Argentina, ciudad de Buenos Aires.
Alessia.
Me miro al espejo una vez más antes de bajar a la ceremonia. El vestido blanco llega hasta al piso dándole una forma circular a la caída, la parte de arriba se ajusta perfectamente a mi figura, con un escote en v y abierto a los costados de mi torso.
Mi corazón palpita con fuerza al verme con este vestido que nunca creí que usaría, pero llegó ella a mi vida y hoy es el gran día. Día que voy a empezar a usar un anillo en mi dedo anular con un significado único, que voy a entregarme por completo a esa mujer, que vamos a entrelazar nuestras vidas por el resto de nuestros días.
Y mis nervios están a flor de piel.
- ¿Lista para huir? El chófer nos espera afuera. - Noa entra a la habitación con su traje de dama de honor. Se ve hermosa.
- Sabes que no haría algo así. - Ni siquiera se me cruzó por la cabeza hacerlo, porque es algo que las dos queremos y planeamos esta boda por meses.
- Lo sé, el amarre que te hizo la morocha funcionó a la perfección. - Río por las ocurrencias de Noa, cosa que funciona para calmar mis nervios.
- Funcionó tan bien que estoy por casarme y nunca creí que lo haría. Pero acá estoy, con los nervios comiéndome viva y por dar ese gran paso en nuestra relación.
- Nadie esperaba que te casaras, ni siquiera tu mamá, pero estoy muy feliz de que hayas encontrado una mujer con la cual podes compartir tu vida, que te ama y te valora como te lo mereces. Estoy emocionada de ser parte de este momento tan importante y que cumplamos nuestra promesa que juramos cuando éramos unas niñas. "Alessia y Noa juntas...
- Contra el mundo". - Concluyo la frase.
- ¿Lista para caminar hacia el altar y mostrarles a los demás lo hermosa que estás? - Me toma de las manos y me da una cálida sonrisa.
- Lista. - Agarro el ramo de tulipanes blancos y salimos de la habitación.
Afuera de la habitación me está esperando mi abuelo que será quien me lleve al altar como lo decidí hace algunos meses. Al verme me sonríe y una lágrima se derrama por su mejilla que limpia rápidamente.
- Estas hermosa, Alessia. - Me envuelve en sus brazos transmitiéndome tanta calidez y tranquilidad como siempre.
- Gracias abuelo. Vos también te ves muy elegante, seguro que enamoraste a la abuela una vez más. - Doy un golpecito en su pecho sonriéndole.
- La enamoro todos los días. - Me devuelve la sonrisa. Su egocentrismo no desaparece con el pasar de los años.
La marcha nupcial empieza a sonar por el lugar, dándole inicio a la ceremonia. Nuestras damas de honor caminan ordenadamente una detrás de la otra por la alfombra roja hasta la capilla donde ya se encuentra el cura que nos va a casar.
- Llegó mi momento. - Tomo del brazo a mi abuelo al momento en que las puertas se abren.
Las personas invitadas a compartir este día con nosotras se levantan de sus asientos al verme. Caminamos a paso lento por la alfombra pero con el corazón latiendo enloquecido por las emociones.
La suave brisa mueve mi pelo suelto hacia atrás, mi vestido se menea a cada paso que doy y mis manos sudan al ser el centro de atención y recibir tantas miradas a la vez.
Al llegar al altar me encuentro con la mirada de mi hermana que es una de mis damas de honor. Alondra me sonríe mientras sus lágrimas bajan por sus rosadas mejillas que la hacen ver adorable. Ella está feliz por nosotras y me lo ha repetido en algunas ocasiones.
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Ella | +18
RomanceUna salida al boliche, bebidas alcohólicas que no acababan, un mareo y un acercamiento inesperado. Esa noche termina en una habitación de hotel.