ㅤㅤㅤchapter twenty three

4.6K 566 86
                                    

LA JOVEN MOVÍA SUS BRAZOS CON SUAVIDAD, meciendo al bebé que descansaba en ellos, disfrutando de la calidez que su madre le brindaba. Rhaella se hallaba dando vueltas en la habitación que los Velaryon le habían dado para su estadía en Driftmark, observando con una sonrisita en sus labios el rostro de Ren, el nuevo integrante de la familia. La luz de la luna y las estrellas se colaba por la ventana de la habitación y la brisa marina movía con delicadeza las costinas que colgaban en esta.

Había transcurrido solo un día desde que el rey y su familia se habían marchado hacia Desembarco del Rey, y por ende había transcurrido solo un día desde que Aemond había decidido quedarse a vivir con ellos. La noticia había tomado por sorpresa a los demás, pero no habían dudado en recibirlo con los brazos abiertos, siendo los niños los más emocionados de tener a Aemond viviendo con ellos. Y la joven princesa ya se había encargado de enviar un cuervo hacia Dragonstone para comunicar que necesitaban preparar una nueva habitación para Aemond, además de solicitar la confección de nuevas vestimentas, puesto que todo lo que el niño tenía había quedado en Desembarco del Rey. Mientras tanto, Aemond se encontraba utilizando algunas prendas extras de Jace que Rhaenyra le había entregado, aunque al niño no parecía molestarle en absoluto, corriendo por todo el lugar junto a los demás riendo y jugando.

Dejando al pequeño en una cuna que Corlys le había entregado, Rhaella llamó a una de las nanas para que se quedaran mirando a Ren mientras ella iba a despedirse de sus hijos puesto que ya era su hora de dormir. Con tranquilidad la joven se dirigió a la habitación donde sus hijos estaban pasando las noches en Driftmark, al abrir la puerta una sonrisa floreció en sus labios al ver la escena frente a sus ojos. Por un lado, se hallaba Harwin, arropando a sus hijas con un libro en su mano, preparándose para leerles un cuento hasta que ambas cayeran dormidas, que por lo general ocurría bastante rápido y nunca llegaban a completar la historia. Y por el otro lado, estaba Maelys ayudando a Aster a colocarse su ropa de cama mientras Aemond se colocaba la suya sin ayuda.

— ¿Ya han venido a limpiar la herida? —Rhaella se acercó a Aemond, ayudándole a colocarse su camiseta con cuidado de no tocar su ojo, que aún seguía bastante inflamado y enrojecido.

— Había traído lo necesario para hacerlo luego de ayudar a Aster con su ropa de cama. —habló Maelys, alzando a Aster sobre su hombro, provocando que el pequeño riera mientras su abuelo lo movía de un lado a otro.

— Oh, yo me encargo entonces. —la princesa tomó los materiales que estaban dentro de una cesta y con cuidado se sentó en la cama junto a Aemond, analizando cada detalle de la herida, recordándole bastante a la cicatriz que su padre tenía en el suyo, con la diferencia de que a pesar de haber perdido la vista el sí había logrado conservarlo— ¿Te duele mucho, cielo?

— No, no tanto como cuando ocurrió, la leche de amapola que me da el maestre ayuda bastante a disminuir el dolor. —Rhaella asintió con una pequeña sonrisa, tomando en sus manos uno de los paños y empapándolo en el cuenco donde había una mezcla de hierbas que ayudarían a disminuir la inflamación además de ayudar con la cicatrización. Con mucha suavidad, Rhaella apoyó el paño en toda la zona afectada, moviendo con delicadeza el rostro de Aemond para poder cubrir todo el espacio. Una vez que estaba segura de que había mojado toda la zona, la joven tomé una pomada untándola en su dedo para comenzar a aplicarla con tranquilidad hasta que toda la zona enrojecida estaba mucho más blanquecina por la presencia de la pomada.

Cuando había terminado de utilizar todo, Rhaella dejó la canasta a un lado, tomando las manos de Aemond entre las suyas— ¿Cómo te encuentras? Y no me refiero a tu ojo, cielo.

Aemond jugueteó con los anillos de Rhaella, soltando un suspiro— Estoy bien, mejor de lo que esperaba.

— ¿Estás seguro de tu decisión Aemond? No me enojaré si te arrepientes, puedes regresar cuando tu lo desees, estoy segura de que tu madre no hablaba en serio con todo lo que dijo antes de partir, solo estaba enojada conmigo y terminó desquitándose contigo. Quizás los echas de menos y es entendible.

DON'T BLAME ME | harwin strong - hotd Donde viven las historias. Descúbrelo ahora