Este es un proyecto que estoy comenzando, por ahora solo es eso, una especie de avance que me sirve para contextualizar una historia, que quizás termine variando con el tiempo.
Espero que les guste la idea, y si es así, me gustaría que me lo hagan saber en comentarios.Los controles de calidad siempre habían sido el diferencial de Positronic inc. Todos sus productos, desde los más simples controles automáticos de auto regulación en las casas, hasta los más sofisticados robots para la industria minera interplanetaria. Había un robot para cada necesidad, por supuesto después de que el mundo se había ido a la mierda hacia unos doscientos años, fabricar robots para suplir a los humanos en múltiples tareas había sido un gran negocio. La otra cara de este negocio fue que la reproducción humana se hacía in vitro. Nada de andar criando bebés por ahí, la ingeniería genética había logrado erradicar casi el total de las enfermedades, desgraciadamente cosas como la gripe y los resfríos aún no se habían solucionado y seguía vigente el eterno paracetamol.
El cambio tecnológico tenía su contraparte social, los humanos vivían aislados, el contacto físico era casi una conducta en extinción.
Al principio los robots sexuales habían sido la compañía perfecta, pero rápidamente pasaron de moda a favor de la realidad virtual, con conexiones neuronales lo suficientemente realistas que permitan una inmersión total, ni siquiera era necesaria la presencia física del robot, y además, podía cambiar su apariencia a gusto del usuario.
El último paso de los robots sexuales había sido usar los conocimientos de ingeniería genética combinados con una inteligencia artificial, pero fue un fracaso total, dejando muchos proyectos sin terminar, prototipos acumulando polvo en galpones, incluso algunas series completas que no llegaron a comercializarse, pero eso permitió el siguiente paso, las mascotas biotecnológicas de inteligencia artificial. De todos los tamaños, y con un comportamiento óptimo, no había problemas de que ensucien, o necesiten salir a pasear, era el complemento perfecto para mantener emocionalmente estables a los humanos, acostumbrados a solo relacionarse entre si por la red, aislados en sus casas, y teniendo sexo virtual conectados a la realidad virtual.
Sin embargo, casi cien años después de la producción del último robot sexual, aún existían esos abandonados eslabones perdidos entre los robots y las mascotas IA... Los MIA, metahumanos IA, perfectamente criopreservados, por qué ningún avance científico podía destruirse, siempre podía llegar a ser útil en algún momento. Alguien había pensado que su pequeño tamaño sería una ventaja para usarlos como personal de mantenimiento en las naves mineras interplanetarias, aunque nunca se llegó a implementar por qué ya había robots, de los reales metálicos, eficientes y baratos. También eran extremadamente ágiles, pero nadie pensó que eso podía usarse para algo, y así quedaron abandonados, unos perfectos cuerpos pequeños con un procesador altamente eficiente, pero que nunca habían sido programados para una tarea específica, se habían basado en antiguos diseños recuperados en en viejos teléfonos celulares, chicas que se vestían y maquillaban imitado a algún animal, gatos, perros, conejos, con la tecnología disponible era un juego lograr algo similar, y tampoco había esas absurdas normas éticas que habían retrasado por tanto tiempo el avance de la ciencia. Aunque nunca llegaron a salir del laboratorio, las unidades MIA eran perfectas, su diseño general era humanoide, podían pasar por un humano de pequeña estatura, al rededor del metro y medio de altura, delgadas, ágiles y elásticas, sus cuerpos con genética animal eran una maravilla que podrían haber superado a cualquier gimnasta artística de la antigüedad, el cabello de un color acorde a los del animal con el que se había hecho la hibridación, las orejas y algunos rasgos faciales, incluso algunos mantenían el cola característica, una forma poco ortodoxa para diferenciar un humano sintético de los verdaderos humanos, un problema que en su momento había contribuido a la perdida de interés por los robots sexuales.
Pero estás maravillas de la técnica, las unidades MIA, habían pasado todo tipo de pruebas, ya habían muerto los que habían tenido contacto directo con ellos, pero los informes eran unánimes, físicamente perfectos, con un apetito sexual casi animal, pero dóciles, solo tenían un defecto, el algoritmo avanzado de su IA tenia la tendencia a generar unas personalidades que quedaban fuera de los parámetros configurables, estaban diseñados a tener apego a sus propietarios, pero está personalidad que desarrollaban a veces los hacían elegir quien era su dueño y quien no, solo una fuerte programación lograba que sigan bajo el control de su propietario legal, pero a un alto costo, un estrés que llegaba a dañar el sistema operativo con la consiguiente necesidad de resetear todo a parámetros de fábrica.
Pero cien años es mucho, nadie realmente recordaba el proyecto, nadie pensaba en que en algún momento se habían usado robots sexuales, y los grandes depósitos muchas veces son renovados.
La orden había sido clara, despejar el depósito, descartar todo el equipamiento y enviarlo a reciclaje, esa tecnología antigua poco eficiente iba a aportar sus materiales constituyentes a nuevos productos, y las unidades almacenadas deberían ser incineradas. El equipo de trabajo no cuestionó las órdenes, eran eficientes y rápidos, pero nadie les había advertido de las medidas de seguridad y apenas intentaron desconectar el primer contenedor de las unidades MIA, se disparó el proceso de reanimación. Luego de unos minutos de confusión y apresuradas llamadas para conocer el protocolo a seguir. Era un lote de cinco unidades, cuatro entraron sin problemas en el transporte a la incineradora, el que quedó, siguió su proceso de reanimación, la unidad 54, MIA LIV. Había despertado sin ningún control de calidad.
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Cuentos eróticos
Short StoryUna serie de cuentos cortos +18 escritos por mi. Si no te gusta este tipo de contenido, directamente no entres.