Capítulo Cinco

522 41 0
                                    


Kate echó el pie hacia atrás y lo devolvió al suelo. -Debería castigarte por tu comportamiento repugnante.

Su mirada voló hacia la de ella, brillante y hambrienta, antes de bajarla rápidamente. -Sí, knyazhna.

Un escalofrío caliente recorrió la columna vertebral de Kate. Ella lo miró fijamente, con los brazos cruzados. -Antes de que esto vaya más lejos, dime tu palabra de seguridad.

Mikhail negó con la cabeza, juntando las cejas. -No tengo una. No quiero una.

-Bueno, yo quiero una. Así que considera esto como una orden, dame una palabra de seguridad.

Él la miró, la desgana hosca en guerra con su deseo obvio de continuar. -Elige uno para mí.

Kate se encogió de hombros. -Rojo para detenerse, amarillo para reducir la velocidad, verde para continuar. ¿De acuerdo?

-Sí, está bien. -resopló, claramente sin intención de usarlos.

-Si te pido un color, será mejor que estés preparado para responderme. -espetó.

Su tono borró el mal humor de su mirada. -Sí. -dijo. -Lo hare.

-Bien. Dame un color entonces.

Sus labios se arquearon, desconcertado pero aún así obedeció. -Verde.

-Buen chico. -Dejó que su mirada lo recorriera, tomándose su tiempo. -Si te poseo, quiero ver mi posesión. Sin camisa.

Se movió con rápida obediencia. Los músculos de sus antebrazos se flexionaron mientras se desabrochaba la camisa, deslizándola para revelar una camiseta interior blanca y lisa que se extendía sobre un amplio pecho. Una cadena de plata con un pequeño colgante ovalado rodeaba su cuello, descansando contra su pecho.

Kate se levantó del escritorio y se inclinó para examinar el collar. Mikhail se quedó inmóvil mientras ella levantaba el colgante. Era una medalla de un santo, la Virgen María, fundida en un estilo que parecía más bizantino que romano.

-¿Eres religioso? -ella preguntó.

Mantuvo la mirada baja. -No. -Había un mundo de significados no dichos, contenido en esa única y breve respuesta. Si ella le ordenaba que explicara, ¿obedecería? No estaba segura de querer averiguarlo. No estaba segura de querer saber nada sobre lo que significaba la medalla para él. Cuanto menos sabía sobre él, más bidimensional permanecía, más fácilmente podía mandarlo sin el menor escrúpulo.

Dejó caer el colgante y se enderezó, retrocediendo para apoyarse de nuevo contra el borde del escritorio. —Quítate la camiseta —ordenó ella.

Extendió la mano detrás de sí mismo, agarrando la parte de atrás de su camisa y sacándosela por la cabeza de esa manera que los hombres siempre hacen. ¿Por qué hacía tanto calor? Kate parpadeó, tratando de mantener su expresión tranquila.

Volvió a bajar los brazos y, de repente, se mostró una gran cantidad de piel desnuda. Bello negro cubría su pecho y corría por su abdomen en una amplia franja. Era grueso a través del torso, denso con músculos, pero no cortado con la definición de rata de gimnasio. Su fuerza era evidente, pero no llamativa. Parecía que podía unir una yunta de bueyes para arar, o cortar una cuerda completa de madera con un hacha, y luego usar los troncos para construir una cabaña a mano. Era fácilmente lo suficientemente fuerte como para dominar a Kate, y el hecho de que en su lugar se arrodilló ante ella, rindiéndole toda esa fuerza, envió una descarga sofocante por su piel.

Reprimió un escalofrío y cruzó los brazos sobre el pecho para fingir indiferencia. -Quítate todo. Estás siendo castigado. Tendrás que recuperar la ropa.

"Preferential Treatment" (Trato Preferencial) TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora