Julia estaba de pijama, parada frente al espejo. Aún no reaccionaba del todo con una sonrisa medio boba. Había terminado su tarea, guardado sus cuadernos y libros, y había a bajado a la cocina, saludando con la mano a sus padres que estaban cenando, mientras se preparaba un sándwich y un vaso de jugo antes de lavarse para acostarse y leer un poco antes de dormir. Y cuando volvió a su cuarto tenía una llamada perdida en su teléfono, de un número desconocido. No le dió importancia y se tomó su jugo, la curiosidad le había picado, pero no al punto de devolver la llamada, mientras se lavaba los dientes el teléfono volvió a sonar, aunque era raro que alguien llame, está vez la curiosidad la hizo limpiarse rápidamente y agarrar el teléfono... Y en ese momento la voz la dejó de piedra -buenas noches, Julia- dijo su profesor. -Julia? Soy Erick Bresson, tu profesor de historia... Espero no ser demasiado invasivo al hablarte y por eso no me respondes- el tono irónico de su voz lo hacía imaginarlo con esa media sonrisa que solo reservaba para algún comentario inteligente sobre la clase, y eso le aflojó las rodillas y tuvo que sentarse.
-No... No sé preocupe, solo que me sorprendió la llamada... Nadie llama actualmente, sabe? Mandan un texto... No estoy diciendo que sea viejo...- hasta ella noto esa nota de nerviosismo en su voz, tomo aire y comenzó de nuevo -solo no esperaba su llamada, menos a esta hora-
-Entiendo lo de los textos, pero me gusta más saber que la otra persona me escucha cuando hablo cosas de profesor, sabes?- una pausa, pequeña -no te preocupes, no te hablo por algún tema académico, simplemente pensé que sería agradable ir a tomar un café, si no tienes problemas de salir en día de semana-
Sí Julia se había sorprendido de la llamada, se sorprendió aún más de lo directo y al punto que podía ser su profesor, esa invitación sin ningún rodeo, pero sin perder ese aire formal de todo lo que hacía. Su mente iba a máxima velocidad, tenía que pensar, tenía que respirar y dar una respuesta que deje claro que estaba de acuerdo con salir, pero que seguramente sus padres no la dejarían, o de hacerlo le harían miles de preguntas, que gustosa iría cuando la invite con más tiempo para prepararse... -Si, claro, me encantaría un café- su cerebro no tuvo tiempo de reprocharle nada a su lengua -paso por tu casa en una hora- fue la rápida respuesta de su profesor, y cortó.
Paso cinco minutos frente al espejo pensando que ropa ponerse, sonriendo, en pijama. Evitando pensar en sus padres, no quería llegar aún al punto de decirles que era lo suficiente mayor para salir sin pedir permiso, pero de ser necesario lo haría.
Finalmente reacciona -mierda, mierda, mierda...- mira la hora y elige que ponerse, rápidamente se viste, está vez sin la formalidad de cuando fue a la conferencia, aunque si se puso uno de los conjuntos de lencería de había comprado recientemente, el negro, con menos encajes, pero más pequeño. Una falda de jean, medias, tenis, y una simple camiseta negra ajustada, y una camisa blanca medio suelta por arriba.
Agarro la pequeña mochila donde llevaba sus cosas, y bajo de su habitación a ver con que panorama encontraría para salir de la casa.
La sala estaba desierta, y no se escuchaba ningún ruido, podía salir sin problemas, pero quería comprobar que sus padres estaban ya en su habitación. Miro la hora, diez minutos, podía ir de puntillas y escuchar a través de la puerta y tener tiempo de salir. No fue necesario, desde la sala se escuchó la aguda voz de su madre regañando a su padre por tardar tanto en ponerse el pijama -pobre papá... - dice con una sonrisa, pero tenía el camino despejado, revisa tener sus llaves, y suavemente abre la puerta, con el mismo cuidado la cierra. Ya estaba afuera. La rutina era el motor que movía a sus padres, y hasta las seis y media de la mañana, nada los sacaría de su habitación. Llegar pasada la media noche y solo dormir unas horas antes de clases no iba a ser problema.
Con una puntualidad de reloj suizo, el auto se detiene en la puerta, y Julia no espera que se baje a abrirle la puerta, como espera que suceda con toda la corrección de su profesor, y es ella la que da unos golpecitos con los nudillos en el vidrio mientras saluda con la otra mano y abre la puerta cuando llama la atención del profesor.
El rugido del motor no se hace esperar, aunque no es en exceso ruidoso se hace notar, y Julia siente el tirón de la inercia que la pega al asiento. El profesor estaba vestido totalmente informal, un pantalón de jean, y una camiseta que sin ser ajustada, dejaba ver que sus brazos no eran los típicos de un académico.
-Me alegro que hayas podido venir, tuve que mentir que hago un trabajo estadístico sobre las clases para poder acceder a los archivos personales de cada una y conseguir tu teléfono... Ahora voy a tener que hacerlo, para no quedar como un mentiroso- dice con una media sonrisa, girandose a verla en medio de que pasa un cambio del auto, Julia devuelve la sonrisa, intenta relajarse, no por sentirse incómoda, sino para no comenzar con sus ataques de verborragia y enredarse en lo que decir, el profesor no pregunta, y ella no dice que técnicamente se escapó de casa, -mejor asi- piensa.
-Yo tampoco sabía cómo conseguir su teléfono, la privacidad en el colegio es algo así como una regla sagrada, y no me animé a pedírselo personalmente... Pero quería hacerlo, y que sepa que estaba dispuesta a "ir por un café" algún dia- las comillas casi podían verse sobre su cabeza en el momento de decirlo, y espera que no pueda ver el rojo de sus mejillas, que imagina por el calor que siente en la piel.Para los que siguen la historia:
Elimine los números de capitulos a partir de ahora, va a seguir con una especie de subtitulo aclaratorio.
Otra cosa, definitivamente tengo que re editar todo esto y agregar cosas que veo necesarias, ya que nunca pensé hacerlo tan largo y faltan detalles en los primeros capítulos.
Y por supuesto, si les gusta, voten, y sigan.
Saludos.
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Cuentos eróticos
Short StoryUna serie de cuentos cortos +18 escritos por mi. Si no te gusta este tipo de contenido, directamente no entres.