4. Con las ganas.

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Italia, ciudad de Como.

Venecia.

La ciudad me recibe con una suave brisa que impacta contra mi cuerpo erizandome la piel, los rayos de sol iluminan mi rostro y la temperatura de la ciudad es calurosa.

Las calles de la ciudad son hermosas, con sud edificios viejos y otros nuevos, con sus fuentes, las montañas a lo lejos, los árboles rodeando distintas zonas, los turistas recorriendo las calles y el lago que hace a la ciudad más llamativa. El arte, el turismo y la cultura hace que esta ciudad sea más encantadora, razón por la que quiero invertir en uno de los edificios para convertirlo en un hotel.

Después de un pequeño recorrido por la ciudad llego al hotel, decorado con algunas macetas con flores colgando en las paredes, todo de blanco con algunas piedras pegadas a la pared de la entrada. De lejos se puede notar que es un edificio viejo pero por dentro es otra cosa, la decoración que tiene lo hace ver como un hotel completamente nuevo.

- Buongiorno, ¿come posso aiutarla? (Buenos días, ¿cómo puedo ayudarla?)- La recepcionista del hotel me recibe con una sonrisa.

- Buongiorno. Ho fatto una prenotazione a nome di Venecia Martinelli (Buenos días. He hecho una reserva al nombre de Venecia Martinelli). - Ella asiente buscando en la computadora.

- Stanza centodieci (habitación ciento diez). - Me entrega la llave de la habitación.

- Perfetto, grazie.

La habitación que reservé es una de las principales que tiene el hotel, su tamaño es grande y acogedor. Cuenta con una cama de dos plazas y media junto a las mesas de luces, del otro lado hay una mesa redonda con dos sillas, por el pasillo está el baño y por último un ventanal que da al lago.

Salí de bañarme con un remeron puesto que apenas cubre mis muslos, el sueño me está venciendo, el viaje fue largo y agotador terminando por consumirme por completo. Faltan dos horas para encontrarme con el señor Lombardi que es el dueño del edificio que quiero comprar y quiero dormir aunque sea treinta minutos antes de empezar a prepararme. Pero ese plan se vio interrumpido al momento que mi celular empezó a sonar, una videollamada de las chicas.

- Buenos buenas. - Las tres me saludan a la misma vez con entusiasmo y una sonrisa platada en sus caras.

- ¿Cómo están?, ¿qué andan haciendo?- Me siento en la cama para poder enfocarme mejor.

- Todo bien. Estamos pensando que hacer después de almorzar, el día está hermoso para salir a caminar pero estas dos araganas no tienen ganas ni de moverse. - Me cuenta Sofi y las otras dos revolean la cabeza.

- ¿Y que tal Italia?, ¿ya conociste alguna italiana que te quite la tenga? - Sí, claramente la que preguntó eso fue Eva.

- La ciudad es hermosa, tienen tantas cosas que me vuelven loca y de la habitación tengo vista al lago. - Eva me mira con una ceja alzada esperando a que responda la otra pregunta. - No Eva, no conocí ninguna italiana. Llegué hace menos de dos horas.

- ¿Qué vas a hacer ahora? - Pregunta Lurdes, recostandose sobre Sofi.

- Estaba por dormir una siesta cuando ustedes llamaron, y en un rato tengo que reunirme con con el dueño del edificio. En dos o tres días ya voy a estar de vuelta. - Las tres se pusieron a festejar, nunca había vuelto tan rápido de un viaje de negocios.

- La próxima vez me llevas. - Me pide Sofi guiñandome un ojo.

- ¡Uy, uy, uy! Alguien quiere ir a ver a la morocha que la tiene loquita. - Eva golpea su hombro contra el de Sofi para molestarla, recibiendo otro golpe.

Ella | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora