— Quédate aquí — dice Ethan bajando del coche.
— La universitaria vendrá ahora — digo en un intento fallido de que espere aquí.
— Voy a ocuparme de una cosa.
Veo como se marcha a través del campus, me quedo apoyado en el coche, observando a todas las universitarias que me lanzan miradas, nauseabundo, ¿sus padres no las enseñan que no deben fijarse en hombres como yo?
Estoy enfadado, no dormí a causa de los gemidos y gritos de la parejita, y me han despertado de la misma forma, solo me apetece ir a trabajar y meter alguna bala en la cabeza de algún insignificante.
— Hola guapo — una rubia de ojos azules se me acerca.
La miro de arriba a abajo, siento como mi boca se tensa sin poder ocultar el evidente gesto de asco, una camiseta, más estirada hacia abajo de la cuenta para poder mostrar su pecho, y un maquillaje con el que trata de parecer más mayor.
— Vete niña — digo girando la cara.
— Qué grosero, cualquiera querría estar hablando conmigo.
— Pues ve a hablar con ellos — suspiro, no tengo paciencia para aguantar esto.
— Prefiero hablar contigo.
No contesto, quizá si la ignoro capta que es mejor que se vaya, por esto odio a las universitarias, son insistentes, cargantes, y usan perfumes dulces que me dan aún más asco.
Escucho su voz, hablando de no sé que, no presto atención, cruzo mis brazos sobre el pecho y sigo apoyado en el coche, esperando a que la pareja llegue lo antes posible.
Una especie de gruñido suena a mi lado, miro de reojo, arqueando una ceja y la universitaria se dirige hacia su grupo de amigas que se encuentran enfrente.
Todas me miran con sonrisas en su rostro, una de ellas, la que supongo es la cabecilla, mastica chicle, abriendo y cerrando su boca con descaro.
Al menos he conseguido que se marche.
Veo a lo lejos a Ethan, junto a Emma, el cabrón se pasa más tiempo con su mano encima de ella que en la maldita pistola, está ignorando el trabajo.
Observo su camiseta, tiene alguna mancha de sangre, pero él está intacto, no sé en qué momento le pareció divertido partir la cara a estudiantes.
Vienen andando juntos, son jóvenes, supongo que aún tienen esas mariposas en la cabeza, que les gritan que el amor es lo más importante y bonito.
— Vamos, me dan náuseas las universitarias — digo cansado de esperar.
— ¿Gracias? — me dice Emma con una sonrisa.
— Quise matarte — digo conteniendo la risa.
No me responde, subimos al coche, no miento, quise matarla, pero me gusta esta chica, no es como el resto de universitarias, si la hubiese matado, quizá ahora me estaría arrepintiendo.
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NÚMERO OCULTO © PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO
Mistério / Suspense[ESTA HISTORIA ES UN BORRADOR] ¿Qué harías si llevas años recibiendo mensajes de alguien que no conoces? ¿Alguna vez has sentido que te observaban? Emma lo sabe, y su vida cambiará completamente por culpa de esto. Las reglas son sencillas: No confí...