Italia, ciudad de Como.
Alessia.
Los días se pasaron tan rápido que fueron como un chasquido de dedos, después de haber disfrutado estos días paseando en barco y tirarnos al agua, recorriendo las calles de la ciudad para que las chicas conozcan y pasar las noches bailando, tomando, jugando, divirtiéndonos y riéndonos de las nuevas parejitas que se están formando, que parecen unas adolescentes con las hormonas alborotadas. Las chicas se volvieron ayer a la noche a Argentina para poder descansar bien antes de volver a sus respectivos trabajos, acordando volvernos a ver en unas semanas.
Venecia decidió quedarse un día más por lo que hoy sería la última noche que pasaremos juntas hasta que nos volvamos a encontrar y estoy aterrada con la idea de que se vaya. No mentía al decir que estoy feliz de tenerla conmigo y de su compañía, que con ella no hace falta comprimirme y puedo ser yo misma, que disfruto de estar con ella en cada momento aunque estemos haciendo algo tan simple y cotidiano. Porque con Venecia todo es distinto y más especial.
Estos días mantuve comunicación con mi madre y mi hermana que me mantienen informada de como están las cosas en casa. Por ahora las cosas están en calma, no se volvió a tocar el tema de que estoy saliendo con una mujer y en parte eso es bueno pero por otra parte queda en claro que por eso mi padre me esta odiando en estos momentos, y no sé en que posición está mi madre y mi hermana en esto, si tengo su apoyo o no. Pero después de ver como me defendió el otro día de mi padre quedó claro pero necesito escucharla decirlo y hablar con ella sobre lo que me está pasando, porque siento que descubrí lo que en verdad soy y es que me gustan los hombres al igual que las mujeres, que esta soy yo y me encanta.
Tantos años siendo alguien que no era yo, convenciendome de que era hetero y que estar con chicas era un pasatiempo que disfrutaba, pero claramente no era así y muy en el fondo lo sabía. Y ahora a mis treinta años puedo decir con claridad que después de tanto descubrí lo que soy, gracias a Venecia que me removió el piso desde el día uno y que con sus palabras me ayudó mucho a llegar a esto.
Hoy, como dije antes, es nuestro última noche juntas y es por esa razón que la mandé a la habitación mientras yo preparo una cena romántica, la última cena hasta que nos volvamos a ver. Estoy preparando una carne al horno con papas, con distintas salsas para acompañarlas, por lo que me dijo una vez esta es su comida favorita y hoy quise prepararla para sorprenderla. Quería hacer algo especial después de la sorpresa que ella me dio.
Para que esta cena sea más romántica y auténtica, ya que es la primera vez que tenemos algo como esto. Puse una mesa con velas alrededor, pétalos blancos sobre el mantel, los platos y cubiertos perfectamente acomodados junto con las copas y la botella de vino. Dejo la bandeja en el medio y para ser la primera vez que hago algo como esto me gusta el resultado.
Dejo las velas encendidas y me dirijo a mi habitación donde Venecia me está esperando acostada en la cama con el celular viendo no sé que.
- Vamos bella mía, ya está todo listo. - La tomo de la mano al instante que se levanta de la cama.
- ¿Qué hiciste? - Me da una mirada que me derrite, pero me aguanto las ganas de contarle.
- Cuando bajemos lo vas a ver, no seas ansiosa. - A quién quiero engañar, yo también estoy ansiosa porque vea lo que preparé para nosotras.
- No te hagas rubia, se te nota desde lejos lo ansiosa que estás. - Muerdo mi labio inferior, ¿tan obvia soy? - Tranquila, lo que hayas preparado para nosotras me va a encantar, como todo de vos.
- Espero que sea así. Ahora cerra los ojos, yo te voy a guiar. - Le pido al llegar al primer piso.
- No me vayas a tirar, porque te la voy a devolver. - Salimos al patio con Venecia agarrada a mi con fuerza.
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Ella | +18
Storie d'amoreUna salida al boliche, bebidas alcohólicas que no acababan, un mareo y un acercamiento inesperado. Esa noche termina en una habitación de hotel.