Noche loca con las locas

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Ethan:

          Cómo explicar la manera en que me sentí cuando ella me llamo cariño. Sentí mi mundo dar vueltas en trescientos sesenta grados. Saber que no soy el único que cae cada día más rendido ante esta relación me reconforta hasta niveles insospechados ni siquiera por mi mismo.

           Se que la amo, no se lo he dicho aún y aunque estaba un poco confundido, hoy estoy totalmente seguro de lo que siento por ella. Fue su manera de ser tan dulce pero atrevida, su risa cuando le hago cosquillas, las sonrisas y su manera de calmarme con solo verme. Cuando la vi supe que quería tenerla, pero cuando la conocí supe que haría de todo por conservarla a mi lado.

             Hermosa es la palabra que tengo para describirla, cuando esta arreglada, desarreglada, acabada de levantar y hasta borracha sigue siendo la mujer más bella para mí. No le mentí a su madre cuando le dije que no existía mejor pareja para mí. Porque estoy seguro que ella no es de las mujeres que se rinden ante cualquier obstáculo y yo definitivamente no me daré por vencido ante ninguno, así que seremos dos para todo y Justo eso es lo único que he buscado toda mi maldita vida.

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           Ya se que deben estar obstinados de leer la palabra "Hermosa" saliendo de mi boca. Pero es que cada vez que la veo solo me funcionan dos neuronas y el resto es puro instinto animal. Dicho sea de paso mi boca está colgando en estos momentos junto con las babas que se me salen de la boca al verla ahora mismo.

          -Estas bellísima.- le digo acercándome.

          -¿Estás seguro, no quieres que me cambie?- me pregunta insegura.

           -No por supuesto que no, ¿por qué lo dices?

           -Es que se que eres muy celoso y posesivo. Este vestido enseña tanto que pensé no te iba a gustar.- me responde mirando al piso.

             -Mírame- le ordenó y coloco lo dedos por debajo de su barbilla para obligarla a alzar la cabeza.- Si soy celoso, si soy posesivo contigo. Pero nunca te voy a prohibir que uses un vestido ni cualquier ropa, mucho menos que te cambies. Eres hermosa y como tal tienes que lucir. Si los hombres te miran, bien, que lo hagan pero ninguno nunca te podrá poner una mano encima y al que se atreva tan solo a intentarlo lo mato. Quiero que todos sepan que eres mía, mi mujer y que te tienen que respetar como la reina que eres. Ese vestido es perfecto y los hombres tienen que aprender a entender que un vestido no les da derecho a faltarle a una mujer el respeto. Esa es mi opinión, no obstante yo siempre voy a estar ahí para apoyarte, cuidarte y defenderte de cualquier cosa o persona te quiera hacer daño.

        -Eres tan lindo, no se que hice para merecerte.- dice abrazándome por el cuello. Es tan chiquita que parece que se estuviese colgando.

          -Ser tú misma, es lo único que te hizo falta para poner mi mundo de cabeza.- le doy un beso profundo y cuando nos separamos ella se ríe de mi porque parezco un payaso con la cara pintada de rojo por culpa de su  labial. 

            Luego de limpiarme la cara y ella retocarse su maquillaje decidimos bajar hasta el club, donde están sus amigos y mis amigos juntos desde hace ya un rato esperando por nosotros.

           Las advertencias que me habían hecho de que sus amigas están locas no era juego. Realmente lo están y para colmo aparte de eso también borrachas.
Luego de una hora en el club ya se han tomado más de cinco botellas whisky, nunca había visto a mujeres tomar tanto y emborracharse tan poco. A Cassandrea le pedí Piña colada sin alcohol y me he encargado de que no le falte una en la mano durante toda la noche. No quiero que beba, a lo mejor puede darse uno que otro trago, pero mínimo, luego de saber su condición de salud no quiero que por nada del mundo ella sufra un retroceso y termine mal como antes. No soportaría perderla a ella también, creo que ella se dio cuenta de lo que planeo hacer pues aunque sus amigas le han brindado tragos ella los niega y les dice que con la Piña colada ya tiene suficiente, luego me sonríe y me da un pequeño beso.

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