22. Acercamientos indeseados.

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Italia, ciudad de Como.

Venecia.

Me miro una vez más en el espejo asegurándome que el atuendo que escogí para la cena de esta noche convine y sea el adecuando. Tratando de verme elegante pero sin exederme, preguntándole varias veces a mi novia si estoy vestida para la ocasión, a lo que ella responde con un simple sí que me deja conforme.

Por lo que me había dicho Alessia es una cena que se hace cada tanto y asiste toda la familia y entre ellos esta su prima con la cuál tuvo una pelea hace un tiempo al enterarse que su ex estuvo con ella, pelea que mi novia no inició y terminó por romper la relación que tenían.

Aparte de eso, también asistirá su padre, que después de enterarme del trato que le dio aquel día me desagrada y ese desagrado terminó por aumentar cuando la rubia me contó algunas anécdotas de su niñez y adolescencia donde fue despreciada e ignorada por su padre. Ella no se merecía ese tipo de trato y yo no voy a dejar que pase una vez más.

La miro a través del espejo como me recorre con la mirada, sentada en el sillón de la habitación con los codos apoyados en los apoya brazos. Se ve tan hermosa con ese traje femenino color blanco, su pelo suelto cayendo en ondas y esa sonrisa tan hermosa que decora su rostro.

- ¿Por qué me miras así? - Pregunta desde su posición, se inclina hacia adelante dejando sus manos sobre sus piernas cruzadas.

- ¿Así cómo? - Sé como la estoy mirando pero quiero que ella me responda.

- Como si quisieras comerme. - Pasa su lengua por su labio superior lentamente.

- Tal vez porque si quiero comerte... a besos. - Me apoyo sobre el mueble manteniendo la distancia.

- Acércate y hacelo. - Mueve su mano incitándome a acercarme.

- Vení vos.

No sé cuantos segundos tardó en acercarse a mí tomándome de la cintura y uniendo sus labios a los míos que se mueven en sincronía, con lentitud, con delicadeza. Su lengua acaricia mi labio inferior pidiendo permiso para adentrarse a mi boca y se lo doy.

Mis manos se entrelazan en su nuca para acercarla más a mi como si eso fuera posible, como si quedara una mínima distancia entre nuestros cuerpos. Nuestras bocas están saciando la sed que se tenían, nuestras lenguas están en una guerra imparable que nos hacen suspirar y nos quita el aire.

El sonido de su celular hace que nos separemos con la respiración agitada. Ella se aleja de mi para contestar la llamada y la veo sonreír por lo que le está diciendo la otra persona que, al parecer, es su hermana. Aprovecho esos minutos para terminar de retocar mi maquillaje que por el desvío de minutos atrás no pude terminar.

- Era Alondra, me dijo que ya están la mayoría de los familiares en la casa de mis abuelos y que esta aburrida al estar rodeada de gente adulta, así que espera por nosotras pero más a vos. Al parecer te ganaste una parte de su corazón. - Vuelve a cortar la distancia entre nosotras, apoyando sus manos en mis caderas.

- Tu hermana es una dulzura, tan directa y madura para su edad. Se parece mucho a vos, tanto en lo físico como en la personalidad.

- Sí, nos parecemos en muchas cosas, hasta en ciertas actitudes que tenemos. Nunca la había visto tan desenvuelta o mostrando interés con una persona que recién conoce, le transmitiste mucha confianza y eso es algo que muy pocas personas logran en ella. - Ella me habla con una sonrisa pintada en su rostro.

- Tu hermana es encantadora y tu mamá también. La pasé muy bien con ellas y espero que siga así. - No miento con lo que dije, ellas dos fueron muy amables conmigo. - Vamos yendo, para hacerle compañía a tu hermana.

Ella | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora