ㅤㅤㅤchapter twenty seven

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— MADRE, ¿PUEDO HABLAR CON USTEDES DOS EN PRIVADO, antes de la cena con el rey?

Habían pasado algunas horas desde todo lo ocurrido durante la audiencia en la sala del Trono de Hierro, Viserys se había retirado a su habitación con la compañía de los maestres mientras el resto de la familia se retiraba para aguardar hasta la hora de la cena que Viserys quería tener con toda la familia reunida. Tanto la familia de Rhaella como la de Rhaenyra se hallaban en la antigua habitación de la mayor de las princesas, los niños jugando en un rincón, los más jóvenes hablando entre ellos en unos sofás que había dispersos mientras los adultos hablaban sobre lo ocurrido en la audiencia con Vaemond Velaryon.

Por lo que la figura de Aemond acercándose a ellos y realizando esa pregunta los había tomado por sorpresa.

— ¿Está todo bien, cielo? —cuestionó Rhaella recorriendo el rostro del joven con su mirada y su torso, buscando algo que estuviera mal o que pudiera indicarle que ocurría.

— Lo está, no estoy herido si eso es lo que te preocupa. —Aemond sonrió al notar que Rhaella soltaba un suspiro— Sólo... Necesito hablar con ustedes a solas, ¿puede ser ahora?

La mujer de ojos lilas le dedicó una mirada curiosa a su esposo, quien asintió levantándose de su asiento mientras le tendía una mano a ella para ayudarla— Por supuesto, Aemond, quizás podemos ir a los jardines, desde que llegamos he notado que poca gente pasa por ellos estos días. —murmuró Harwin.

— En unos minutos regresamos, dejo a los niños a tu cargo Nyra. —la joven asintió dedicándoles una pequeña sonrisa para volver a la conversación con Waylan, Daemon y Maelys, mientras Harwin abría la puerta para que Aemond y Rhaella pudieran pasar.

En silencio los tres se encaminaron hacia los jardines, un lugar que trajo decenas de recuerdos a la mente de Rhaella y Harwin, recordando todo el tiempo que ambos habían pasado en ellos, recordando como ese lugar había sido testigo de su primer beso y de todas aquellas dulces palabras que Harwin había pronunciado para declararle su amor, un amor que prevalecía y que se hacía más y más fuerte con el paso de los días.

Rhaella observó con melancolía las pocas flores y arbustos que quedaban en el lugar, luciendo mucho más apagado que años atrás. Sin su presencia el jardín se había venido poco a poco abajo, puesto que ella siempre había sido la encargada de cuidarlo como su madre lo había hecho años atrás. Al marcharse a Dragonstone le había dolido dejar todo eso atrás, pero con la ayuda de su padre y Harwin, la joven había logrado obtener semillas de cada tipo presente en el original para poder tener uno en su nuevo hogar y sentir así que su madre aún estaba a su lado, a pesar de los años.

Una vez en el mismo, Rhaella y Harwin tomaron asiento en uno de los bancos de concreto que aún estaban en el lugar, mientras Aemond se quedaba de pie frente a ellos. La princesa observó al joven del parche con curiosidad, notando como movía su manos nerviosamente, jugueteando con los anillos que portaba en sus dedos, y como parecía susurrar palabras que no llegaba a comprender por el escaso volumen de su voz.

— Aemond, cielo, ¿qué ocurre? —cuestionó la mujer con un tono de voz dulce— Comienzas a preocuparme.

Fue entonces que Aemond dejó de moverse en su lugar, colocando la mirada en la pareja que lo observaba intrigada por su actitud— Lo siento, sólo estoy... estoy tratando de encontrar la mejor forma de iniciar con la conversación, cuando hablé con el abuelo Maelys esto fue mucho más sencillo. —refunfuñó frustrado.

— Puedes tomarte tu tiempo Aemond, cuando estés listo estaremos aquí para escucharte. —habló Harwin dedicándole una sonrisa cálida.

Aemond asintió, respirando profundamente antes de comenzar a hablar— Entenderé si no están de acuerdo con lo que quiero pedirles, sé que no soy la mejor opción y que ella merece mucho más de lo que probablemente yo pueda llegar a darle, ella merece todo, la luna, las estrellas y más, y ¿quién querría al hijo olvidado, a quien su familia original jamás amó y que encima le falta un ojo? Pero, aun así, quiero arriesgarme e intentarlo, el abuelo Maelys siempre me dijo que jamás dejará de seguir a mi corazón así que eso es lo que estoy haciendo ahora.

DON'T BLAME ME | harwin strong - hotd Donde viven las historias. Descúbrelo ahora