Gata

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Ella se mueve como una gata en celo, pega su espalda a mi pecho, arquea su columna y presiona su firme trasero en mi cadera, sube y baja lentamente, aumentando el contacto, su piel, la suave tela de su ropa interior, el calor de su cuerpo... simplemente pasan directo a mi cerebro sin dejarme pensar.
Toma mis manos, las lleva a su cintura, y con sus movimientos me instiga a recorrerla. Acaricio su cintura, su abdomen y subo, por sus costados, mas que caricias es una exploracion, mis dedos recorren, presionan, sacando gemidos hasta llegar a sus pechos, los tomo en mis manos masajeandolos hasta tener sus pesones entre mis dedos y mi lengua en su cuello.
Ella solo se mueve, no habla, me éxito, disfruta, y casi balando sin despegarse de mi piel, beso su cuello y una de mis manos baja por entre sus pechos, sigue hasta su ombligo, lo rodea haciendo círculos, y sigue por su monte de Venus hasta el borde de su braga. Mis dedos, inquietos, reciben los suyos por encima, entrelazándose, y conteniéndome a invadirla, solo me deja acariciarla, guiándome a cada movimiento sobre la tela. Mi bóxer no me contiene, necesito su piel, la suave piel de sus nalgas en mi miembro, el calor de sus labios vaginales en mis dedos, ella me contiene, su lengua jugando con la mía me dice en mudas palabras que también lo desea, pero lo desea lentamente.
Aprieto su pezón, lo froto entre los dedos, nuestros dedos entrelazados profundizan entre sus piernas, como una gata en celo me guía por su vulva, sus labios marcados bajo la tela húmeda y caliente, sin decirme nada, su mano entra bajo mi bóxer, recorre mi trasero y lo baja lentamente, con un gemido, solo un gemido, me indica que quiere sentirme, se presiona y se frota terminado de bajármelo, dejando mi dureza entre nosotros. Es su señal, sin prisas, mis manos en su cadera se deslizan, bajando su ropa interior, por sus piernas, sus tobillos, hasta dejarlas como un trapo mojado en el suelo.
Mi pene entre sus nalgas, apretado, moviéndose, presionándose, adivinando el calor en su coñito, su humedad, mis manos recorriendo su cuerpo mientras beso desde su cuello a su hombro, mordiendo y lamiendo, empujándola hasta dejarla contra la puerta de mi habitación, dejando sus pechos apretados en mis manos, escuchando sus gemidos.
Sostengo sus caderas, haciendo que empine su colita, mis labios juegan en su nuca, y mi lengua baja recorriendo su columna, vertebra a vertebra, haciendo círculos en la última curvita de su espalda, ella sabe lo que quiere, mueve un poco su cadera y abre sus piernas mientras sigo hacia abajo, beso y muerdo sus nalgas, mi nariz recorre sus muslos y sin preámbulos beso su coñito, caliente y húmedo, mis labios en sus labios, y mi lengua que los recorre y abre un poco, se mueve, presiona y baja hasta su clítoris.
Ella gime, jadea, se moja, su clítoris es pequeño, duro y caliente, mi lengua lo frota, lo succiono y lo estiro un poquito antes de bajar y profundizar con mi lengua entre sus labios, mi pene es una barra de hierro al rojo vivo, y como si mi pensamiento fuera el suyo, ella se aparta y se arrodilla frente de mí, me mira a los ojos, y su lengua recorre desde mis testículos al glande, lo saborea, besándolo y mordiéndolo, lamiéndolo, hasta meter la cabecita entre sus labios y chuparlo suavemente.
Siento el calor de su boca, su boquita insaciable, que de pronto comienza a succionar mi duro miembro, tragándolo y sacándolo de su boca para lamerlo con ansia, mientras baja una de sus manos a entre sus piernas y se acaricia mirándome a los ojos, incitándome, calentándome al extremo, lame mi pene y lo chupa, dejándolo lleno de su saliva, lubricado, y con los dedos que se masturbaba, moja mis labios de sus fluidos, demostrándome su calentura, sus ganas de seguir.
Me mira, se sonríe y se gira, y como una gata en celo arquea su espalda sin levantarse, de rodillas y con las piensa abiertas mueve su cadera, sus dedos entre sus piernas recorren sus labios vaginales, los abren, ofreciéndomelos, mejor dicho, obligándome a arrodillarme detrás de ella, tomarla con firmeza de la cintura y sentir su calor en la piel de mi pene, tanteando hasta encontrar su abertura y empujando con fuerza hasta entrar profundamente con un gemido.
Me muevo con fuerza, casi levantándola en cada embestida, siento la presión de su vagina, húmeda y caliente, su cadera moverse cada vez más exigente, pidiendo más con sus jadeos, presionándose para sentir que mi pene la llena, la abre, invade su coñito, que se contrae a cada anticipo de su orgasmo, como un salvaje me muevo, entro en ella, la cojo, la empalo en mi verga dura y caliente, hasta sentir como se contrae, sus caderas se aceleran y en un jadeo se corre.
Ella se gira, con satisfacción en su cara y sin prisas toma mi pene, me masturba, siento sus dedos y los fluidos de su coñito, su lengua, sus labios, siento los espasmos de mi pene antes de correrme y finalmente mi orgasmo, y mi semen escurriendo entre sus dedos.
Despierto sobresaltado, mi mano aun en mi erección y las manchas del sueño húmedo en la sabana, solo fue un sueño, pero un sueño que espero se haga realidad.

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