Argentina, ciudad de Buenos Aires.
Alessia.
Me miro una vez más en el espejo observando mi aspecto detalladamente. Unas grandes ojeras brillan bajo mis ojos, mi cuerpo se ve más flácido por haber dejado de hacer ejercicio a diario, me veo y me siento cansada tan cansada que necesito más de ocho horas sin hacer nada pata sentirme como nueva, pero todo el trabajo que tengo no me permite mucho más que unos minutos de descanso en la oficina y si Noa no estaría conmigo trabajando sería todo un caos.
Hoy con Venecia acordamos vernos a la tarde ya que mañana a la noche vuelvo a Italia y será la última vez que nos veamos hasta que nos volvamos a encontrar, que puede ser en unos días o meses pero la verdad es que no quiero pasar mucho tiempo sin verla. Ella fue la que tomó la iniciativa mandándome un mensaje invitándome a dar un paseo por la ciudad, a lo cual no me pude negar para nada. No me arrepiento de haberle dado mi número.
Estoy tan indecisa con la ropa que no sé que iría mejor para la ocasión, si un vestido veraniego, un pantalón suelto o un short con una remera. Como si la llamara con la mente para que me ayude, una sonriente Noa entra a la habitación y se tira a la cama. Hoy salió temprano de la oficina porque tenía un almuerzo con Sofía que, al parecer, salió bien.
- ¿Cómo te fue en tu almuerzo? - Indago, pero su cara ya me dijo todo lo que tenía que saber.
- Bien, fue lindo pasar tiempo con Sofía. - Primera vez que la escucho decir eso de una cita y, para recalcar, una cita con una mujer. Es un poco nuevo para Noa e incluso para mí, pero no es terreno totalmente desconocido. - ¿Por qué estás sonriendo como boba?
- Nada, nada. Me alegra que lo hayas pasado bien. - Busco el maquillaje empezando por taparme las ojeras. - ¿Cómo vas con el tema de salir con una chica? - La última vez que hablamos sobre este tema no fue fácil para Noa.
- Estoy mucho más relajada y tranquila con respecto a eso desde la última vez que hablamos. No voy a negar que me sigue aterrado un poco pero si me termino enamorando lo voy a dar todo por ella y también por mí. Al fin y al cabo es mi vida y yo soy la que decide como vivirla, nadie más. - Escucharla hablar tan segura de sí misma es tan reconfortante y sé que para ella es difícil. Tener padres homofóbicos
es difícil.- Sabes que tenés mi total apoyo para lo que quieras y sientas que es correcto. - Desde el reflejo del espejo la veo sonreír.
- Vos también la tenés, para lo que sea. Pero ahora contame, ¿cómo te sentís? - Se sienta en la cama mientras que yo me maquillo un poco, algo tranquilo.
- En algunas ocasiones no sé cómo actuar o sentirme al respecto, me siento como una adolescente y no debe de ser así. Tengo treinta años y aveces no sé que miarda hacer, Venecia me descoloca cuando estoy con ella y eso que fueron muy pocas, pero dejo que las cosas fluyan entre nosotras. Y ahora estoy nerviosa aunque no parezca, todo está pasando muy rápido. - Giro con la silla al terminar de maquillarme, encontrándome con una Noa que me mira con adoración.
- La edad no importa mucho y tampoco te define, sos una mujer madura capaz de todo y para que te calmes un poco me he sentido así. Ahora bien, no hagamos esperar a tu chica, ¿qué te vas a poner?
- No sé, estoy entre estos tres. - Señalo el sillón dónde dejé la ropa.
- Para mí va este. - Agarra el short celeste con rotura y un remeron blanco. - Esta haciendo mucho calor para que te pongas un pantalón. - Aunque esté encerrada en el departamento con el aire acondicionado prendido el ambiente se siente pesado.
- Me voy a poner eso. - Tomo las prendas y me encierro en el closet para cambiarme y de paso elegir un par de zapatillas que me combinen con la ropa. - ¿Hubo besos o acercamientos más de lo normal? - Le pregunto al abrir las puertas y encontrándola de nuevo en la cama.
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Ella | +18
RomanceUna salida al boliche, bebidas alcohólicas que no acababan, un mareo y un acercamiento inesperado. Esa noche termina en una habitación de hotel.