Capítulo 8

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Las siguientes semanas fueron buenas, hubieran sido excelentes si tendríamos atrapado al culpable, a esa persona que quiere ver muerto a Harry, pero todavía no hay nada, Bart sigue detenido, pero no hay ninguna pista que nos lleve al verdadero responsable.

Mientras tanto todo está tranquilo en la vida de Harry, va a sus entrenamientos sin ningún inconveniente, entiende mejor las cosas y sale cuando sea necesario y nosotros estamos más unidos que nunca.

Hace unos días atrás, cuando acompañé a Harry en su entrenamiento fue un día inusual, un cuervo lo empezó a picotear en el aire mientras los demás jugadores se reían, Ginny tuvo que intervenir para que Harry no hechizara la ave.

—Deja de hacer eso, lo vas a quemar.

—Lo estoy haciendo bien, mira huele rico.

Ginny se acercó y observó la sartén. —Está mejor que ayer, ya no está  quemado, eso es un progreso.

—Habló la experta, la gran chef. —bufo Harry, mientras servía la comida para los dos.

Entre tú y yo, sin duda soy una experta, es algo básico, aunque sea hacer el arroz, hasta mis hermanos lo saben y eso que a ellos no les gusta cocinar.

Ginny se sentó al frente de él, mientras probaba el plato que le sirvió Harry.

Harry observaba a Ginny mientras ella prueba el primer bocado de la comida que él ha preparado, por abajo de la mesa cruzaba los dedos para que todo saliera bien.

—¿Qué te parece? —preguntó Harry.

Ginny miró a Harry. —está muy bien, le decía mientras volvía a probar otro bocado.

—¿Segura?

—Sí, deberías probarlo.

Harry acercó la cuchara con un poco de comida a su boca, lo probó y Ginny tiene razón, hasta el momento es lo mejor que ha cocinado, no podía negar que su pasta le salió delicioso.

—Ya estoy preparado para abrir mi restaurante.

Ginny empezó a reírse, tampoco exageres Harry, estas bien como jugador de quidditch, cuando te veo practicar en el estadio, me da ganas de subirme a una escoba y volar.

—Si quieres podemos ir a volar juntos en estos días.

Ginny le sonrió y asintió.

Siguieron comiendo y conversando de tantas cosas, a veces se turnaba con Harry para cocinar, lavar los platos y barrer, mayormente lo hacían con magia, pero de todas maneras Dobby y Kreacher sus elfos doméstico de Harry descansaba un poco.

Después de cenar, Ginny lavó los platos, y se sentó con Harry en el sofá, hoy tocaba ver una película, pero sus planes fueron interrumpidos por la llegada de un Patronus de forma de comadreja.

"Ginny estamos todos en San Mungo, Victorie ha tenido un accidente"

Ginny se levantó asustada, era lo que menos esperaba escuchar, Harry también se levantó, en estos días que han estado juntos conversando de tantas cosas, Ginny le contó acerca de su familia y también de su sobrina Victorie, se acercó y abrazó a Ginny.

—Harry, ¿Ahora qué hago?

—Deberías ir, le decía mientras le tocaba su cabello.

Se te olvida que no puedo dejarte sólo, que tal si alguien viene y te ataca. —no, no puedo dejarte sólo.

Harry se sonrojo, se separó de Ginny y le dirigió una mirada tierna, no es necesario que me dejes sólo, iré contigo, te voy acompañar.

—¿Harías eso por mí?

—Lo que sea por ti.

Ahora era Ginny quien tenía las mejillas rojas, no sabemos hasta que hora estaré, puedo quedarme todo la noche y tu mañana tienes entrenamiento a primera hora.

—No importa.

—Pero...

—Pero nada, no seas terca. —Agárrate de mi brazo, nos vamos a desaparecer, estas nerviosa para que lo hagas tú.

Ambos salieron del departamento de Harry, ya que Ginny había decidido poner seguridad en el departamento, nadie puede aparecer dentro de ahí, ni siquiera Harry.

Ginny asintió, se acercó a Harry y le tocó el brazo, en un segundo ya se encontraba afuera de San Mungo.

Entraron y caminaron hasta la planta baja, donde estaban los pacientes que han tenido accidentes provocados por artefactos muggles.

Ginny camino más rápido cuando vio a su familia, se acercó a su madre y le abrazó, en un lado estaba Bill con Fleur, ella no dejaba de llorar.

—¿Qué ha sucedido? —preguntó Ginny mientras saluda a todos sus hermanos y a sus cuñadas.

—Un accidente. —respondió Bill.

—Mi pogge nena. —habló Fleur, que lloraba en brazos de Bill.

Victorie estaba en la madriguera, jugando en el patio, yo dejé un artefacto muggle que había hechizado, ella se acercó, lo tocó y se golpeó la cabeza, cuando me di cuenta ella ya estaba en el suelo inconsciente. —hablaba Arthur con voz temblorosa.

—Cálmate papá, sólo fue un accidente. —mencionó Percy.

Harry observaba a toda la familia de pelirrojos, también había una pelinegra seguro es Audrey, la esposa de su Percy, una rubia que sin duda es Fleur, la esposa de Bill y la mamá de Victorie, y una castaña, ella debe ser Hermione, la enamorada de Ron —pensó.

Todos los Weasley conversaban entre ellos, todos están muy preocupados por la salud de la pequeña Victorie que nadie se dio cuenta que Harry se encontraba con ellos.

Pasaron unos minutos hasta que Ron dejó de hablar con Charlie para dirigirle a Harry una mirada de asombro, no podía creer lo que sus ojos observaban, se tocó varias veces para comprobar que no lo estaba imaginando, pero él seguía ahí.

Harry no sabía qué hacer, el hermano de Ginny no dejaba de mirarlo, sonrió tímidamente a Ron.

—Por Merlín, ¿Qué hace acá el mejor jugador de quidditch?

Todos voltearon a ver la misma dirección donde Ron dirigía su mirada, ahí en un lado se encontraba Harry que no sabía qué hacer.

—Harry Potter. —habló Fred.

—Está acá. —concluyó George.

Ginny se encontraba animando a Fleur que se había olvidado que Harry lo había acompañado.

Camino en dirección de Harry y se puso delante de él, su familia se acercó, todos esperaban una explicación de Ginny.

—Bueno cómo ya saben él es Harry Potter, él es...

—¿Tu novio? —interrumpió Ron.

—No, no lo es.

Cómo todos ustedes saben, tengo un trabajo que es ser la seguridad oficial de un jugador de quidditch, pues ese jugador es Harry Potter, está aquí porque yo no puedo dejarlo sólo por órdenes de mi jefe, entonces él decidió acompañarme para poder estar aquí con todos ustedes.

—Mi hija no lo obligó a venir, ¿verdad?

—¡Papá!, yo no lo obligue. —exclamó Ginny indignada.

—Te conozco hija y se lo que eres capaz.

Harry sonrió. —Ginny no me obligó a venir, decidí hacerlo porque yo quise acompañarla, ella es mi amiga.

Ginny se giró y quedó al frente de Harry y le sonrió.

—Mucho gustó en conocerte. —la señora Molly se dirigió a Harry.

Todos los Weasley se acercaron para saludar a Harry, Ron llevó a Ginny a un rincón.

—¿Por qué no me dijiste que trabajas para Harry Potter? —susurró.

—Por qué no es importante.

Claro que lo es, Harry es el mejor jugador que tiene el Chudley Cannons, estas compartiendo cosas con él, sabes cuántos quisieran estar en tu lugar, es un ídolo, le vas a pedir una entrada para su próximo partido y me lo das a mí, por favor.

Un jugador en peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora