Hacerte Sentir.

Desesperado

Ethan:

      De verdad que me esperaba cualquier cosa menos esto. Un cumpleaños sorpresa no es algo que haya tenido alguna vez en mi vida.

    Pero últimamente Cassandrea a cambiado todo en mi vida, con pequeñas cosas que puede, para otros, sean insignificantes pero para mí es un cambio completo de panorama, es salir de mi zona de confort para encontrarme con cosas nuevas que solo mejoran mi vida.

    Voy a ser sincero, por ese lado siempre fui un cobarde, con miedo de cosas nuevas, de arriesgar y perder. Y talvez haya Sido por eso que me era tan fácil arriesgar mi vida en mi trabajo, porque nunca me dió miedo a perderla.

     Ahora entiendo que en aquel entonces no tenía nada importante que me hiciera tener ese instinto de auto preservación. Solo el espíritu de machito engreído queriéndole demostrar a todos que podía cada día levantarme y ser mejor que el día anterior.

     Por mucho tiempo funcionó, pero de mala manera aprendí que hay cosas más importantes que el orgullo.

     Mientras converso con viejos compañeros de escuela, de unidad y personas con las que hacía mucho tiempo no interactuaba pero que en su momento me hicieron vivir buenas experiencias, miro a Cass de lejos, tan bella y sonriente. Me encanta el vestido que trae puesto, lo luce con un espíritu de nueva autoconfianza que nunca antes había visto en ella y que a decir verdad le queda mejor que cualquier ropa.

      Estoy seguro de que desnuda y con ese espíritu sería el centro de atención y las personas no serían capaces de despegar la mirada de su belleza.

      Pensarlo me pone celoso pero a la vez orgulloso de saber al tipo de mujer que elegí para estar a mi lado.

    Aunque lo de los celos no es solo por pensarlo, sino porque cada hombre soltero en este lugar, e incluso algunos  con parejas son incapaces de apartar la mirada de ella. Incluyendo al bartender que piensa que nadie se da cuenta de que la mira con esa expresión de admiración y anhelo con la que se mira a alguien inalcanzable. Voy a tener que hablar con él. Si quiere trabajar aquí no puede mirarla así .

     Ella se da cuenta de que la miro  y me devuelve la mirada con una sonrisa incluida. Sonrisa que me encanta como toda ella. Me hace una seña para que me acerque y uso cualquier escusa boba para despedirme de las personas con las que estaba hablando, aunque para ser sincero no les estaba prestando atención y llegar a ella.

     - Cariño- le digo en un susurro al oído mientras la abrazo por la espalda.- me necesitabas cerca.

    - Siempre.- me responde ella y con esa simple palabra tiene la habilidad de desarmarme completamente.- Cuando estás cerca mi cuerpo siente la necesidad de estar pegado al tuyo.

    -Me agrada escuchar eso- le hago una caricia por encima de su rodilla y muslo, justo donde sé que le dan cosquillas y escalofríos.

   -¡Ethan!- exclama riéndose. - Comportate.

    - ¡Nunca! Me niego a ser un niño bueno, a tí no te gustan los niños buenos.- le respondo.- Gracias por todo, esto nunca nadie lo había hecho por mí.

   - ¡De nada! pudiera hacerme la interesante y decir que lo hice todo yo sola y que me costó mucho trabajo; para que así me quieras más- exclama exageradamente y sonriente.- Pero eso sería una vil mentira. Tienes personas maravillosas a tu alrededor que apenas les di mis ideas se pusieron manos a la obra.

     - Si estás hablando de Isaac y Carl, cariño déjame decirte que no lo hicieron por mí, sino por borrachos que son los dos. Cualquier excusa es  buena para armar una fiesta.- le digo en broma.