Epílogo

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-¡Agh , por favor, knyazhna!

-Lo siento, pero te lo buscaste  tu mismo. -Ella deslizó su pie descalzo por su eje, presionando la cabeza sensible firmemente contra su estómago. Yacía de costado a sus pies, en el piso de su oficina en el edificio Domovoy. Estaba casi vestido, a excepción de sus pantalones que habían sido desabrochados y tirados hacia abajo de sus muslos, y su corbata, que actualmente mantenía sus muñecas atadas detrás de su espalda.

-Voy a correrme. -dijo entre dientes mientras ella jugueteaba con la cabeza de su polla.

-Mejor no te atrevas. -Ella deslizó su pie hacia abajo, aplicando una presión amenazadora a sus testículos.

Jadeó y gimió, retorciéndose inquieto. Su pie presionó un poco más fuerte.

-Quédate quieto.

Se congeló, excepto por el temblor que recorrió cada músculo tenso.

-Ahora, sobre esos diez millones—

-¡Para los políticos! —escupió, incapaz de contenerse.

Presionó con más fuerza sus testículos, haciéndolo gruñir, sus caderas balanceándose hacia atrás, alejándose de la presión del castigo.

-Para algunos candidatos valiosos que se dedican a derrocar a Citizens United. -explicó pacientemente.

-Pensé que querías que pudiera usar mi riqueza injusta para influir en la política para mejor. -dijo entre jadeos.

-Si podemos sacarte a ti y al resto de tu clase de la política por completo, no necesitaré tu influencia.

-Eso es algo casi imposible. -hablo, más confiado de lo que tenía derecho a estar. -Así que todavía me necesitarás.

Gritó ante el zumbido repentino contra su próstata. Se había olvidado del enchufe.

-No te pongas arrogante. -dijo Kate. Ella sonrió mientras él se retorcía debajo de ella, suplicando clemencia.

-¡Detente, me voy a correr! Por favor, knyazhna, no puedo... ah ... No, no, no... -La primera pulsación del clímax lo hizo doblarse, gimiendo. Kate inmediatamente cortó las vibraciones del tapón y apartó el pie de sus bolas, robando toda la sensación para que él sintiera nada más que pulsantes contracciones en su centro, la filtración húmeda de semen derramándose de su polla. Maldijo con saña en inglés, ruso y todos los demás idiomas que conocía.

El orgasmo sin sentido y sin placer llegó a un final débil, y él se hundió contra el suelo, gimiendo y sin aliento.

-Oh, no. -dijo Kate con perversa diversión. -Mira el desastre repugnante que hiciste. Sabes lo que significa, verdad. Lámelo.

-Knyazhna, por favor, no.

-Entonces libera los fondos.

Se quedó allí, deliberando. ¿Obediencia o castigo? Hoy, la obediencia ganó. -Bien. -gruñó. -El dinero es tuyo.

Ella presionó su pie en el charco de su semen, luego lo arrastró por su cara, dejando una mancha pegajosa. -Buen chico. Ahora, ve a buscar toallas y limpia esto.

Antes de que pudiera hacer eso, le tomó algún tiempo liberar sus muñecas de la corbata, en lo que Kate no se molestó en ayudarlo. Con las manos libres, fue a buscar toallas a su baño, mojándolas en el lavabo. Mientras limpiaba el suelo, Kate enganchó las rodillas sobre los brazos de la silla de su escritorio y se acarició el clítoris. No se le permitía tocar ni mirar, un castigo continuo por su anterior resistencia.

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⏰ Última actualización: Dec 19, 2022 ⏰

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