Italia, ciudad de Como.
Alessia.
Siento unas manos vagando por mi cuerpo desnudo después de la noche agitada que tuvimos con Venecia. Sus tibios labios se posan sobre mi piel caliente dando cálidos besos que aceleran mi respiración, la excitación se está apoderando nuevamente de mi cuerpo y la única culpable de eso es ella y sus manos que saben como tocarme.
Acaricia mis hombros, brazos y pechos donde se entretiene tomando mis pezones entre sus dedos y dibuja círculos alrededor de estos. Siento como mi piel se eriza bajo las yemas de sus dedos y los primeros suspiros salen de entre mis labios. Su boca se dirige a mi cuello pasando su lengua por detrás de mi oreja mordiendo el lóbulo e el proceso que manda corrientes de placer allá abajo.
Sus labios descienden por mi cuerpo que esta deseoso por ella, deteniéndose a la altura de mis pechos, tocando con sus labios mis pezones que están duros por sus anteriores caricias. Sus ojos oscurecidos por la lujuria me encuentran entre la oscuridad de la habitación antes de atrapar mi pezón izquierdo con su boca, succionandolo con fuerza y pasando su húmeda lengua por este.
Su boca está entretenida con mis pechos mientras que una de sus manos me recorre por el vientre, bajando por mi ombligo hasta llegar a esa parte donde se detiene, tocándome con dos de sus dedos que se deslizan hasta mi abertura y vuelve a subir, el movimiento de sus dedos son continuos, lentos y suaves. Le que está haciendo conmigo es una tortura.
- Fammi tuo. (Hazme tuya). - Le pido sin poder aguantar un segundo más sus manos tocándome pero sin llegar a ese punto.
- A tus órdenes, amor mío. - Me dice con su voz ronca.
Sus manos se mueven por mi centro húmedo deslizándose por mis labios hasta mi entrada. Uno de sus dedos me penetra lentamente, empezando con movimientos de vaivén que me llevan al más profundo placer. Mis caderas acompañas sus movimientos que aumentan de velocidad al igual que mis jadeos que salen de entre mis labios sin control alguno.
- Quiero más. - Sus dientes atrapan mis labios y me besa envuelta por el deseo.
Ella acata mi pedido agregando un dedo más que me penetra con fuerza llegando hasta lo las profundo de mi y los saca con lentitud, volviendo a repetir los movimientos que son cada vez más frenéticos. Sus pechos se mueven de adelante hacia atrás al compás de los movimientos que me están llevando al punto de explosión. Siento como mis paredes envuelven sus dedos, como mi cuerpo se contrae y mis piernas tiemblan, como su respiración agitada choca contra la piel de mi cuello y la siento sonreír. Solo bastó una penetración más para que todo en mi ser explotara en un maravilloso orgasmo.
Venecia se acuesta a mi lado boca abajo mientras que yo trato de regular mi respiración después de lo que lograron sus manos en mi cuerpo. Acaricio su espalda viendo como sus músculos se relajan bajo mi toque, su mirada se ve cansada por las pocas horas que dormimos pero aún así me regala una tierna sonrisa.
- Buenos días, preciosa. - Acerca su rostro al mío y deja un casto beso en mis labios.
- Muy buenos días, después de que me despertarás así. ¿Cómo estás?
- Me duele un poco el cuerpo por la noche que tuvimos. Aparte de eso estoy bien. - Se abraza a mi cuerpo, poniendo una de sus piernas por ensima de las mías. - ¿Vos cómo estás?
- Tengo algunos dolores, nada que un buen baño no pueda solucionar. - Aparto un mechón de pelo de su rostro que no me dejaba contemplarla por completo.
- ¿Ahorramos agua? - Una propuesta indecente que puede terminar en cualquier cosa, pero después de la noche que tuvimos no creo que podamos para más.
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Ella | +18
RomanceUna salida al boliche, bebidas alcohólicas que no acababan, un mareo y un acercamiento inesperado. Esa noche termina en una habitación de hotel.