que tienes el éxito que tienes ahora? ¿Cómo fueron los primeros años? 

―Nuestras carreras están bien. Y encontraremos una manera, Kat, solo tienes que... ―no te rindas. 

Fue entonces que ella se volvió hacia mí, con los ojos rojizos y el labio inferior temblando ―. No somos iguales. Tú y yo, no somos iguales. ¿Crees que a las cabecillas les importe perder a una miembro de un grupo como el de Garam o el de una subagencia como la mía? Te doy la respuesta: les importa una mierda ―se me hizo un nudo en el estómago cuando la vi tan molesta ―. ¿Sabes todos los sacrificios que tuve que hacer para que mi grupo llegue a donde está? 

Lonely hearts club | ʲᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora