Italia, ciudad de Como.
Alessia.
- Al parecer mi amenaza con el abuelo funcionó. - Dice Noa apareciendo en la puerta de mi casa, con una botella de vino tinto en sus manos.
- Yo creo que quedó con un poco de miedo de perder sus pelotas. - Noa siempre trata de defenderme o ayudarme, a pesar de que sus tácticas para hacerlo no sean tan amigables.
- Con razón no pasó a saludarme antes de irse. - Reímos, aunque puede ser otra la razón. - Entonces, ¿esa charla salió bien?
- Salió mejor de lo que las dos pensábamos. - Me abraza con fuerza y la siento sonreír.
- No sabes cuanto me alegra escuchar eso. - Dice al separarse dirigiéndonos a la cocina para almorzar.
- Te juro que todavía no lo puedo creer. - Sirvo la pizza en unos platos mientras Noa llena las copas de vino.
Ni siquiera pude imaginar que algo así pasaría, estaba preparada para recibir gritos porque llegué a creer que tendría la misma reacción que mi padre pero ellos no tienen nada de parecido. Mi abuelo si supo escucharme y entenderme haciéndome sentir segura mientras hablábamos sin ser interrumpida por él y lo mejor de toda esa charla es que él sí me comprendió y está dispuesto a ayudarme en lo que sea. Es lo que necesite para seguir adelante con lo que quiero y estoy dispuesta a jugármela sin importar lo que diga mi padre.
- Llegó a la oficina abrazándome con tanto cariño que me sorprendió. Hablamos de tantas cosas que fue una charla amena, tranquila, dejando las cosas en claro y una de esas tantas cosas fue lo que tengo con Venecia. - Le doy un trago a mi vino, es más dulce de lo que me gustaría.
- ¿Cómo se tomó eso? - Deja su porción de pizza en el plato para centrarse en mi.
- Lo acepta y me apoya al igual que la abuela, pero mi relación con Venecia puede traer problemas con el bufete.
- ¿Por qué le traería problemas al bufete estando con ella? Si no pasó estando con Massimo no entiendo porque seria lo contrario con la morocha. - Vuelve a retomar lo que estaba haciendo antes, comer, pero sigo teniendo su atención.
- Por el simple hecho de ser una relación homosexual y todo lo que conlleva eso. - No pensé estar en una posición así y ahora puedo ver lo complicado que es.
- Y por la sociedad en la que vivimos el bufete se jodería porque estas vos a cargo, ¿o me equivoco?
- Estas en lo correcto.
- ¿Y cómo se tomó eso el abuelo? - Noa sabe que esto puede ser jodido para todos los que trabajamos en el bufete.
- Yo tiré la idea de irme del bufete para no complicar las cosas más adelante, pero el abuelo se negó completamente. No quiere que lo deje y me dijo que las cosas seguramente van a disminuir en gran cantidad, que tendrá sus bajas considerablemente. Ya sabemos lo que eso conlleva y me preocupa.
- ¿Cuántas veces el bufete estuvo a punto de la quiebra? Sí, dos veces y mira como estamos ahora, allá arriba. Si pudimos sacarlo adelante dos veces vamos a poder hacerlo una vez más, no te voy a negar que va a ser complicado pero eso no significa que va a ser imposible. - Sonrío sin poder evitarlo, Noa es una de las mejores personas que están en mi vida, es como una hermana más para mi.
- Algo así me dijo el abuelo.
- No sé exactamente que te dijo el abuelo, pero estoy de acuerdo con él. - Bebe de su vino. - Pero eso no es el único que te preocupa, ¿no? - Negué, claramente no es mi única preocupación.
- Mi padre. - Digo sin más, pero ella lo entendió.
- ¿Tenés miedo de lo que tu papá pueda llegar a hacer?
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Ella | +18
RomanceUna salida al boliche, bebidas alcohólicas que no acababan, un mareo y un acercamiento inesperado. Esa noche termina en una habitación de hotel.