17. Te quiero.

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Buenos Aires, Argentina.

Venecia.

Los días pasan y con ello mis ganas de verla aumentan a gran cantidad. Pueden pasar un día o una semana sin ella y la voy a extrañar de igual manera, siento que me acostumbré un poco a estar con ella en la semana que pasamos juntas compartiendo espacios, momentos, caricias, dormir juntas y despertar abrazadas al otro día. Extraño todo lo que conlleva estar con la rubia y la extraño a ella más que nada.

En estos días mantuvimos la comunicación, hablamos de muchas cosas y uno de los temas que mencionamos fue la reunión que tuvo con su abuelo pero lo único que me dijo fue que sea reunión salió mejor de lo que esperaba, que cuando nos viéramos entraría más en detalle, así que no quise presionarla para que me cuente todo ya. Me dejó tranquila al saber que todo salió bien y verla sonriendo a través de la pantalla, esa sonrisa que había perdido hace unos días por culpa de su padre.

Esa semana que pasamos juntas por más que haya estado muy alegre y me sonreía en cada momento notaba que en su mirada azulada faltaba ese brillo especial que resalta en sus ojos, ese brillo que pude apreciar desde el día que nos conocimos pero que desapareció después de esa pelea. La noté apagada en esos días y aun así se dejó llevar conmigo, haciéndome sentir cómoda en cada momento, llevándome a recorrer la ciudad tomadas de la mano, pasarla bien solamente con su compañía. Y espero que todos esos momentos compartidos no acaben.

No sé en que vaya a terminar lo que está pasando con Alessia y su familia, pero ella no se merece esa miarda por la que está pasando por estar conmigo que fue lo que desató y no quiero dejarla sola. Quiero acompañarla en cada momento que ella me permita porque así lo deseo, así lo siento.

- ¿Vas a venir este fin de semana? Tu abuela nos invitó a cenar en domingo en su casa. - Dice mi madre al otro lado de la línea, después de saludarme.

- No sé má, la última vez que nos juntamos a comer nos peleamos de nuevo con las tías y no creo que pase lo contrario en esa cena. Además Zoe me dijo que sus hijas volvieron de sus vacaciones, otra razón para no ir. - Mis primas no son las personas más amigables que existen y no tengo ganas de verlas.

- No les tenes que dar bola y si te empiezan a decir coas te defendes como siempre lo haces. - Pero esta vez no tengo ganas ni de dirigirles la palabra.

- Lo voy a pensar y te aviso.

- Dale Vene, no me dejes sola con tus tías. Podes traer a tu amiga que no es amiga, con la que hablaste por celular cuando estabas acá. - Hace énfasis en la palabra amiga, tengo en claro a quién se refiere.

- ¿De qué amiga me hablas? - Me hago la desentendida pero con mi madre nunca funciona.

- Yo puedo hacer como que no pasa nada, pero boluda no soy eh. Te pasan cosas con esa chica y no tenés forma de negarmelo. - Todavía no entiendo como es que las madres se dan cuenta de todo. - Entonces, ¿la traerás?

- Vive en Italia, no se cuando la volveré a ver. - Trato de evitar el tema de mis sentimientos, pero conozco a mi madre como la palma de mi mano y presiento cuál será su próxima pregunta.

- ¿Y qué pasa con esa chica?

- Si te referís a si somos novias no, no lo somos. Pero siento muchas cosas por ella y mis sentimientos crecen cada día más, tanto que me cuesta porque nunca había vivido algo así y lo sabes. - Hablar de esto con mi padre es como como sacarme un peso de encima.

- La querés, ¿no es así? - Muerdo mi mejilla interna tomándome unos segundos antes de responder, escuchando la respiración tranquila de mi madre.

- Más de lo que crees. - Lo tengo tan claro que no se me trabó la lengua al decirlo.

Ella | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora