DON'T BLAME ME | harwin strong - hotd

ㅤㅤㅤchapter eighteen

LA PRINCESA DE CABELLO PLATINADO INGRESÓ a la fosa de los dragones con cuidado, descendiendo los escalones de la entrada con la ayuda de uno de los cuidadores hasta acercarse a donde aguardaban los niños acompañados de Maelys. Junto a Daisy y Jacaerys, que eran quienes iban a practicar, se hallaban Sage, Aemond, Aegon y Alderion.

Cuando la joven estaba llegando a ellos, los cuidadores sacaron con mucho cuidado, temiendo salir heridos en el proceso, a Vermax, un pequeño dragón con su cuerpo de un color verdoso y sus alas rojizas contrastando con el resto de su cuerpo que pertenecía a Jacaerys, y a Vritra, una dragona con su cuerpo de un precioso color azulado que tenía tintes morados en sus alas y cola, perteneciente a Daisy.

— Dejen que se acerquen. —indicó uno de los cuidadores, que estaba junto a los niños, hacia los demás que sostenían a los dragones.

Al ver que ninguno de los dos niños parecía tener intenciones de acercarse, luciendo ligeramente asustados, Maelys se acercó a ellos colocándose de cuclillas a su lado— Pueden acercarse a ellos un poco, no van a hacerles daño, solo deben intentarlo ¿está bien?

Rhaella terminó de acercarse al grupo, colocándose a un lado para no distraer a Jacaerys y Daisy, una sonrisa dulce apareciendo en sus rosados labios cuando Aemond se acercó a ella rodeándola en un abrazo que sin dudarlo la princesa correspondió, abrazándolo por los hombros mientras ambos miraban el entrenamiento.

— ¿El viaje con mi padre y Aster estuvo bien?

Aemond asintió, sus ojos brillando con emoción— El tío Maelys me permitió tomar las riendas y darle indicaciones a Eborsisk.

— Está claro que ese dragón se ha encariñado contigo, creo que incluso más que conmigo. —murmuró arrugando su nariz y robándole una sonrisa al niño— Jamás hizo caso a mis órdenes cuando mi padre me llevaba con él, todo un privilegiado Aemond, empiezo a sentir envidia. —una risa escapó de los labios de Aemond cuando Rhaella picó su costado con suavidad haciéndole cosquillas.

— ¡Alto! —la voz de Jacaerys hablando en alto valyrio llamó la atención de ambos, notando como retrocedía cuando Vermax trató de aproximarse a él.

— Vitra compórtate. —habló con voz firme Daisy al ver como su la dragona se movía de un lado a otro, como si estuviera danzando, y al oír la voz de la niña se detuvo.

— ¡Eso es! Han estado excelentes los dos, creo que ya podemos hacer la prueba. —Maelys hizo una seña y por una puerta ingresaron dos cuidadores, cada uno con un cabrito que dejaron amarrados en extremos opuestos frente a cada dragón— Tú primero Jace, parece que Vermax está bastante inquieto.

— ¡Vermax! —el dragón ignoró la voz del niño, continuando con los chillidos hacia el cabrito.

— Jacaerys tienes que hablar con firmeza, tienes que tratar de mantenerlo bajo control, pero con respeto, lo que buscamos aquí es que ustedes creen un vínculo con sus dragones y para ello el respeto y la firmeza son esenciales. Una vez que hayan creado un vinculo con ellos ya no responderán a nadie más, solo los seguirán a ustedes.

— ¿Puedo intentar primero? —Daisy habló mirando a su abuelo con una sonrisa, moviéndose ansiosa en su lugar.

— Adelante Daisy.

— Vritra, ¡Dracarys! —ante la orden de la niña la dragona dio un paso hacia el frente y abriendo su mandíbula dejó escapar una gran llamarada que terminó calcinando por completo al cabrito que tenía en frente. Una grito de emoción escapó de los labios de Daisy que corrió a abrazar a su abuelo entusiasmada.

— ¡Me toca! —exclamó Jacaerys dando un paso al frente— ¡Dracarys, Vermax! —una vez más una llamarada iluminó el lugar y una risa brotó de los labios de Jace, que levantó su puño en el aire con emoción.