NÚMERO OCULTO © PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO

Capítulo 8 ◾ Tengo que hablar

16 de septiembre de 2021

Escribo la carta lo más rápido que puedo, Alaric ya está dormido, decidió quedarse conmigo después de lo que pasó anoche.

Salgo al pasillo, son las tres de la mañana, no debería tardar en llegar.

Me siento en el suelo, apoyando la espalda en la pared, y cierro los ojos tratando de descansar unos segundos.

Ha matado a Gianna, Eros, la persona que me escribe desde hace cinco años, era un asesino.

Escucho pasos por el fondo del pasillo, y espero a que la silueta salga de las sombras para distinguirla.

— Toma — entrego la carta al hombre y este se ríe.

— ¿Ya ocurrió?

— ¿Lo sabías?

— Llevo meses siguiéndote por órdenes del jefe... — da vueltas a la carta en la mano —. Adiós.

— ¿No me traes ninguna carta?

— No, él me dijo que ibas a querer ponerte en contacto.

Se da la vuelta y se va, respiro tranquila, y vuelvo a entrar en la habitación, haciéndome un ovillo en la cama.

╰───────────╮•╭───────────╯

El móvil me despierta, miro la pantalla.

— ¿Mamá? — digo limpiándome los ojos.

— Cielo, he visto las noticias. ¿Qué ha ocurrido? ¿Estás bien? Pienso demandar a la universidad, me parece horrible la seguridad, ¿cómo es posible que haya ocurrido eso sin que nadie se entere?

— Yo estoy bien... De hecho, encontré yo la cabeza de...

— ¡¿Qué?! Mañana mismo voy a buscarte.

— No, mamá, estoy bien, tengo que terminar mi carrera, y acabar unos asuntos.

— Deberías tomarte el día de descanso, lo que viviste ayer...

— No puedo mamá.

— Llámame cariño, todos los días, si no, no estaré tranquila.

— Vale mamá, te quiero.

— Te quiero cielo.

Cuelgo, y miro los mensajes, no tengo ninguno, supongo que después de lo de ayer Eros se ha tranquilizado.

No quiero decir a mamá que el responsable de la muerte de Gianna es quien me envía mensajes, sé que si hago eso, tan solo hará que se ponga más nerviosa.

Miro hacia la cama de Gianna, Alaric sigue dormido, decido lanzarle un cojín para despertarlo, y me responde con un gruñido.

— Buenos días — digo sonriente.

Me mira con mala cara, sin responder.

— Vale, te despiertas de mal humor.

Me levanto, vistiéndome lo más rápido posible, tengo que hacer bastantes cosas hoy.

— ¿Dónde vas? — dice Alaric con la voz más ronca de lo normal.

— A la policía.

Alaric se levanta de un salto de la cama.

— Te acompaño, puede ser peligroso.

— No es necesario, voy a avisar a los chicos, tengo que hacer esto sola, debí haber ido hace mucho tiempo.