Hacerte Sentir.

Tú no eres él

Cassandrea:

     La fiesta está saliendo mejor de lo que pensaba, él se ve tan feliz. Así como todas las personas en esta sala.

    Estoy cerca de la barra y siento como su mirada la tiene fijada en mi desde lejos, así que cuando lo miro y veo sus ojos sé que no le está prestando atención a lo que dicen sus acompañantes, que lo más seguro es que este desnudandome en su mente.

     Y bueno no me sorprendería, durante toda la noche, a cada que tiene oportunidad me dice las ganas que tiene de arrancarme el vestido. No es el único, yo también estoy loca por arrancarle la ropa.

      No me juzguen, pero es que se ve mejor sin ella.

     Cuando veo que no va a dejar de mirarme, le hago señas para que se acerque a mí y él inventa cualquier escusa para cortar la conversación con las personas enfrente de él.

      Se acerca a mí y me susurra palabras que nunca pensé, luego de mi operación, que un hombre me diría. Me hace cosquillas y luego nos ponemos hablar por un rato. Sin importarnos las personas alrededor.

     Cuando veo que faltan media hora para las doce, decido ir a por su regalo. Quería ir sola pero el no me dejó. Por lo menos lo convencí de que se quedará en la escalera.

      Voy rápido hasta su cuarto, saco el regalo de la gaveta que estaba en la mesita de noche y sonrió.

      Siento una presencia detrás de mí, me giro y veo su figura contorneada en la puerta, no le distingo la cara porque está oscuro y no me moleste en encender la luz cuando entre.

      -Ethan!!!- le digo riéndome.- Te dije que no subieras no seas impaciente.

      - Digamos que no podía seguir esperando, este es el momento perfecto.- contesta y frunso el seño pues aunque se parece esa voz no es la de Ethan.

       -¿Quién eres?, Tú no eres él.- digo pegandome a la mesita de noche cuando empieza a invadir el cuarto.

       - Bravo cuñadita que inteligente que eres, pero no te preocupes somos casi iguales apenas y notarás la diferencia, aunque en la cama yo soy mejor.- me dice y se acerca más.

       -¿Qué dices imbécil? No te me acerques. - le grito pero el no me hace caso. Por lo que cuando iba a tocarme arranco la lamparita de mesa y se la estrelló en su cabeza.En los segundos de su aturdimiento me subo a la cama y la cruzo y salgo corriendo hacia la puerta, pero cuando estaba al punto de salir el me alcanza y me agarra por el pelo fuerte y luego me tira en el piso. Trato de levantar pero me pega una patada en el estómago que me deja sin aire y posiblemente con dos costillas rotas.

       - Yo no quería hacerlo de esta manera. Pero ustedes las mujeres se hacen mucho de rogar cuando en realidad no son más que unas perras.- me escupe a la cara y luego saca su arma. Por un momento pensé que me iba a matar, pero la vira y termina dándome un golpe en la cabeza con la culata.

         Solo recuerdo el golpe y todo negro después.

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         -¡¡¡ Despierta!!!- Siento como me zarandean de un lado al otro de manera brusca.- Vamos ,rápido, despierta que el jefe te necesita.

         Siento esas voces en un inicio tan lejos y luego se van acercando.

         -¿Qué pasó ? Pregunto aturdida.- cuando abro bien los ojos veo que estoy en un cuarto sucio y con moho en las paredes debido a la humedad. Es un cuarto tan pequeño que se parece al cuarto donde uno guarda las cosas de la limpieza. Es horrible. Es ahí cuando me acuerdo de lo que pasó.